Los chinos sortean la ley de un s¨®lo hijo y amenazan la contenci¨®n demogr¨¢fica
El Gobierno conf¨ªa en no sobrepasar los 1. 300 millones de habitantes en el 2000
Los chinos est¨¢n salt¨¢ndose la ley que impone un solo hijo por pareja. La estricta pol¨ªtica de control de nacimientos, establecida a. finales de los a?os setenta en el pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo, ha aflojado en su rigor, y la mayor circulaci¨®n de dinero permite que la gente pueda afrontar las multas por el segundo hijo. Incluso hay funcionarios que, con tal de cobrar, animan a tener m¨¢s descendencia. El Gobierno conf¨ªa en no sobrepasar los 1.300 millones de habitantes el a?o 2000, pero en el campo y en ciudades de tama?o medio empiezan a proliferar las familias, con m¨¢s de un hijo.
"Quiero dos hijos por lo menos", dice Li Feng, de 32 a?os, al pie de la hormigonera con la que trabaja en Daz¨², una ciudad de tama?o medio en la provincia de Sichuan. "En ocho a?os s¨®lo tuvimos uno. Pero ahora, si la gente puede permit¨ªrselo, intenta tener, otro". Como un indeterminado n¨²mero de millones de chinos Li [hay 87 millones, un 7,9% de la poblaci¨®n, con ese apellido] y su esposa, Chu Lanping, est¨¢n forzando la ley. Con af¨¢n y un poco de dinero, se las arreglan para lograr el permiso de las autoridades locales.En los a?os 80, los abortos forzosos y las esterilizaciones fueron la norma, especialmente en localidades peque?as. Esos excesos han disminuido. En un pa¨ªs donde las ni?as reci¨¦n nacidas eran tradicionalmente descuidadas o directamente abandonadas, la proporci¨®n es a¨²n de 106,6 ni?os por cada 100 ni?as. Se ha llegado a prohibir la amniocentesis para que, tras conocer el sexo del feto, las mujeres no aborten de las ni?as.
Grandes ciudades
La pol¨ªtica de un solo hijo a¨²n se aplica estrictamente en Shanghai y Pek¨ªn, donde las multas por el segundo hijo son muy fuertes ?res a?os de sueldo por cada c¨®nyuge) y las sanciones" llegan a la p¨¦rdida del empleo. La Comisi¨®n Estatal de Natalidad reconoce que en los ¨²ltimos cinco a?os la presi¨®n ha aflojado."La pol¨ªtica de un solo hijo ha funcionado muy bien en las grandes ciudades", dice Judith Banister, ex responsable de la oficina del Censo de la ONU. "China se puede permitir alg¨²n retroceso". En esas ¨¢reas la poblaci¨®n no crece desde 1980. En Shanghai las muertes superan en los ¨²ltimos tres a?os los nacimientos. Pero el crecimiento negativo es te¨®rico, pues en ese periodo a los 14 millones de habitantes hay que sumar cuatro de inmigrantes.El comportamiento de la inmigraci¨®n del campo a las ciudades -unos 100 millones de personas- es incontrolable. Si bien muchos son hombres que s¨®lo van a ganar dinero, tambi¨¦n hay un n¨²mero indefinido de parejas con un hijo extra que no podr¨ªan tener en su patria chica. He Gong, con cinco hijos, frutero en Haikii -sur del pa¨ªs- cuenta que dej¨® su pueblo hace ocho a?os. "Queremos m¨¢s hijos", dice, "y los tendremos, aunque haya que mudarse". Imposible saber cu¨¢nta gente emigra con esa idea. Wang, un alto funcionario de Pek¨ªn, reconoce que hay muchos ricos empresarios que deliberadamente tienen hijos con distintas mujeres para in-crementar su patrimonio.Aunque dem¨®grafos como Banister creen que los nacimientos ileg¨ªtimos representan un porcentaje m¨ªnimo, otras personas son m¨¢s esc¨¦pticas. "Dicen ser 1.200 millones", re cela Sid Engst, un granjero es tadounidense que vivi¨® 50 a?os en China, "pero cu¨¢nta gente hay en el campo, eso ni Dios lo sabe".
Un ni?o bien vale una multa
En las ciudades medianas es donde est¨¢n cambiando las cosas. La gente, como Li, que gana unas 15.000 pesetas al mes en una empresa privada en vez de las 4.000 que ganar¨ªa en una estatal, puede burlar la vigilancia en materia de natalidad, puesto que ning¨²n responsable oficial le presiona en su trabajo o en sus raciones de arroz.Por otra parte, al haber disminuido los subsidios del Gobierno a los centros locales de poder, no pocos funcionarios, en incontables ciudades, aceptan propina a cambio de dar permiso para otro hijo. En el caso de Li, tenerlo conllevar¨ªa una multa de unas 190.000 pesetas, considerable pero asequible. Y Li asegura que ahora no le consta el tipo de presiones que antes se acostumbraba a sufrir de los funcionarios. "Ni nos hablan del tema",dice,"s¨®lo quieren estar seguros de que se pagar¨¢ la multa".
En otros lugares, incluso sucede que los funcionarios animan a la gente a tener un segundo o tercer hijo, siempre que paguen. El dinero recaudado pertenece a la Administraci¨®n local y a veces puede ser gastado por los propios funcionarios que cobran las multas.
Por ejemplo en Mizhuang, en la provincia de Henan, hubo -seg¨²n la prensa china- varios casos de funcionarios que apoyaron a parejas para tener m¨¢s hijos e incluso ayudaron a las embarazadas a sortear a los inspectores del Gobierno central. "la asociaci¨®n local de control de la natalidad", se?ala el diario Noticias Quincenales, "a menudo pide a los vecinos que tengan un hijo este a?o, porque las multas pueden subir en el fUturo. El fen¨®meno no s¨®lo ocurre en Mizhuang, sino en muchos otros sitios, y la raz¨®n es sencilla: dinero".
La ¨²nica provincia donde en las zonas rurales se permite autom¨¢ticamente tener dos hijos es Guangdong, pero las multas son altas. En la pr¨®spera ciudad de Guangzh¨², cerca de Hong Kong, se elevan a 230.000 pesetas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.