Sin Shearer bajan enteros
Bobby Charlton, Chris Waddle, Peter Beardsley, Paul Gascoigne. Todos tienen en com¨²n su talento dif¨ªcilmente brit¨¢nico y su origen en el Noreste de Inglaterra, en la depauperada zona minera que capitaliza Newcastle y que se conoce como territorio geordie. De all¨ª han surgido talentos indiscutibles -y alg¨²n goleador, como Alan Shearer y aquel poderoso Malcom Mac Donald- y el hombre que decidi¨® convertir un equipo decadente en una de las mayores potencias de la Premier League. El hombre es Sir John Hall, magnate en los negocios y un poco visionario en el f¨²tbol.Hall se fij¨® en las caracter¨ªsticas que hab¨ªan llevado al Liverpool a convertirse en el club hegem¨®nico del f¨²tbol ingl¨¦s durante dos d¨¦cadas. Con Keegan en su ¨²ltima etapa como jugador consigui¨® el ascenso a Primera. Despu¨¦s le design¨® entrenador y puso a su disposici¨®n jugadores nunca so?ados en Saint James's Park. Regres¨® el gran Peter Beardsley y llegaron Asprilla, Ginola, Ferdinand y finalmente Shearer, por 3.000 millones de pesetas. Pero al equipo le falt¨® car¨¢cter para aguantar al Manchester durante las ¨²ltimas cuatro temporadas. Keegan fue despedido. Le sucedi¨® Kenny Dalglish.
La temporada se anunciaba espl¨¦ndida. Se contrat¨® al defensa italiano Pistone, al georgiano Ketsbaia -un tipo que arrolla- y a Thomasson, la gran esperanza danesa. Los goles estaban asegurados con Shearer. Todo cuadraba. As¨ª que vendieron al delantero internacional Ferdinand por 1.000 millones al Tottenham. Pero al d¨ªa siguiente del traspaso, Shearer sufri¨® una rotura de ligamentos que le apartar¨¢ del equipo durante ocho meses. Sin Shearer y sin Ferdinand, las acciones del Newcastle se desplomaron. Porque el equipo todav¨ªa es interesante, pero de ninguna manera capaz de medirse con los grandes. En la defensa -Barton, Pistone, el belga Albert, el veterano y confuso Pearce y el discreto Beresford- falta velocidad y capacidad para jugar el bal¨®n. En el centro del campo, Batty es el medio matraca que pega y sirve corto, Lee ataca por la derecha con entusiasmo y Ketsbaia se lleva por delante lo que encuentra. Ahora ha llegado John Barnes del Liverpool, pero est¨¢ en las ¨²ltimas, lo mismo que Rush, otro de la conexi¨®n Anfield. Est¨¢n para ayudar a Dalglish, que tendr¨¢ que confiar en el irregular talento de Asprilla y en la clase que se supone a Thomasson.
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