Una huelga en fuera de juego
El sindicato espa?ol de futbolistas llama a la huelga para defender una seguridad en el empleo muy discutible en el entorno del deporte espect¨¢culo entendido a su m¨¢s alto nivel. La llamada Liga de las estrellas ha sido bien recibida por la afici¨®n, que responde con audiencias multimillonarias al est¨ªmulo de unos clubes que se han dotado de grandes artistas internacionales, comprados por miles de millones en el mercado. As¨ª es el f¨²tbol de hoy: clubes convertidos en empresas que contratan a los actores en un mercado abierto que no conoce fronteras. El p¨²blico paga (y la televisi¨®n m¨¢s) por el mayor espect¨¢culo posible y no parece discriminar entre nacionalidades. Las estrellas no tienen patria: los goles de un espa?ol no son m¨¢s celebrados que los de un brasile?o; no hay m¨¢s que observar la grada.Esta internacionalizaci¨®n del f¨²tbol est¨¢ amparada, en buena medida, por las leyes del mercado y por una legislaci¨®n europea que, producto de la sentencia Bosman, ha roto con algunas barreras geogr¨¢ficas, empresariales y sociales. Se trata de un fen¨®meno imparable, que se va extendiendo incluso fuera de los l¨ªmites de la UE (en la Liga rusa no hay l¨ªmite de extranjeros, por ejemplo). La sola distinci¨®n entre clubes de una nacionalidad u otra puede tener los mismos efectos que un domicilio fiscal; un europeo, por tanto, un extranjero, puede ser due?o de un club espa?ol, un hecho que ocurrir¨¢ tarde o temprano.
Tratar, en este marco tan abierto, de poner l¨ªmites al mercado es un absurdo. M¨¢xime si el mercado, adem¨¢s, acepta como buena la Liga de las estrellas. Y ¨¦se es el papel, entre demag¨®gico y anticuado, que est¨¢ a punto de interpretar ,el sindicato de futbolistas. La AFE denuncia que decenas de futbolistas suramericanos ser¨¢n espa?oles en un a?o. Pero les protege la ley. La AFE denuncia que el n¨²mero de extranjeros en Espa?a es superior a otros pa¨ªses europeos. Pero ese hecho est¨¢ dentro de la ley. La AFE, finalmente, anuncia que el futbolista espa?ol puede quedar en minor¨ªa dentro de un lustro. Es la cat¨¢strofe en el horizonte: un derby regional disputado por 11 brasile?os contra 11 franceses, por poner un ejemplo. Pero la AFE no se pregunta: ?y si el p¨²blico paga por ver ese partido?
La huelga no tiene mucho sentido. Es una huelga en fuera de juego. Once espa?oles contra otros 11 no nos garantiza el mejor espect¨¢culo si esos 22 no son los mejores. Los futbolistas espa?oles est¨¢n amparados por las leyes m¨¢s progresistas para deportistas profesionales y por un convenio colectivo en vigor. Cobran mucho y con puntualidad. Pero quieren un puesto fijo en la alineaci¨®n. Y ese puesto fijo supone un salario m¨¢s alto a corto plazo si se elimina la competencia. Escuchando las declaraciones de algunos encontrarnos el verdadero sentido a sus palabras, en el fondo quieren ser titulares por ley, no por una decisi¨®n t¨¦cnica. No quieren correr riesgos.
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