Lluvia de hombres desde el arco iris
El barrio de Chueca trasnocha envuelto en la est¨¦tica y la conducta de los homosexuales
"Est¨¢n lloviendo hombres". Suena esta canci¨®n en el disco-bar Priscilla. Una pareja gay, apoyada en una columna, se hace arrumacos. Es un local para homosexuales situado en pleno coraz¨®n de Chueca.En los ¨²ltimos a?os han proliferado en este c¨¦ntrico barrio madrile?o decenas de establecimientos repartidos por las calles de la Reina, Clavel, Gravina, Pelayo, Libertad o San Bartolom¨¦. En ellos se re¨²ne, al caer la noche, el colectivo gay. Caf¨¦s, restaurantes, pubs y discotecas de ambiente donde pueden divertirse y ligar sin temor a escandalizar o a ser amonestados en p¨²blico.
Al Priscilla pueden entrar mujeres. Rosa, una veintea?era heterosexual, abraza a su amigo gay al ritmo de una melod¨ªa que narra otro amor imposible, el de El toro, y la luna. "?sta es la realidad. La gente se quiere y todo lo dem¨¢s no importa", dice Luis Gonz¨¢lez, un camarero de 36 a?os -marica, aclara ¨¦l mismo-, que vive en la zona, en una casa de la que cuelga la bandera del arco iris, el s¨ªmbolo gay. Se ofrece de gu¨ªa.
No parece una noche de agosto. Los bares est¨¢n abarrotados y en algunos es imposible llegar hasta la barra. En el Rick's, nombre inspirado en el filme Casablanca, decenas de hombres con cuerpos esculturales, vestidos a la ¨²ltima, ocupan por completo el aforo. "Muy macizos, pero muy aburridos", apostilla Luis. "En el fondo, lo que necesitan es cari?o y que les lleves el desayuno a la cama", dice.
"Se estima que un 10% de la poblaci¨®n mundial es gay. Si la mayor¨ªa se concentra en las grandes ciudades, en Madrid la cifra de homosexuales es posible que se acerque al 20%", opina Manolo, un pintor de 54 a?os que inaugur¨® su pub la pasada Navidad, el Hot, que dispone de lo que se conoce como cuarto oscuro, un lugar para llegar y besar el santo.
Son muchos los locales en los que se pueden encontrar este tipo de habit¨¢culos, en los que se contacta para mantener relaciones sexuales inmediatas.
Asegura Manolo que una parte de su clientela est¨¢ formada por hombres casados que llevan una vida convencional, y tambi¨¦n por alg¨²n que otro cura, que s¨®lo buscan el puro desahogo a su instinto sexual.
En la calle Pelayo llama la atenci¨®n un escaparate en el que han colocado un maniqu¨ª vestido con falda escocesa. Es la entrada del LL. En su interior, un glamouroso travestido canta en el escenario. Se calla al notar la presencia de una mujer y la increpa con algunas bromas. La chica acaba de comprobar lo que significa para un pez estar fuera del agua. En el piso de abajo hay una barra, junto al acceso del cuarto oscuro, donde charlan media docena de treinta?eros. Uno de ellos, Carlos, un butanero de M¨®stoles, se declara bisexual.
Muchas de estas salas organizan saraos durante la semana: la fiesta del calzoncillo, de la espuma, la del agua, del morbo, bacanal romana, ducha y apag¨®n. Hay espect¨¢culos duros, habitualmente en los sitios frecuentados por los gays leather, que se distinguen por su indumentaria de cuero. Uno de ellos es el Eagle. No dejan pasar a mujeres, ni siquiera a hombres que no lleven el look adecuado. El portero no se deja convencer.
Tambi¨¦n hay bares de ambiente en otras zonas de la ciudad, sobre todo en el barrio de Salamanca y Lavapi¨¦s. En la calle del Olmo est¨¢ El Mojito. Alfonso Pav¨ªa, un ex funcionario de la Comunidad de Madrid, lo abri¨® hace tres a?os. La decoraci¨®n est¨¢ inspirada en la de los chiringuitos de playa: arena en el suelo, barcos y palmeras. Es un lugar de encuentro para relajarse m¨¢s que para ligar, donde hombres y mujeres de cualquier opci¨®n sexual se mezclan sin problemas. "No comparto la misoginia de algunos locales gays. Corremos el riesgo de convertirnos en un gueto", apunta el due?o.
Entre los m¨¢s antiguos destacan el Lord Byron y la Boite Griffin's en la calle de Recoletos. Atraen a un p¨²blico maduro y con alto poder adquisitivo.
La ¨²ltima parada es en La Cueva, muy pr¨®ximo a los anteriores. "Es un sitio alucinante, donde te puedes encontrar desde el frutero de tu barrio a tu cu?ado", comenta con un gui?o Luis antes de perderse por la calle Villalar.
La noche madrile?a es joven y, al menos esta madrugada, plenamente gay.
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