"El optimismo es cosa de beatos",afirma Ettore Scola
El cineasta presenta junto a Alberto Sordi su pel¨ªcula 'Historia de un pobre hombre'
Fiel a su desprecio a falsos h¨¦roes, Ettore Scola (Treviso, 1931) present¨® ayer en Madrid su ¨²ltima pel¨ªcula, Historia de un pobre hombre. Acompa?ado por la estrella del filme, el actor Alberto Sordi, el cineasta italiano asegur¨® que su pel¨ªcula -en la que los dos personajes principales acaban uno en la c¨¢rcel y otro loco- encierra un mensaje optimista. "El pesimismo es mucho m¨¢s progresista que el optimismo, encierra m¨¢s fe en el futuro. El optimismo es cosa de beatos", afirma el cineasta. Ante esta declaraci¨®n de principios, Sordi, de 78 a?os, a?adi¨®: "Pues yo soy muy optimista, pero demasiado viejo"
Historia de un pobre hombre, que se estrena hoy en Espa?a, es para su director un filme sobre la identidad perdida de dos marginados, un joven en paro y un anciano que se resiste a envejecer. La pel¨ªcula es una tragicomedia que, seg¨²n Scola, retrata el vac¨ªo de la sociedad actual. "Para m¨ª, el ¨²nico modo de ser optimista es ser pesimista. El optimismo es siempre peligroso", asegur¨® el cineasta.El director de La familia y Macarroni, autor de m¨¢s de 50 guiones y una veintena de filmes, asegura que s¨®lo necesita mirar a los hombres y su realidad para inspirarse. Una contemplaci¨®n de la realidad que no le preocupa que quiz¨¢ s¨®lo conduzca a m¨¢s desesperaci¨®n. "Tal vez este tipo de cine lleve a cierta desesperaci¨®n, pero sobre todo lleva al enfado. Y lo que provoca el enfado es muy ¨²til".
Scola, que durante a?os fue un destacado militante del Partido Comunista Italiano, a?adi¨®: "Los proyectos morales no envejecen tanto como nosotros. Hoy el inter¨¦s privado, el ego¨ªsmo, siguen por encima del rigor y la solidaridad. As¨ª que las reivindicaciones de los sesenta siguen tan vigentes hoy como entonces. Pero ya es rid¨ªculo hablar de comunismo o anticomunismo, hay que hablar de algo anterior a la Revoluci¨®n de Octubre: los principios b¨¢sicos del hombre".
A Ettore Scola se le nota al hablar su vocaci¨®n docente, su paso por la escuela de cine de Cinecitt¨¢. De aspecto fr¨ªo y alejado de la exageraci¨®n gestual que se espera de un artista italiano, Scola s¨®lo parece olvidarse de sus fuertes convicciones cuando escucha a un disparatado Alberto Sordi. Scola y Sordi no comparten militancias, pero el actor representa una Italial de la que ya apenas queda rastro y de la que Scola se siente hijo. "Yo nunca he militado en ning¨²n partido pol¨ªtico. Sin embargo, creo que con el cine he hecho pol¨ªtica indirecta", explic¨® ayer el actor, que dedicando una amplia sonrisa al director, a?adi¨®: "Mi familia era muy cat¨®lica, yo incluso pertenec¨ª al coro de la Capilla Sixtina. Y creo que no he necesitado a un partido pol¨ªtico para saber qu¨¦ era bueno o malo. Por cierto... todav¨ªa soy cat¨®lico".
Sobre la situaci¨®n actual del cine europeo, Scola afirm¨® ayer que est¨¢ pagando la factura de una mala estructura y de la omnipresencia del cine americano. "El cine europeo tambi¨¦n tiene problemas de identidad. Como los tiene toda Europa, el ni?o italiano conoce mejor Dallas que Venecia. El viejo cine espa?ol, italiano o franc¨¦s ten¨ªan esa identidad. No digo que fuera mejor, digo que era m¨¢s espec¨ªfico y reconocible. Con ver un par de escenas se sab¨ªa la nacionalidad de un filme. Creo que por ello la ¨²nica fuerza de la cinematograf¨ªa europea estar¨ªa en recuperar su identidad y no hablo de una identidad europea, eso no es nada. Hablo de una identidad espa?ola, italiana o francesa. Ese es el cine europeo".
Sobre esto, Alberto Sordi puso su peculiar grano de arena: "Es como la comida en los aviones. Antes, en Alitalia siempre pon¨ªan pasta al dente. Ahora, todas las compa?¨ªas te sirven la misma comida prefabricada".
Babelia
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