Espect¨¢culo casi real
Ayer se celebr¨® en Ronda un festejo real, lo que en otros tiempos, cuando el l¨¦xico respetaba las testas coronadas, se conoc¨ªa como corrida regia. La Real Maestranza, plaza de serena belleza y buen orden arquitect¨®nico, sac¨® brillo a sus tradiciones y la ciudad luci¨® por s¨ª misma.Se corrieron seis toros de muerte, de los que algunos eran de risa, de risa floja, por lo que, a pesar de la presencia de la realeza, salt¨® la realidad, que en la fiesta la pone el toro, animal que no debe arrastrarse ni ha tenido que cornear todas las encinas del campo andaluz hasta desmocharse. Tambi¨¦n debiera el ganadero revisar la reata, no sea que en encuentre en la l¨ªnea bovina un antepasado borrico.
Domecq / Ponce, Ubrique, Morante
Seis toros de Juan Pedro Domecq, blandos y mansos.Enrique Ponce: silencio y saludos. Jesul¨ªn de Ubrique: oreja y dos orejas. Morante de La Puebla: silencio y oreja. Plaza de la Maestranza, 6 de septiembre. XLI corrida goyesca. Lleno.
El toro que abri¨® plaza hubo de ser sacrificado por inv¨¢lido. El sino de Ponce fue enfrentarse a un lote de mansos. El primero no acomet¨ªa y el valenciano hubo de ense?arle a embestir, cosa que el toro, de suyo, no hac¨ªa. Se pele¨® con el cuarto en los medios y consigui¨® que arrancara a base de negociar el viaje hacia los adentros. Al final, todo qued¨® en voluntad sin mayor resultado.
No cabe duda de que estamos asistiendo a lo mejor de Jesul¨ªn. Torea mucho m¨¢s centrado, utiliza la panza de la muleta y sabe extraer el mejor producto de la mansedumbre con grandes dosis de t¨¦cnica no exenta de valor. Cierto es que sigue lanceando con el paso atr¨¢s y que no se acaba de acordar de rematar por bajo, pero arrepentidos los quiere Dios, o as¨ª.
El lote m¨¢s serio correspondi¨® al torero m¨¢s tierno. Morante pas¨® un mal rato ante la media arrancada del tercero, pero supo aprovechar el mansurroneo del sexto, logrando los momentos m¨¢s art¨ªsticos de la tarde a base de aguantar las arrancadas.
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