Un toro bravo
El toro de Hern¨¢ndez Pl¨¢, que abri¨® plaza, fue bravo. El toro de Hern¨¢ndez Pl¨¢, un cinque?o berrendo en c¨¢rdeno romero, careto, calcetero y acucharao, era una preciosidad.Gran acontecimiento que aparezca un toro bravo a carta cabal en los tiempos que corren. Y mayor acontecimiento a¨²n que tome las tres varas en regla, como hizo el Hern¨¢ndez Pl¨¢.
Quiz¨¢ lo dicho sea una redundancia, si se hila fino. Pues a ning¨²n toro se le deber¨ªa dar carta de bravo si no demuestra su bravura recreci¨¦ndose al castigo de tres varas como m¨ªnimo, administradas en regla. La deformaci¨®n de las reglas del arte y la decadencia del toro de casta brava han conducido a que dos puyazos basten, o un picotazo incluso, para celebrar la bravura de los toros que hoy se lidian. Y ya expedito el cauce de la distorsi¨®n, a cualquier mansito flojucho y cobard¨®n que se comporte con docilidad en el ¨²ltimo tercio lo llamar¨¢n "toro de vacas". Varios de estos han sido distinguidos con el indulto por esas plazas de Dios, sin que a los presidentes que los concedieron y a los ganaderos beneficiarios se les cayera la cara de verg¨¹enza.
Concurso / V¨¢zquez, Elvira, Encabo Toros para concurso: 1? Hern¨¢ndez Pl¨¢, cinque?o, trap¨ªo, bravo; 2? Yerbabuena, sin trap¨ªo, manso, casta noble; 3? Baltasar Ib¨¢n, terciado, sospechoso de afeitado, manso, casta noble
De Cebada Gago: 4? (primer sobrero), terciado, bravo; 5?, terciado, inv¨¢lido, aborregado; 6? (segundo sobrero), terciado, bravo, flojo, casta noble. Los anunciados de Sotillo Guti¨¦rrez, convulso, y La Laguna, inv¨¢lido, fueron devueltos. Javier V¨¢quez: media estocada tendida ladeada, rueda insistente de peones y descabello (silencio); pinchazo bajo y espadazo infamante atravesado en el brazuelo (protestas). Alberto, Elvira: estocada trasera baja que asoma (palmas y tambi¨¦n pitos cuando saluda); dos pinchazos y estocada; se le perdon¨® un aviso (silencio). Luis Miguel Encabo: media ladeada y rueda insistente de peones (oreja); estocada baja y rueda desaforada de peones que tira al toro (oreja). Plaza de Colmenar Viejo, 2 de septiembre. 4 a corrida de feria. Dos tercios de entrada.
El Hern¨¢ndez Pl¨¢ tom¨® con prontitud, fijeza y recrecida reacci¨®n al castigo tres varas dur¨ªsimas que a punto estuvieron de dejarlo para el arrastre. Pero resultaron duras no ya por el mero hecho del puyazo sino porque el individuo del castore?o lo pic¨® acorral¨¢ndole y perpetrando cuantas cariocas le dio la gana. Al que as¨® la manteca se le ocurre: emplear esta usual forma de picar, deleznable de suyo, en una corrida concurso.
Sali¨® agotado de la refriega el toro, escaso de embestida por tanto, y nadie aport¨® recurso lidiador alguno para que la recuperara: los peones lo banderillearon sin, dejarse ver; Javier V¨¢zquez, lejos de dar distancia y alegrarle la embestida, se la ahogaba, practicando un muleteo encimista de vanas porf¨ªas, que le anulaba el celo. No volvieron a salir toros bravos, mas la corrida concurso result¨® interesante por el variado juego de las reses. Un Yerbabuena manso en varas, desarroll¨® despu¨¦s encastada nobleza y Alberto Elvira le hizo una faena torer¨ªsima, magn¨ªficamente inciada con ayudados ganando terreno, seguida por redondos y naturales, siempre ce?idos y mandones, de impecable factura.
Tambi¨¦n manso el torito medio mocho de Ib¨¢n, rompi¨® asimismo a boyante y Luis Miguel Encabo, que hab¨ªa banderilleado sin lucimiento, lo tore¨® valeroso. Primero mediante pases de rodillas que inclu¨ªan derechazos en el centro del redondel, luego ligando impecablemente tandas de naturales y de redondos. Al sexto, unsobrero de Cebada, bravo y noble, lo banderille¨® mejor y le hizo una faena pundonorosa y decidida, que inici¨® con pases cambiados por la espalda y termin¨® ci?endo manoletinas.
El ¨²ltimo toro de concurso (los sobreros no contaban) fue el que hac¨ªa quinto y pues result¨® tan inv¨¢lido como aborregado, la voluntariosa faena de Alberto Elvira se tuvo poco en cuenta. El cuarto, igualmente sobrero de Cebada, agot¨® en una sangrienta carioca su presunta bravura, qued¨® sin fijeza y Javier V¨¢zquez, que no se confi¨® en las suertes de muleta, lo mat¨® de horrible espadazo.
Ese toro hab¨ªa sustitu¨ªdo a uno de Sotillo Guti¨¦rrez que cay¨® v¨ªctima de extra?as convulsiones junto a la puerta de chiqueros, nada m¨¢s franquearla. Nunca se hab¨ªa visto nada, igual: hocicaba el toro, rodaba por la arena, prorrump¨ªa en una violenta pataleta, se incorporaba, embest¨ªa a los capotes, volv¨ªa a caer, se revolcaba, se quedaba patas arriba como muerto. Y, de repente, volv¨ªa a levantarse y embestir, a caer y rodar... Lo menos diez munutos dur¨® aquel ataque, hasta que lograron apuntillarlo.
Entre el toro bravo y el toro convulso hay un trecho sideral, un tr¨¢nsito misterioso. Qu¨¦ cosas tan extra?as les ocurren hoy en d¨ªa a los toros de lidia.
Babelia
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