Palabras y hechos

EL MANIFIESTO de apoyo a la reforma educativa ha puesto en un aprieto a Esperanza Aguirre, que se ha visto obligada a realizar atropelladas piruetas para neutralizar, digerir y aplaudir -por este orden- el documento promovido por la Fundaci¨®n Encuentro y firmado por una veintena de asociaciones de la comunidad educativa. A pesar de su perseverante exhibici¨®n de alegr¨ªa, la ministra de Educaci¨®n ha encajado el manifiesto como un contratiempo, ya que la deja pol¨ªticamente aislada. Ella misma y sus colaboradores han tratado de impedir la incorporaci¨®n de las dos organizaciones cat¨®licas firmantes, la Federaci¨®n Espa?ola de Religiosos de la Ense?anza (FERE) y la asociaci¨®n cat¨®lica de padres Concapa, as¨ª como la de Comisiones Obreras. Ahora no les queda m¨¢s remedio que negarlo, pero los intentos no han sido ninguna fantasmagor¨ªa.La Declaraci¨®n conjunta en flavor de la educaci¨®n respalda "Ias l¨ªneas b¨¢sicas de la repalda", con especial menci¨®n a su car¨¢cter comprensivo (no segregador de alumnos por el rendimiento); advierte contra "la vieja tentaci¨®n de tejer y destejer" de los Gobiernos; propugna una "potenciaci¨®n" de la ense?anza p¨²blica compatible con la adecuada dotaci¨®n de recursos a la ense?anza concertada, y reclama un acuerdo parlamentario para aprobar una ley de financiaci¨®n de cinco a?os que permita implantar el sistema educativo que los socialistas pusieron en marcha en 1990 con la Ley Org¨¢nica de Ordenaci¨®n General del Sistema Educativo (LOGSE). El objetivo es acercarse en cinco a?os a un gasto educativo del 6% del PIB, similar a los pa¨ªses europeos avanzados, lo que requerir¨ªa una inversi¨®n extra de un bill¨®n de pesetas entre todas la administraciones p¨²blicas.

La ministra se remite a las hemerotecas para demostrar su voluntad de pacto y argumentar una satisfacci¨®n poco veros¨ªmil. En los peri¨®dicos est¨¢n sus declaraciones gen¨¦ricas en favor de un Acuerdo Nacional de Educaci¨®n, pero tambi¨¦n sus cr¨ªticas demoledoras a la reforma educativa en la conferencia que el 26 de mayo pronunci¨® en el Club Siglo XXI. Se desmarc¨® entonces del sistema que gestiona y dijo de ¨¦l que ha condenado a toda una generaci¨®n a la ignorancia como consecuencia de una "pol¨ªtica equivocada". Respecto a la comprensividad, afirm¨® que "expresa la ut¨®pica pretensi¨®n de que todos los alumnos, hasta los 16 a?os, puedan estudiar juntos", que confunde "igualdad con igualitarismo" y que ha provocado un "descenso generalizado del nivel de conocimiento" en los alumnos.

Es l¨®gico que quien ha arremetido contra ella hace apenas cuatro meses se sienta ahora m¨¢s que inc¨®moda con una declaraci¨®n conjunta en la que las organizaciones educativas defienden la "comprensividad" y reclaman fondos para aplicarla. Pero la ministra pide demasiado si espera que los ciudadanos crean que la iniciativa coincide con su propuesta de pacto educativo.

La reforma que se est¨¢ implantando es una compleja operaci¨®n educativa y pol¨ªtica que requiere cohesi¨®n social, estabilidad y recursos econ¨®micos para evitar que fracase. Todos los esfuerzos ser¨¢n pocos para sortear los escollos, especialmente en secundaria. Las organizaciones firmantes han hecho un esfuerzo colosal para plasmar en siete f¨®lios el m¨¢ximo com¨²n denominador de sus divergentes concepciones educativas. Laicos y religiosos, p¨²blicos y privados, patronos y sindicalistas han conseguido el milagro coordinados por Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn Patino, presidente de la Fundaci¨®n Encuentro, y Alvaro Marchesi, ex secretario de Estado de Educaci¨®n.

Ahora hay que pasar de las palabras a los hechos: es el turno de los partidos y del Gobierno. La piedra de toque ser¨¢ la ley de financiaci¨®n, la misma que los populares ped¨ªan cuando estaban en la oposici¨®n y los socialistas rechazaban desde el Gobierno. Esperanza Aguirre tiene la oportunidad de promoverla y demostrar con hechos que su acogida alegre y confiada responde a algo m¨¢s que a la t¨¢ctica del disimulo.