Armon¨ªas y arpegios
Miguel Rios, tambi¨¦n de gira, visit¨® a Serrat.Y, en Mallorca, la familia real visit¨® las islas Columbretes
Da gusto entregarse a la meloman¨ªa. Tal como les anunci¨¦, asist¨ª al concierto del Orfe¨®n Donostiarra, con la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia, y con Joan Manuel Serrat como estrellaza invitada. La cosa no pudo empezar mejor porque sobre el marco incomparable del auditorio de los jardines del Castell de Perelada flotaba una luna enorme, amarilla y casi llena, que te daban ganas de aullar a la espesura. Para adornarlo a¨²n m¨¢s, all¨ª estaba, en los primeros asientos, Miguel R¨ªos, que, entre una actuaci¨®n en Castelldefels y otra en la muy especial localidad mallorquina de Felanitx (en donde tengo amigos y jardines predilectos), se acerc¨® a escuchar a su cuate.Ya saben que el Orfe¨®n Donostiarra -modelo de convivencia entre vascos como se destac¨® al principio del homenaje presentado por el periodista Joan Armengol- est¨¢ celebrando su centenario, y con este motivo, y bajo el enunciado Queremos hacer amigos, ofrece numerosas ventajas a quienes aporten su solidaridad, tales como: tarjeta acreditativa, entrada libre a los ensayos, descuentos en la compra de sus discos, sorteo de viajes para acompa?arles en sus alegres giras y entradas para su concierto navide?o, entre otras gavelas.
Yo me lo estoy pensando, porque qued¨¦ transida por el recital de ayer (anteayer para ustedes), aunque no llegu¨¦ a levitar por el influjo lunar, que manten¨ªame atada a la butaca. Fig¨²rense: para empezar, nada menos que 10 melod¨ªas vascas de Guridi, que ve¨ªas a las vacas triscar. Acto seguido atac¨® el Orfe¨®n, con una emocionante Maite que todos seguimos con recogimiento. Poco despu¨¦s, una versi¨®n sinf¨®nica de Anduri?a, de Juan y Junior, que, personalmente, me hizo reflexionar sobre la influencia de la m¨²sica contempor¨¢nea en la Xunta de Galicia, o viceversa. Esta incursi¨®n pop se vio acrecentada m¨¢s adelante por una pieza de Nacho Cano -Lia-, otra de Mancini -Moon River, y ah¨ª las voces rozaron literalmente el astro reina-, y un Edelweiss de la pel¨ªcula Sonrisas y l¨¢grimas que me hizo temer que, de un momento a otro, la Brigada Anti-Sacarosa se personara en el castillo y se nos llevara a todos enchironados.
Tras una versi¨®n del Puente sobre aguas turbulentas que habr¨ªa gustado hasta a la abuela de Paul Simon apareci¨® Serrat interpretando Cantares y, qu¨¦ quieren que les diga, fue como si un violento rapero se hubiera hecho con el escenario. Algunas damas, que hasta el momento s¨®lo sal¨ªan de su letargo cuando le tocaba intervenir al de los platillos, se pusieron a pedalear y a darse con los abanicos cerrados en las rodillas, tal que Popotitos. Las cuatro ¨²nicas piezas ensayadas con el Orfe¨®n -las otras eran Vaig com les aus', Mediterr¨¢neo y Paraules d'amor- supieron tan a poco que tuvieron que repetir Cantares. Serrat iba un poco tieso porque tiene una costilla rota.
Enloquecida en la media parte, buscando cava o cualquier suced¨¢neo, top¨¦ con Jos¨¦ que fue gobernador civil de Girona y, m¨¢s adelante, embajador en Cuba dimitido cuando la crisis. Ahora est¨¢ al frente de la legaci¨®n en Bulgaria, y parece contento: "Es tan desconocido y hermoso", dice, "con todo por hacer, siempre te est¨¢n preguntando c¨®mo se hizo la transici¨®n". Coderch puede cont¨¢rselo, puesto que estuvo con Su¨¢rez en aquellos tiempos del cupl¨¦. Dice que la situaci¨®n de los b¨²lgaros es terrible, y que nuestra Embajada hace lo que puede por ayudar. "Hemos hecho cosas con Stoichkov", afirma. Hospitales, asilos y orfanatos est¨¢n en las ¨²ltimas, seg¨²n cuenta.
Lo cual me conduce a pensar que llevo la tira de d¨ªas haci¨¦ndome la loca, cada vez que entro en la lectura de los peri¨®dicos, para no ver la realidad que sale en las otras p¨¢ginas. En fin, hay que aguantar hasta el 31 como sea. Mis esp¨ªas de Mallorca me dicen que el Rey ha hecho una excursi¨®n con los suyos a las islas Columbretes, ante las cuales, pas¨® una vez, hace 15 a?os, durante una regata. La de tiempo que hace que navega el Monarca.
(Aviso: s¨®lo faltan 43 d¨ªas para la boda de la infanta Cristina de Borb¨®n con don I?aki Urdangar¨ªn. Vigilad el cielo).
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