Noche de ¨¢ngeles flamencos
Tres artistas en la cabecera del cartel; los tres pusieron al p¨²blico en pie. Cuando esto ocurre es que algo est¨¢ pasando. Pas¨® que asistimos a una noche de ¨¢ngeles y duendes flamencos, una de esas noches en que todo parece acordarse para que el arte nos envuelva en su c¨ªrculo m¨¢gico.Gerardo N¨²?ez nunca hab¨ªa tocado la guitarra por estas tierras. Deslumbr¨® con su sonido suntuoso, con un magistral sentido de la composici¨®n. N¨²?ez hace tiempo que super¨® el dos por dos igual a cuatro de los estilos flamencos, para crear y recrear, con formidable talento, una m¨²sica que conoce y ama desde su infancia. Se vino, por a?adidura, con un grupo de formato reducido, pero de gran personalidad, en el que sorprende Carmina, una cantaora que cuando lanza la voz arriba y la mantiene ah¨ª, en su timbre un tanto velado, nos sacude. No nos sorprendi¨® en cambio Carmen Cort¨¦s, la excepcional bailaora y mujer de N¨²?ez, quien hizo un baile por sole¨¢ absolutamente memorable.
XXXVII Festival Nacional del Cante de las Minas
Guitarra en concierto: Gerardo N¨²?ez. Cante: Jos¨¦ Merc¨¦. Baile: Antonio el Pipa. Catedral del Cante, 11 de agosto.
Cant¨® Jos¨¦ Merc¨¦ con el acompa?amiento de Mora¨ªto Chico. Forman, los dos, una de esas parejas impagables en lo jondo, por la perfecci¨®n con que se acoplan cante y guitarra, enriqueci¨¦ndose mutuamente. Merc¨¦ cant¨® como casi siempre, muy bien; tiene el sentimiento profundo del cante, se entrega a ¨¦l con convicci¨®n y se rompe cantando con una aparente facilidad, aunque la tragedia le ande quemando por dentro, en palos como la siguiriya, la sole¨¢, la malague?a... A ese cante, Mora¨ªto le pone bordones graves, sones de penas jondas, le pone quej¨ªo y desconsuelo.
Arrebatar y convencer
Y Antonio el Pipa, por fin. Un bailaor de 26 a?os que arrebata y convence. Es el primer representante, hoy, del baile tradicional y fiel a la ortodoxia, el de las familias gitanas, que ¨¦l mam¨® en su casa. Tiene el saber que da a estos artistas la intuici¨®n, el genio de lo que no se aprende, puesto que crece con uno como crecen el amor, el caudal de la sangre, la fiebre de la inspiraci¨®n.Pero adem¨¢s El Pipa adquiri¨® la t¨¦cnica y el refinamiento de las academias, y la conjunci¨®n de ambos factores le ha convertido en un bailaor fuera de lo com¨²n. Vino con su gente de Jerez, la madre, las t¨ªas -esa Juana Fern¨¢ndez que le cant¨® por sole¨¢, sin poder, aunque gritase mucho, pero con una sabidur¨ªa de raza y una voz aguardentosa de viejo cantaor en amanecida de juerga-, la excelente bailaora Mar¨ªa del Mar Moreno, la guitarra jond¨ªsima de Antonio Jero, el gran cante de Antonio Malena y Joselito de Lebrija, la guitarra imaginativa de Jos¨¦ Luis Mont¨®n. Lo dicho, una noche m¨¢gica.
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