BRAGUITA TRAICIONERA
Los misterios de las reacciones qu¨ªmicas albergan peligros insospechados. Melanie Thompson, de 25 a?os, una cajera de un supermercado de Hindley (Inglaterra), se quem¨® las nalgas por la "combusti¨®n espont¨¢nea" de sus braguitas. "De golpe", relat¨® la joven el pasado mi¨¦rcoles, "sent¨ª un doloroso escozor alrededor de las nalgas y pens¨¦ que me hab¨ªa picado una abeja. Fui al servicio, me sub¨ª el uniforme y vi c¨®mo mi braguita se consum¨ªa". "Intent¨¦ retirarla, pero se hab¨ªa pegado a mi piel", a?adi¨® Melanie, a quien la quemadura le ha dejado una cicatriz. La chamuscada clienta devolvi¨® la braga traicionera a los almacenes Marks and Spencer, donde la compr¨®. La cajera recibi¨®, como "gesto de buena voluntad sincera", un bono de compra por valor de 10 libras (unas 2.300 pesetas).-
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