De c¨®mo sacar las aulas a la calle

Un sacerdote se qued¨® impresionado con lo necesitados que estaban los ni?os de un barrio de Roma, el Trastevere (que significa m¨¢s all¨¢ del T¨ªber), y se ofreci¨® al p¨¢rroco de la iglesia de Santa Dorotea para crear una peque?a escuela para pobres en la planta baja de la sacrist¨ªa. El p¨¢rroco se resisti¨® durante mucho tiempo a tal innovaci¨®n, pero el sacerdote, que se llamaba Jos¨¦ de Calasanz, se acab¨® saliendo con la suya.Se acaban de cumplir 400 a?os de esta historia. Y la iniciativa de Jos¨¦ de Calasanz result¨® ser s¨®lo el principio de una cadena de escuelas creadas con un doble fin, el de ense?ar y el de educar en la tolerancia, en la integraci¨®n social o en igualdad, materias recogidas como transversales en la ¨²ltima ley educativa, la LOGSE.

Las escuelas p¨ªas (o escuelas para pobres) cuentan hoy con 80 colegios concertados en Espa?a y varios centenares en el mundo. En todos ellos se est¨¢ celebrando durante estos d¨ªas el 400 aniversario de su fundaci¨®n. El denominador com¨²n de todos ellos es el marcado car¨¢cter social que sus responsables se empe?an en que impregne toda la ense?anza que imparten, tal y como explica el director de uno de estos centros, el Colegio Calasancio de Madrid, Enrique S¨¢nchez Mart¨ªn. "Sacamos a la calle a los alumnos, los llevamos a barrios marginales y animamos a los padres a que participen en este tipo de proyectos", explica el director. Han pasado por estos centros el futbolista Emilio Butrague?o, los pol¨ªticos Narc¨ªs Serra y Carlos Solchaga, el escritor Camilo Jos¨¦ Cela o el dibujante Mingote.

En el Colegio Calasancio de Madrid se ve ese car¨¢cter social en las iniciativas que se ponen en marcha y en el ¨¢nimo de los alumnos. Los m¨¢s mayores tienen que hacer una acci¨®n social antes de salir del colegio.Es una pr¨¢ctica que forma parte de la clase de Filosof¨ªa.

Jorge San Mart¨ªn tiene 17 a?os y est¨¢ empezando COU. El pasado curso le toc¨® hacer la actividad social. "Estaban necesitados de afecto, de cari?o, quer¨ªan contar sus historias". Jorge habla de un grupo de ancianos de una asociaci¨®n del barrio madrile?o de Prosperidad. Fue el lugar que eligi¨® para hacer su pr¨¢ctica. "¨ªbamos una vez por semana para que nos contaran la historia del barrio, hablaban de las lavander¨ªas o las vaquer¨ªas, y despu¨¦s se organiz¨® una exposici¨®n con la informaci¨®n".

"Al principio me resist¨ª un poco a la idea", cuenta otra alumna, Mar¨ªa Luisa Carles, "pero luego me he alegrado mucho. Si no me llegan a obligar, no se me hubiera ocurrido hacerlo". Esta alumna eligi¨® para su trabajo social cuidar a los hijos de mujeres inmigrantes durante una hora y media a la semana, mientras ellas asist¨ªan a clases de espa?ol.

En este colegio hay un trabajador social, Jos¨¦ Antonio Rodrigo, que se encarga del departamento de acci¨®n social, una iniciativa pionera en las escuelas p¨ªas. Se ocupa de las formaci¨®n social de los alumnos del colegio y de la ONG, de la que est¨¢n todos muy orgullosos, como dice su presidenta y madre de dos antiguas alumnas, Mar¨ªa del Carmen Coma: "Hemos pues to en marcha ocho proyectos en pa¨ªses necesitados en los tres a?os que llevamos trabajando".

El ¨²ltimo en ponerse en marcha ha sido la creaci¨®n de una granja agropecuaria en un poblado ind¨ªgena de C¨²cuta, una poblaci¨®n situada entre las fronteras de Venezuela y Colombia. "Nos pareci¨® muy provechoso que compraran vacas", explica la presidenta. "Tambi¨¦n mandamos a un ingeniero agr¨®nomo que les ha ense?ado a poner en marcha el proyecto".

El grupo de alumnas que estuvo colaborando en el centro de inmigrantes, junto con Mar¨ªa Luisa, sigue acudiendo a ¨¦l de vez en cuando y dicen que van a seguir realizando este tipo de actividades.

Esta es una actitud generalizada entre los alumnos. "Coges cari?o a las personas que has acompa?ado, como Manuel, el anciano con el que yo sal¨ªa a dar una vuelta, durante mis pr¨¢cticas", dice V¨ªctor Toribio, de 16 a?os. "Hay d¨ªas que est¨¢s en casa y te preguntas ?qu¨¦ habr¨¢ sido de Don Manuel?".