Escart¨ªn remata a Jalabert
Dufaux, nuevo l¨ªder tras el hundimiento del franc¨¦s Z¨¹lle recupera el papel de gran favorito Tonkov pierde 28 minutos
Algo hizo clic en el cerebro de Fernando Escart¨ªn. Est¨¢ harto el aragon¨¦s de la imagen de chuparruedas. Est¨¢ harto ya de ser siempre uno de los favoritos, uno de los que siempre est¨¢n ah¨ª pero nunca se dejan ver, uno del mont¨®n. Ha decidido que ser cuarto no le vale, que no va a a?adir nada a su carrera. Ya por la ma?ana, poco antes de tomar la salida de una etapa hist¨®rica, estaba decidido a convertirse en el protagonista, en el hombre que encendiera la mecha e hiciera explotar todo. La retirada de Olano probablemente le reafirm¨®. Es la ¨²nica esperanza espa?ola ahora. Y el chaval de Biescas, el t¨ªmido, callado y oscuro ciclista, agarr¨® el toro por los cuernos. No s¨®lo sali¨® ileso del embate y cambi¨® su imagen, enamor¨®, sino que tambi¨¦n se cobr¨® una v¨ªctima ilustre: el franc¨¦s Laurent Jalabert, l¨ªder hasta ayer, perdi¨® m¨¢s de ocho minutos en cinco kil¨®metros justos, los ¨²ltimos de la infernal subida a un Sierra Nevada azotado por el viento. Por 13 segundos no es Escart¨ªn l¨ªder, las bonificaciones que permiten al suizo Laurent Dufaux vestirse de amarillo. El ruso P¨¢vel Tonkov, uno de los favoritos sobre el papel, perdi¨® m¨¢s de 28 minutos. Hoy decidir¨¢ si se retira. La etapa la gan¨® el franc¨¦s Yvon Ledanois, un escalador sorpresa que no molestaba a los primeros de la general. Se fue por eso, a 15 kil¨®metros d¨¦ la meta, y por ri?ones. Se exhibi¨® y logr¨® el mayor triunfo de su vida.La Vuelta se ha convertido en la carrera de la eliminaci¨®n por sorpresa, en un parte cotidiano de v¨ªctimas ilustres. Alex Z¨¹lle, el corredor de m¨¢s clase del pelot¨®n, el mejor contrarrelojista, el hombre m¨¢s fresco -abandon¨® el Tour a las primeras de cambio-, es el gran favorito l¨®gico. Su director, Manolo S¨¢iz, sin embargo, se cura en salud, visto lo visto. "En esta Vuelta no se puede afirmar nada", dijo. Y s¨®lo se lleva una semana de carrera.
La ONCE ten¨ªa prisa por rematar la faena iniciada en la Cabra Mont¨¦s. Hab¨ªa que aprovechar el momento ahora que sus corredores estaban perfectos de forma y motivados como casi siempre, con la sangre de Olano reciente. El terreno, adem¨¢s, era el ideal para su estrategia de casi siempre: tirar hasta la extenuaci¨®n para reducir a la nada la capacidad de los dem¨¢s. Y una vez machacados, rematarlos. Todas las Alpujarras fueron espectadoras del desfile manu militari, de los vagones enganchados a la locomotora ONCE. Sin embargo, la etapa era dura, muy dura. Y el calor, abrasador. Quedaba Sierra Nevada, el lugar del ajusticiamiento. L¨®gicamente, el de los rivales, parad¨®jicamente, el propio.
La ONCE comenz¨® a acelerar la marcha al comienzo del largo y tendido puerto -30 kil¨®metros al 5,71%- por medio de Cuesta, pero cuando el burgal¨¦s se agot¨®, su relevo lo tomaron los Festina. S¨®lo Zarrabeitia entre los gregarios de la ONCE hab¨ªa aguantado hasta all¨ª con fuerzas para trabajar algo. No se sabe si los Festina hab¨ªan visto s¨ªntomas de debilidad en Jalabert, pero su ritmo le vaci¨®. Tambi¨¦n hundi¨® a Tonkov, a Casero, a Rominger y a Chiappucci.
Tampoco sab¨ªa Escart¨ªn si Jalabert sufr¨ªa cuando a falta de cinco kil¨®metros su cerebro hizo clic y atac¨®. S¨®lo le resistieron en un principio Z¨¹lle y Dufaux. Jalabert se qued¨®. Y vi¨¦ndolo as¨ª de mal, el aragon¨¦s, el que se atrevi¨® a descubrir que Jalabert era batible, volvi¨® a atacar. Y sigui¨® tirando del grupo, trag¨¢ndose todo el viento, dejando a los dem¨¢s incapaces de relevarle. Le invit¨® a colaborar a Dufaux, pero el suizo no acept¨® el convite para intentar dejar a Z¨¹lle, el gran enemigo de ambos. No se sabe si porque no pod¨ªa o por miedo al viento o porque ten¨ªa ¨®rdenes de no moverse hasta el ¨²ltimo kil¨®metro y medio, pero s¨®lo atac¨® para sprintar y levantar el brazo en triunfo al cruzar la meta. No sab¨ªa que antes hab¨ªa entrado Ledanois. Jalabert -"menudo pajar¨®n llevaba", dijo un cariacontecido Manolo S¨¢iz que defini¨® la jornada como de "cara y cruz"-, la mirada blanca, la lengua seca, lleg¨® ocho minutos despu¨¦s. No se sabe si con la ayuda de Dufaux Z¨¹lle habr¨ªa sufrido, pero s¨ª que gracias a la falta de colaboraci¨®n, la figura de Escart¨ªn se agrand¨® hasta l¨ªmites que no conoc¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.