Cogida y triunfo de Manolo Amador
Dos orejas cort¨® Manolo Amador -lo que ya es triunfo importante en la primera plaza del mundo- y a cambio se llev¨® dos cornadas, de pron¨®stico menos grave. Las cornadas fueron como consecuencia de una cogida impresionante. Lo atrap¨® el toro durante su segunda faena, le ensart¨® el pit¨®n en el gl¨²teo, y no lo soltaba. Ante la general sorpresa, Amador se incorpor¨® dolorido pero sin aspavientos y sigui¨® toreando. La emoci¨®n de los momento vividos le vali¨® la oreja.Otra sorpresa vino despu¨¦s, al conocerse el parte facultativo: la cornada la llevaba en la axila. La tarde estaba de sorpresas y de sustos. A Romero de C¨®rdoba le cogi¨® su primero por el pecho y lo zarande¨® con sa?a. Esa cogida fue horrorosa, hubo un griter¨ªo de espanto. Y, sin embargo, al soltar la fiera su presa, result¨® que no hab¨ªa sucedido nada: inc¨®lume; eliseo, que dijo un castizo.
Vergara / Amador, Romero, Bejarano
Novillos de Hermanos Vergara, bien presentados, encastados y nobles. Manolo Amador: estocada ca¨ªda (oreja con escasa petici¨®n, protestada); estocada ca¨ªda (oreja con escasa petici¨®n y con protestas); pas¨® a la enfermer¨ªa. Romero de C¨®rdoba, nuevo en esta plaza: estocada ca¨ªda y rueda de peones (algunas palmas y tambi¨¦n protestas cuando saluda); estocada corta muy trasera -aviso- y dos descabellos (silencio). Manolo Bejarano: estocada (aplausos y salida al tercio); bajonazo trasero y rueda de peones (silencio). Enfermer¨ªa: Asistido Amador de cornada de 30 cent¨ªmetros en axila, que alcanza el hipocondrio; otra con orificio de entrada y salida en el gl¨²teo y puntazo corrido en muslo y rodilla izquiera. Pron¨®stico menos grave.Plaza de Las Ventas, 31 de agosto. Menos de media entrada.
Y hubo m¨¢s, aunque ya de distinto corte. Irrumpieron las plazas acorazadas para picar al quinto novillo, se lleg¨® el picador de turno al tercio del tendido 8, y result¨® que era picadora. Como suena. Los ojos no daban cr¨¦dito a lo que ve¨ªan y hubo quien se los restregaba creyendo que le hab¨ªa sobrevenido una grave presbicia.
Picadora era, en efecto, y de las guapas. Picadora peque?ita pero matona. Tocada de castore?o, el barbuquejo bien prieto, cola de caballo a juego con lo que llevaba debajo, chaquetilla grana bordada en oro, firme y altanera sobre la silla, puya en ristre, parec¨ªa la reina de Saba. En el primer encuentro de poco la tira el novillo mas no la tir¨®. Amazona consumada, se mantuvo segura donde deb¨ªa. En las siguientes acometidas no daba una, lo marraba todo, el novillo adem¨¢s se repuch¨®. Y ya hab¨ªa protestas cuando, cogiendo al enemigo por los adentros, le tir¨® con arte la vara, acert¨® en lo alto y midi¨® el castigo. Daban ganas de gritarle un ol¨¦ a la picadora -Eva Almentar se llama-, surgida en el hist¨®rico ruedo de Las Ventas como por ensalmo.
El novillo que se repuchaba result¨® ser un ¨¢ngel. Un ¨¢ngel de nobleza, un prodigio de encastada boyant¨ªa. Y Romero de C¨®rdoba -pena da decir estas cosas de un debutante-, lo tore¨® bastante mal. Romero de C¨®rdoba toreaba fuera cacho, alargaba el brazo cuanto le daba de s¨ª y de esta manera el novillo embest¨ªa por la periferia. Al tambi¨¦n noble segundo -que recibi¨® con dos largas cambiadas- lo pas¨® empleando semejantes formas. Y la afici¨®n manifest¨® su desagrado.
El peor lote -por a?adidura, el m¨¢s chico; se ignora la raz¨®n- le correspondi¨® a Manolo Bejarano, que mulete¨® voluntarioso, sin arte apreciable y con un exceso de contoneos y flamenquer¨ªas en sus frecuentes desplantes. Fue autor, no obstante, de lo mejor de la tarde: un volapi¨¦ al tercer novillo, con todas las de la ley; un volapi¨¦ marcando lentamente los tiempos y hundiendo el acero hasta la bola por el hoyo de las agujas.
Toreo fino se trajo asimismo Manolo Amador, que aprovech¨® la pastue?a embestida del primer novillo. Tras doblarse por bajo, le instrument¨® muy relajado varias tandas de derechazos, y con menor ajuste una de naturales. Al ensayar los trincherazos finales sufri¨® un violento achuch¨®n, y el incidente encendi¨® las ganas que ten¨ªan algunos espectadores de pedir la oreja. La faena del cuarto result¨® menos arm¨®nica -el novillo ten¨ªa mayor trap¨ªo y viveza- y en su transcurso se produjo la tremenda cogida, cuya gravedad, afortunadamente, no es la que se lleg¨® a temer. Pas¨® a la enfermer¨ªa Amador y no pudo salir por la puerta grande. Pero ah¨ª queda el triunfo. Un triunfo en Las Ventas. Y dos orejas, lo que no es peque?a recompensa.
Babelia
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