La prensa rusa, en poder de siete magnates
Las grandes empresas dominan el panorama de los medios de comunicaci¨®n en la antigua URSS
La aparici¨®n de un nuevo diario en Mosc¨², Ruski Telegraf, se ha convertido en la en¨¦sima prueba de que no existe prensa independiente en Rusia. Los grandes magnates dominan el panorama de los medios de comunicaci¨®n y sus disputas llegan a las p¨¢ginas de los peri¨®dicos y a los canales televisivos convirtiendo en misi¨®n imposible la aspiraci¨®n a una informaci¨®n objetiva e independiente.El nuevo peri¨®dico sale a la calle financiado por Oneximbak, el tercer banco industrial de Rusia, presidido por VIad¨ªmir Potanin, ex viceprimer ministro y en el ojo del hurac¨¢n tras ganar dos recientes y pol¨¦micas privatizaciones: la del 25% del monopolio telef¨®nico y el 38% del gigante productor de n¨ªquel y otros minerales Norilsk.
El Telegraf est¨¢ en los quioscos desde el pasado lunes, con una tirada inicial de 50.000 ejemplares. En su art¨ªculo de presentaci¨®n, se declara enemigo del sensacionalismo, denuncia el "creciente d¨¦ficit de respetabilidad" en la prensa de Rusia y asegura que "en este enorme pa¨ªs no hay ni un solo diario que se parezca m¨ªnimamente a lo que en Occidente se entiende como un peri¨®dico s¨®lido".
Guerra econ¨®mica
Naturalmente, el Telegraf -que se define como conservador y orientado al mundo de los negocios- se declara dispuesto a llenar este hueco. Pero es dudoso que lo consiga, ya que nace lastrado por la pertenencia a uno de los grupos enzarzados en una implacable guerra econ¨®mica y que no dudan en utilizar sus medios informativos para defender descaradamente sus intereses.
Parece como si el ¨²nico derecho que tuviese el lector fuese el de abrirse paso entre la mara?a de publicaciones, con una gu¨ªa de sus due?os al lado, para determinar, con habilidad de detective, donde est¨¢ la verdad, probablemente oculta o deformada.
Los grandes protagonistas de esta guerra son Potanin, VIad¨ªmir Gusinski y Bor¨ªs Berezovski.
Los tres forman parte del grupo de siete magnates que el a?o pasado hicieron posible con su dinero la reeleci¨®n de Bor¨ªs Yeltsin como presidente, frenando al candidato comunista, Guennadi Ziug¨¢nov.
Tras la elecci¨®n, que les uni¨® como a una pi?a para luchar contra el enemigo com¨²n, cada cual fue por su lado. El actual mapa informativo ruso se dibuj¨® despu¨¦s de que lograran su objetivo de que Yeltsin estuviera otros cuatro a?os en el Kremlin.
Imperios informativos
Cada uno de ellos encabeza un imperio informativo. Potanin controla Komsom¨®lskaya Pravda, el diario, junto a Trud, de mayor tirada de Rusia (1.250.000 ejemplares). El presidente de Oneximbank ha puesto tambi¨¦n recientemente sus manos y su dinero sobre Izvestia, que se hab¨ªa ganado a pulso un renovado prestigio y que superaba el medio mill¨®n de ejemplares de tirada.
Berezoski, actual vicesecretario del Consejo de Seguridad, que te¨®ricamente dej¨® los negocios cuando entr¨® en el Kremlin, controla Nezav¨ªsimaya Gazeta (influyente aunque de escasa difusi¨®n) y el semanario Ogoniok, tiene el 30% del canal de televisi¨®n TV-6 y con una peque?a participaci¨®n en el accionariado, se las arregla para controlar el primer canal, ORT.
En cuanto a Gusinski dirige el grupo Most, que tiene su punta de lanza en el canal de televisi¨®n independiente NTV, adem¨¢s de la emisora de radio Eco de Mosc¨², el diario Segodnia (de prestigio, aunque con s¨®lo 50.000 ejemplares) y el semanario Itogui.
Los ecos de la disputa llegaron hasta el Kremlin, donde el vicejefe de Gobierno, Bor¨ªs Nemtsov, estuvo sometido a un fuego graneado implacable desde los medios de Gusinski y Berezovski, Por haber apoyado supuestamente a Potanin en la pol¨¦mica privatizaci¨®n. El propio presidente ruso, Bor¨ªs Yeltsin, ha tenido que terciar en el conflicto. Su reuni¨®n del pasado lunes con Potanin, Gusinski y otros cuatro magnates termin¨® con la promesa, de estos de que iban a terminar los ataques contra Nemtsov y el otro vicejefe de Gobierno, Anatoli Chub¨¢is.
Lo m¨¢s notable es que el Estado, monopolizador de los medios de comunicaci¨®n hasta la desaparici¨®n de la URSS, est¨¢ informativamente desarmado, y s¨®lo controla en la pr¨¢ctica la segunda cadena de televisi¨®n (RTR) y el canal 5 de San Petersburgo (a punto de convertirse en la cadena tem¨¢tica Cultura), adem¨¢s de las agencias Itar-Tass y R¨ªa-Novosti y dos diarios de tiradas importantes pero escasamente influyentes: Ros¨ªiskaya Gazeta y Ros¨ªiskiye Vesti.
La pr¨¢ctica ha demostrado que la posesi¨®n del 51 % del primer canal (ORT) no impide que ¨¦ste pueda utilizarse contra todo un vicejefe de Gobierno por un Berezovski que sigue moviendo los hilos de sus negocios desde su puesto en el Consejo de Seguridad.
Con la aparici¨®n de Ruski Telegraf, Potanin toma por la mano a sus dos rivales que. preparan otro diario, que se llamar¨¢ probablemente Nuevo Izvestia, con Igor Golembiovski al frente, el defenestrado director del Ikvestia genuino, que hab¨ªa ca¨ªdo en manos de Potanin. Gusinski, Berezovski y Potanin son tres de los grandes magnates del mundo informativo ruso pero habr¨ªa que incluir en esa ¨¦lite a Rem Vi¨¢jirev, presidente del grupo Gazprom, que controla los diarios Trud y Rab¨®chaya Tribuna, adem¨¢s del 30% de la NTV. El primer ministro, V¨ªktor Chernomirdin, ex presidente de Gazprom, tiene a¨²n en la superempresa a su principal apoyo econ¨®mico, y en ¨¦ste radican sus posibilidades de llegar a la presidencia.
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