Unidos por una aventura
Empec¨¦ a saber de Tete incluso antes de regresar a Espa?a tras una larga ausencia. Yo entonces tocaba en Beirut y creo que fue el director de orquesta Rafael Cardona quien me dijo que el vibrafonista Lionel Hampton hab¨ªa descubierto a un joven pianista catal¨¢n. Cuando recal¨¦ en Madrid pude darme cuenta de que Hampton y todos cuantos empezaban a alabar al nuevo m¨²sico no exageraban en absoluto.Hacia la mitad de los a?os sesenta, el jazz viv¨ªa en Madrid una ¨¦poca dorada, con el hist¨®rico club Whisky como principal catalizador. Fue all¨ª donde me encontr¨¦ por primera vez con Tete, creo que en el invierno de 1965, y desde el principio me di cuenta de que estaba ante un m¨²sico importante, s¨®lido, de enorme seguridad r¨ªtmica y conocedor profundo de los grandes del be-bop. Ya entonces ten¨ªa un estilo propio a pesar de que en su fraseo conviv¨ªan elementos de todos los grandes maestros. Empezamos a tocar cl¨¢sicos del jazz, pero poco a poco nos atrevimos a compartir repertorios m¨¢s pr¨®ximos a nosotros. Se mostr¨® algo reacio a participar en el experimento de fusi¨®n de jazz y flamenco, pero s¨ª se interes¨® en algunas canciones del folclor vasco, Iru damacho y Maitechu m¨ªa entre ellas, que yo hab¨ªa arreglado para adaptarlas al lenguaje jazz¨ªstico.
Actuar con Tete siempre era una aventura. Tocaba con tanta convicci¨®n que parec¨ªa no haber otro modo de hacer las cosas. A?os atr¨¢s, alg¨²n medio de comunicaci¨®n coment¨® que no nos llev¨¢bamos del todo bien, pero no es cierto. Musicalmente siempre le he comprendido a la perfecci¨®n, le he admirado y me he sentido honrado de colaborar con ¨¦l. Es cierto que ten¨ªa un- car¨¢cter fuerte, pero guardo magn¨ªficos recuerdos de todas nuestras actuaciones, como aquellos felices encuentros en escenarios tan distintos como el castillo de Zuloaga, en Pedraza, o una exposici¨®n de arte contempor¨¢neo en Barcelona. Siempre he disfrutado de su compa?¨ªa musical. Ten¨ªa adem¨¢s un gran sentido del humor y no pon¨ªa reparos a bromear con su ceguera. La falta de vista nunca le impidi¨® reconocer a una mujer guapa.
Toda su obra me gusta, tanto la que se ci?e al jazz m¨¢s ortodoxo como la que recurre a materiales ajenos a esta m¨²sica. ¨²ltimamente he estado viendo un v¨ªdeo que grab¨® con la cantante Mayte Mart¨ªn, y a pesar de que improvisa sobre un g¨¦nero en el que no era un especialista, el bolero, se percibe un dominio idiom¨¢tico absoluto. El hecho de que ¨¦l viviera en Barcelona y yo en Madrid ha impedido que toc¨¢ramos juntos m¨¢s a menudo, pero siempre nos hemos sentido estrechamente unidos por la m¨²sica. Ahora lamento que no se grabaran con equipos profesionales aquellas actuaciones nuestras en el antiguo Whisky Jazz. Se podr¨ªa comprobar que Tete siempre ha tocado igual de bien.
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