Final de cap¨ªtulo

EL TRIPLE crimen de Alc¨¤sser, que ha conmovido a la sociedad espa?ola durante cuatro a?os, cuenta ya con sentencia judicial. El tribunal de la secci¨®n segunda de la Audiencia de Valencia ha condenado a Miguel Ricart a 170 a?os de prisi¨®n como autor -junto con el desaparecido Antonio Angl¨¦s, considerado "autor material" de los asesinatos y violaciones de las ni?as Antonia G¨®mez, Desir¨¦e Hem¨¢ndez y Miriam Garc¨ªa. El tribunal fundamenta la condena de Ricart en las declaraciones autoinculpatorias y los indicios aportados por la investigaci¨®n de la Guardia Civil y los forenses, que concuerdan con el relato del procesado sobre el crimen y las lesiones sufridas por las v¨ªctimas. El fallo valora las con tradicciones de Ricart al intentar exculparse tard¨ªamente y el hecho de que ofreciera coartadas falsas.Es poco probable que la sentencia firme ponga fin a las especulaciones montadas en tomo al triple crimen por algunos medios interesados en la explotaci¨®n comercial del caso, responsables del montaje de juicios paralelos basados de forma oportunista y poco ¨¦tica en las evidentes deficiencias de la instrucci¨®n policial y jur¨ªdica del caso. La resoluci¨®n incluye cr¨ªticas a los intentos de suspender el juicio, a la "agresi¨®n continuada, previamente y durante las sesiones de la vista, con informaciones parciales ( ... ) tendentes a crear un ambiente de oscurantismo en el tr¨¢mite procesal", e, ins¨®litamente, a la acusaci¨®n particular de Fernando Garc¨ªa, padre de una de las asesinadas, por su obsesi¨®n enfermiza en supuestas tramas criminales organizadas.

La sentencia debe ser respetada como una decisi¨®n razonable, y como el final de un cap¨ªtulo procesal importante en el caso Alc¨¤sser, a pesar de los errores mencionados. Quiz¨¢ el sumario abierto en Alzira para la b¨²squeda de Angl¨¦s contribuya a aclarar si hubo m¨¢s responsables de los cr¨ªmenes, adem¨¢s de ¨¦ste y Ricart, como sugieren algunas pruebas. Pero, aunque se multipliquen los procesos, la falta de credibilidad de la Justicia no desaparecer¨¢ mientras no se abandonen las execrables pr¨¢cticas de los juicios paralelos, la demagogia y la explotaci¨®n morbosa de los asesinatos.