El siguiente, por favor
La probable marcha de Nueva Izquierda abre en Izquierda Unida el miedo a una purga m¨¢s amplia
Hay viejos chistes que siempre encuentran acomodo en nuevas situaciones. Ahora, en Nueva Izquierda (NI) se cuenta algo que ya se aplic¨® en su d¨ªa al PCE. Y por las mismas razones. Se cuenta que a un dirigente de NI alguien le recrimin¨® que no asistiera a las reuniones de los ¨®rganos de direcci¨®n de TU: "?Por qu¨¦ no fuiste al ¨²ltimo Consejo Pol¨ªtico?"'. Y respondi¨®: "Hombre, si hubiera sabido que era el ¨²ltimo... ". Y lo fue. El Consejo Pol¨ªtico del pasado 28 de junio ha sido, sin duda, el ¨²ltimo para los dirigentes de NI. Y seguramente tambi¨¦n para otros.En apenas un mes y medio la organizaci¨®n que encabezan Cristina Almeida y Diego L¨®pez Garrido ha sido pr¨¢cticamente barrida del escenario de IU. Pero en pol¨ªtica no hay nada gratis. Y el precio, casi siempre, est¨¢ fijado a plazos, cortos o largos. La expulsi¨®n de NI ha despertado en la organizaci¨®n el viejo fantasma de la purga y la ruptura. Unos, por compartir las mismas ideas; otros, por el temor a ser los siguientes en la lista. El caso es que empiezan, a ser demasiados los que no apoyan las medidas adoptadas por Julio Anguita. No le apoyan, pero le temen.
Porque de Anguita se podr¨¢n decir muchas cosas. Pero en esta crisis, la m¨¢s importante desde la que sirviera Santiago Carrillo para hacer una profund¨ªsima purga en el PCE, nadie podr¨¢ decir que se ha comportado como los malos del follet¨ªn. El coordinador general, que el s¨¢bado insisti¨® en Tarifa (C¨¢diz) en que hac¨ªa tiempo que NI s¨®lo estaba en cuerpo en la coalici¨®n, no en alma, ha actuado a cara descubierta, anunciando cada uno de sus pasos y asestando de propia mano cada una de las pu?aladas con que ha cortado los lazos. Los sicarios, que los ha habido, lo han sido voluntariamente y su papel se ha limitado a jalear al l¨ªder.
Ha sido Anguita, ampar¨¢ndose en una mayor¨ªa que nunca se ha hecho notar en IU, quien ha eliminado la contestaci¨®n interna por el expeditivo sistema de reducir la disidencia a la nada. Y, como don Mendo, el temor a no llegar, "y ser del otro deudor", le ha llevado a pasarse. Lo que, tambi¨¦n como don Mendo, posiblemente tampoco le sirva para alegrarse, porque "ay de t¨ª si te pasas; si te pasas, es peor".
Pero ?se marcha NI de IU? En pol¨ªtica hay cosas que nunca deben anunciarse. Lo que s¨ª parece cierto es que el momento para decirlo no ha sido el que ha elegido su secretario federal, L¨®pez Garrido. Desde el ¨²ltimo Consejo Pol¨ªtico, en el que la mayor¨ªa nucleada en torno al PCE, con la magra e innecesaria ayuda del Pasoc, refrend¨® las sanciones para sus dirigentes, qued¨® claro que su presencia en la coalici¨®n ten¨ªa los d¨ªas contados.
Isabel Vilallonga, veterana militante de NI y que ya sufri¨® otra purga en el PCE, se desped¨ªa en la noche del 28 de junio de los periodistas: "Dudo de que podamos seguir aqu¨ª. Cuando te metes en pol¨ªtica, te metes para trabajar, para hacer pol¨ªtica. Estar en una organizaci¨®n y no poder hacerlo te lleva a la melancol¨ªa". Vilallonga recog¨ªa el sentir de muchos de sus compa?eros, aunque Juan Berga, haciendo de tripas coraz¨®n, se lanzara por la senda del optimismo: "Ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil, pero seguiremos intentando cambiar las cosas en IU. Nuestro sitio est¨¢ aqu¨ª, en esta organizaci¨®n que contribuimos a crear y que no abandonaremos voluntariamente".
El tiempo, a veces, se hace eterno. O demasiado fugaz. En apenas mes y medio, las palabras de Berga y las de Vilallonga y las de L¨®pez Garrido, las de los diputados de NI condenados, y nunca mejor dicho, al ostracismo han volado como - pavesas. Los ¨²ltimos acontecimientos registrados en el Pa¨ªs Vasco con motivo del asesinato a manos de ETA del concejal popular Miguel ?ngel Blanco han servido para hacer ver que las contradicciones y las diferencias en IU son mucho m¨¢s profundas de lo que pod¨ªa entenderse s¨®lo como batalla ideol¨®gica con NI. La ambig¨¹edad y las dudas demostradas por IU tienen que ver con muchas m¨¢s cosas.
El alineamiento de Anguita con las posturas m¨¢s duras de IU del Pa¨ªs Vasco, su negativa a condenar a los ediles de Mondrag¨®n o Arrigorriaga y, sobre todo, su distanciamiento en materia de terrorismo respecto a los dem¨¢s partidos democr¨¢ticos han servido tambi¨¦n para hacer m¨¢s profundas las fisuras de la coalici¨®n. En su peculiar estilo, Anguita ha preferido que IU se rompiera en dos trozos antes que dar su brazo a torcer en lo que hasta su propia gente ha calificado cuando menos de "inoportunidad pol¨ªtica y humana".
Ni siquiera entre sus m¨¢s ¨ªntimos, o entre los que se creen m¨¢s ¨ªntimos, ha encontrado comprensi¨®n Anguita. No han comprendido ni su actitud ni que acudiera a la llamada de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar para hablar de su postura en Euskadi. S¨®lo el PCE se ha mantenido a pie firme en la defensa de unas posiciones que, dentro del mismo partido, tienen muy distinto apoyo. Pero el caso vasco ha dibujado n¨ªtidamente la l¨ªnea que divide IU. Una l¨ªnea que no est¨¢ ya s¨®lo en que se haya excomulgado a la federaci¨®n de Galicia por su pacto electoral con los socialistas. Ni en el cuestionamiento que cada d¨ªa se hace de la independencia de iniciativa per Catalunya (IC). Ni en las amenazas al PSUC para invadir con las armas del PCE su tradicional territorio. La pol¨ªtica de Anguita ha ido cayendo inexorablemente en el regazo de un PCE que quiere revivir viejos sue?os, sin socios molestos ni compa?eros que ya no necesita. ?sa es la l¨ªnea que divide. La misma que separa a TU del PCE.
Anguita, que en su d¨ªa fue el m¨¢s ferviente defensor de que el PCE tuviera un merecido descanso eterno, ha encontrado ahora entre sus brazos su mejor defensa. Dentro de IU s¨®lo cuenta con el apoyo del Pasoc, y seg¨²n para qu¨¦ cosas, y el m¨¢s inestable de Izquierda Republicana. Pero ambas formaciones tienen muy poca presencia real en las bases. Son dos partidos que se saben d¨¦biles y que saben, como los primeros cristianos, que s¨®lo la fe en Anguita les colocar¨¢ en el reino.
La marcha, o expulsi¨®n, de NI ha obligado a abrir trincheras a otros sectores de la coalici¨®n que temen ser los siguientes: no se trata s¨®lo de las federaciones cercanas a NI, que tambi¨¦n se plantean la salida -Pa¨ªs Valenciano, Cantabria o Castilla-La Mancha-, sino tambi¨¦n de otros sectores que, al margen de su fuerza, han prestado su imagen y han justificado a IU, como Los Verdes, o la tercera v¨ªa, que ha intentado, sin ¨¦xito alguno, que no se produjeran las sanciones contra NI. Otros, como Espacio Alternativo, han visto c¨®mo la mayor¨ªa echaba abajo el trabajo de meses por haber defendido p¨²blicamente el derecho de NI a discrepar.
Los cantantes de hoy son lo que eran los fil¨®sofos de antes. 0 casi. As¨ª que habr¨¢ que o¨ªrles. Loquillo ten¨ªa una canci¨®n en uno de sus primeros discos, seguramente con letra de Sabino M¨¦ndez. Dec¨ªa as¨ª: "Si hay alguien a la escucha de mi ¨²ltima emisi¨®n, / que escape mientras pueda de la radiaci¨®n". Pues eso. Alguno tendr¨¢ que escapar.
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