El infierno y las buenas intenciones
En sus expl¨ªcitas intenciones, Besos y abrazos, la ¨®pera prima del joven navarro Antonio Mar¨ªa G¨¢rate, est¨¢ erizada de apuestas arriesgadas. En el (vacilante) arranque del filme aparece la primera la relaci¨®n incestuosa entre una joven peluquera de 20 a?os, Maruchi, que vive en Pamplona, y To?o, su hermano, profesor de dibujo en Madrid.Es un incesto explicitado por una voz en off, sin duda alguna el mejor hallazgo de la pel¨ªcula, toda vez que se hace de ¨¦l no s¨®lo un uso significante, sino incluso original.
Es una relaci¨®n, no obstante, de la que jam¨¢s sabremos algo m¨¢s que el deseo de la joven: muy pronto, segunda apuesta, sabremos que To?o es homosexual, y no solamente eso. De hecho, todo el motor del filme es el desvelar lo que le ocurre una fat¨ªdica noche al joven, cuando un encuentro sexual se convierte en una agresi¨®n fascista, que el filme denuncia con todo vigor y justicia, a resultas de la cual To?o sufrir¨¢ un horrendo fin.
Besos y abrazos
Direcci¨®n y gui¨®n: Antonio Mar¨ªa G¨¢rate. Fotograf¨ªa: Teo Delgado. M¨²sica: Jos¨¦ S¨¢nchez-Sanz. Producci¨®n: Mar¨ªa Soto Cano. Espa?a, 1995. Int¨¦rpretes: Mar¨ªa Bornaechea, Rafael Santamar¨ªa, A. M. G¨¢rate, Jos¨¦ S¨¢nchez Sanz, ?ngel Ruiz, Concha Grau. Estreno en Madrid: cine Real Cinema.
Pero es bien sabido que el suelo del infierno est¨¢ empedrado de buenas intenciones, y es de temer que G¨¢rate haya aportado alg¨²n que otro trozo de pavimento. En el largo periplo de Maruchi en Madrid, adonde la lleva el deseo de aclarar lo que le ocurri¨® a su amor / hermano, G¨¢rate no sabe darle al espectador m¨¢s de lo que ya le dio hasta la tercera secuencia del filme: ya sabemos virtualmente todo cuando la explicaci¨®n se despliega ante nuestros ojos.
Espartana producci¨®n
Pero no es s¨®lo un problema de libreto. El filme, de espartana producci¨®n y modestos vuelos, a pesar de una fotograf¨ªa resultona y alguna idea de gui¨®n que no est¨¢ mal -la pel¨ªcula que To?o env¨ªa a Maruchi por su frustrado cumplea?os, por ejemplo-, est¨¢ rodado con tantas vacilaciones que termina provocando lo que jam¨¢s deber¨ªa: una cierta conmiseraci¨®n del espectador, impotente ante tanto desprop¨®sito como es capaz G¨¢rate de ir sumando a lo largo y ancho de su metraje.Es un problema de producci¨®n, pero no s¨®lo eso. Los actores son de un amateurismo que tira de espaldas; el propio realizador se empe?a en guardar para s¨ª uno de los papeles principales, cuando tal vez hubiese sido mejor para todos un mayor (y mejor) trabajo de direcci¨®n de actores... O quiz¨¢s la cosa no hubiese mejorado siquiera con eso. Con lo cual el filme termina siendo una verdadera tortura para su paciente espectador, que s¨®lo agradecer¨¢ la conclusi¨®n del relato.
Babelia
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