Ram¨®n, Fernando
Ramonc¨ªn: culto, cuidadoso, moderado. Fue de izquierdas m¨¢s agudas. Me contaron mis hijos, me lo acerc¨® Umbral; consulto su l¨¦xico si busco una palabra viva. Trabaja en otro diccionario: de eufemismos: de los giros pol¨ªticamente correctos de los peri¨®dicos, el Parlamento, la econom¨ªa, para no decir lo que no se debe decir: sin que parezca que se oculta. Le vi en televisi¨®n llevando un concurso de letras, de busca de palabras. Es su vocaci¨®n. "Desde ni?o quiero ser escritor", dice con modestia, lo cual debe ser lo ¨²nico que no le acerca a esa vocaci¨®n. En casa pone en la nevera el art¨ªculo del d¨ªa: lo comenta con sus hijos, sus amigos de visita. Lo lee en voz alta a la hora de comer: inculca el idioma en sus hijos. He trabajado con ¨¦l este verano en la SER, con Carmela Castell¨®n, que sustitu¨ªa a un escritor primordial de nuestro tiempo, Fernando Delgado. Ramonc¨ªn es un hablista. Est¨¢ siempre del Iado bueno" (bueno o malo: mi izquierda y mi derecha. ?Qu¨¦ soberan¨ªa tengo para m¨ª). Est¨¢ junto a los huelguistas de hambre, con los pensionistas que pasan miedo, con los desvalidos.La derecha lleva tiempo buscando su desprestigio. Es como un problema de castas: Ramonc¨ªn es de barrio, m¨²sico pop, cantautor. Lleva en una oreja tres anillos iguales y un pendiente m¨¢s pesado, y a ellos eso les da, miedo y asco. Lleva la camisa abierta, suele vestir de negro; trabaja en los pueblos y graba en Nueva York por la calidad de sonido: que su producto sea bueno. Ellos tratan de acabar con ¨¦l. Le acosan. Ahora ha tenido una oferta por su cach¨¦ por el preg¨®n de un pueblo: ha preferido renunciar por los insultos de la derecha, a quienes no les importa (ni a m¨ª) que el de Cela haya sido de dos millones: cada uno seg¨²n sus m¨¦ritos, dec¨ªa Lenin. Han extendido su ira a Fernando Delgado, por otra oferta. Es el premio Planeta m¨¢s le¨ªdo de Espa?a. Pero fue director de la radio y presentador en televisi¨®n cuando gobernaban los socialistas y, por lo tanto, denostado y represaliado ahora. El dinero les aterra: s¨®lo es suyo y, generosos, est¨¢n dispuestos a compartirlo con los que con ellos van. Se dice que Ramonc¨ªn -culto, inteligente, escritor, autor de sus letras y sus m¨²sicas, hablista, diccionarista- va a estar en una candidatura del partido socialista (?si ser¨¢ moderado!) y es, por lo tanto, una pieza a abatir. Se les acosa. A ¨¦l, a Fernando, a quien sea: destrozarles, insultarles, robarles. Son consignas. La vieja derecha nunca muere.
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