Quijote antillano

Paradojas del destino: de la nada a la sobredosis, pues anteayer se pod¨ªan ver en la misma noche madrile?a dos versiones del ballet Don Quijote, la de los de Kiev en el teatro Lope de Vega de la Gran V¨ªa y la de los cubanos en el Coliseo de la calle de la Paz.El Quijote cubano es divertido, discurre amenamente a trav¨¦s de un gui¨®n atrevido que ha sintetizado m¨²sica y argumento extrapol¨¢ndolo al XIX espa?ol. El resultado da qu¨¦ pensar sobre la eterna manipulaci¨®n a la que pueden ser sometidos los cl¨¢sicos del ballet sin perder ciertos valores.

El papel de Quiteria corri¨® a cargo de Aliaydee Carre?o, y ¨¦sta es sin duda su mejor interpretaci¨®n dentro del gran repertorio, pues la disposici¨®n a lo exaltado y al arrojo que tiene esta bailarina dan al papel un desenfado que lo llena de color; habr¨ªa que verla en esta misma l¨ªnea en otras piezas, como Coppelia. Carre?o abri¨® la velada con diversos fallos, inexactitudes y hasta alguna ca¨ªda leve, pero se repuso y fue bordando hasta momentos de virtuosismo. No tuvo, sin embargo, en el espa?ol ?scar Torrado un compa?ero solvente que le facilitara el trabajo hasta el final; Torrado era un prometedor valor del ballet cl¨¢sico espa?ol que ha terminado en las huestes cubanas, pero all¨ª no es precisamente donde ha encontrado un desarrollo meritorio a su registro, y aun teniendo esas condiciones naturales que quiere para s¨ª todo bailar¨ªn, a la hora de bailar se le sigue apreciando inseguro y falto de educaci¨®n musical. Hay que mencionar a Anissa Curbelo como el Amor y a Catherine Zuazn¨¢bar como Mercedes. Ambas brillaron por su buena t¨¦cnica, exactitud y gusto.