Nada de nada

Tres eran tres las figuras del toreo, cartel de lujo repiti¨¦ndose como una pesadilla, ?enfrent¨¢ndose a qu¨¦? Los toros que se vieron hoy en el Bibio representaron la nada, la negaci¨®n de lo que el toro de lidia sea como sea debe representar. Uno tras otro rodando por los suelos, siempre, claro est¨¢, ayudados por el matarife de turno y luego el enfermero a sacar un pase de aqu¨ª y otro de all¨¢ y el torito mientras tanto buscando a su mam¨¢ en los tendidos.Suerte que Ponce, en su segundo, un toro Del Sierro con cierta casta y al que decidi¨® no asesinar en el caballo, anduvo inteligente, templado. Mentirosillo a ratos, pero torero. La mentira del primero no se repet¨ªa. Se lanz¨® con fe a matar y consigui¨® arrancar dos orejas, quiz¨¢ algo excesivas, pero que premiaban toda una labor.

Joselito, con dos adversarios, uno moribundo, al que trataba de arrancar pases sin ninguna fe, y el otro manso y de embestida descompuesta en el que destac¨® la mano izquierda y al que consigui¨® someter sin que el p¨²blico lo comprendiera, intent¨® la nada, al igual que su compa?ero, el tercero en discordia.

Rivera, al que se le supone pundonor y valor, tore¨® fuera de cacho constantemente. Un pase se lo tiraba a la cadera y el siguiente mandaba al toro a Zamora. La esperanza que nos hac¨ªa albergar a recibirlos con una capa magistral se desvanec¨ªa nada m¨¢s recibir el astado el primer y ¨²nico puyazo.

?Mala suerte? ?No son ¨¦stas las figuras que eligen? Pues se?ores, que salgan sin pitones ya lo sabemos, pero que no valgan ni para un festival, ?lo puede entender alguien? Quiz¨¢ s¨ª este p¨²blico que llena las plazas y que se conforma ya con cualquier cosa, una faena, una buena intenci¨®n, un gesto de gladiador. Con la nada.