Vulgaridad y sopor
El problema de los novilleros es que carecen de referentes a los que imitar. Referentes quiere decir figuras del toreo, toreros de arte y poder con capacidad para emocionar; figuras temperamentales y artistas, lidiadoras y creativas, con personalidad y sapiencia para hacer del toreo algo m¨¢gico.El problema es que las llamadas figuras del toreo son toreros inconsistentes, c¨®modos y ventajistas que aprovechan la acusada decadencia de la fiesta para ganar honor y fama sobre el toro inv¨¢lido, con la ayuda de un p¨²blico fr¨ªvolo y superficial.
Los chavales de hoy aprenden los defectos de sus mayores, y as¨ª, resultan ser, en su mayor¨ªa, vulgares, due?os del pase sin consistencia, de la faena larga y vac¨ªa, y protagonistas del festejo pl¨²mbeo y aburrido.
Guadalest / Ben¨ªtez, Acevedo, Iniesta
Cinco novillos de Guadalest, mansos y nobles, y un sobrero de Roc¨ªo de la C¨¢mara, manso, en sustituci¨®n del 5?, que fue devuelto por inv¨¢lido.Juan Manuel Ben¨ªtez: ovaci¨®n; aviso y vuelta. Alvaro Acevedo: palmas y ovaci¨®n. Jos¨¦ Antonio Iniesta: vuelta; aviso y ovaci¨®n. Plaza de la Maestranza, 7 de septiembre. Algo menos de media entrada.
As¨ª se entiende, por ejemplo, que Juan Manuel Ben¨ªtez necesitara una voltereta espectacular al inicio de su faena al cuarto para despertar del sopor en el que estaba sumido. Una vez despierto, consigui¨® unos naturales largos y profundos de marca superior. Fue lo m¨¢s torero de una tarde que ¨¦l mismo hab¨ªa iniciado con unas buenas ver¨®nicas a su primero y una faena insulsa a un novillo noble y encastado.
Es decir, que estaba dormido; Ben¨ªtez demostr¨® que tiene oficio, pero, tambi¨¦n, que carece de hambre de triunfo. Aquellos buenos naturales no justifican la frustraci¨®n que hab¨ªa transmitido en el que abri¨® plaza.
El ¨¢nimo por los suelos
?lvaro Acevedo no tuvo su tarde, lo cual es grav¨ªsimo, porque, a lo peor, la oportunidad no se repite, pero as¨ª es la vida: te anuncian en la Maestranza y ese d¨ªa tienes el ¨¢nimo por los suelos. Tuvo delante dos novillos nobles y de escasa fuerza, pero lo m¨¢s llamativo fue su des¨¢nimo y tristeza.
Voluntarioso en ver¨®nicas, s¨®lo hilvan¨® una tanda de derechazos a su primero en un mar de desconfianza; m¨¢s animoso quiso estar en el quinto y algunos pases los traz¨® con m¨¢s oficio que gusto.
Iniesta fue m¨¢s torero en el novillo que menos condiciones apunt¨®; en este caso, fue el sexto, manso y parado, con el que se luci¨® por derechazos lentos y profundos. En el tercero, que estaba m¨¢s vivo, pareci¨® un novillero con oficio pero de poca personalidad. De todos modos, su toreo apunta cualidades poco comunes, aunque no las evidenciara en su totalidad ayer en la Maestranza.
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