Sonrisas para la posteridad
Si se tiene en cuenta que la mayor recompensa de los golfistas que concurren a la Copa Ryder es el prestigio, no es de extra?ar que el acto protocolario de la foto de los equipos constituya uno de los momentos m¨¢s protocolarios del evento. Despu¨¦s, en la competici¨®n, habr¨¢ jugadores y famosos que acaparen la atenci¨®n de los teleobjetivos -ayer, por ejemplo, pas¨® por Valderrama el primer personaje ilustre de fuera del mundo del golf, el pr¨ªncipe Andr¨¦s de Inglaterra- y otros que caigan en el olvido; habr¨¢ gestas para el recuerdo y an¨¦cdotas que pasen sin pena ni gloria. Pero fotos para la posteridad hay tres: las oficiales de los dos equipos y la del conjunto vencedor con la preciad¨ªsima copa en la mano.Ayer, a las 8.45 en punto de la ma?ana, en Valderrama estaba todo preparado para el primer momento hist¨®rico de la semana. El decorado escogido fue el lago artificial del campo de pr¨¢cticas, y el mism¨ªsimo Jaime Ortiz Pati?o en persona, walkie-talkie en mano, supervisaba hasta el ¨²ltimo detalle: las colocaci¨®n de las sillas, el estado del c¨¦sped -que orden¨® segar en el descanso entre la sesi¨®n de fotos del equipo americano y la del europeo para arreglar un presunto desperfecto imperceptible para los ojos de la mayor¨ªa de los presentes-, y hasta el brillo del trofeo, que se abrillantaba tras cada toma.
El equipo visitante fue m¨¢s ordenado y pr¨®digo que el anfitri¨®n a la hora de posar, pero tambi¨¦n menos espont¨¢neo. La equipaci¨®n escogida para la ceremonia constaba de pantal¨®n, polo gris y chaleco rojo. Por una vez, Tiger Woods dej¨® de ser la estrella del equipo. Desprovisto de su inseparable gorra Nike -en la Copa Ryder no se permite a los jugadores lucir publicidad-, el joven mito del golf parec¨ªa un colegial en el trance de la foto del curso. Mucho m¨¢s jovial parec¨ªa el capit¨¢n del equipo, Tom Kite, un aut¨¦ntico veterano en posar entusiasmado con la copa -desde que se anunci¨®, hace dos a?os, que capitanear¨ªa el equipo americano en esta edici¨®n, las fotograf¨ªas que se ha hecho con la copa se cuentan por miles-.
Kite satisfizo a todo el mundo. ?Fotos con la copa y cada uno de los jugadores? Al instante. ?Fotos en el coche de capit¨¢n del equipo? Las que quieran. Derroch¨® gui?os y bromas. Pero quien, sin duda, disfrut¨® m¨¢s del acto, como qued¨® reflejado en la expresi¨®n de satisfacci¨®n que ostentaba, fue Ortiz Pati?o, el verdadero protagonista de una ceremonia que, al fin y al cabo, tiene el fin ¨²ltimo de certificar que ha logrado cumplir el sue?o de ser el primero en sacar la edici¨®n europea de la Ryder de Gran Breta?a y celebrarla en el continente.
Los jugadores europeos llegaron a su sesi¨®n con cuentagotas y en medio de un clima distendido. Esperaron su turno entre risas y charlas, y Cherna Olaz¨¢bal incluso se despoj¨® del polo amarillo de la equipaci¨®n comunitaria en medio del campo para cambi¨¢rselo. por otro nuevo. Los ¨²ltimos en llegar fueron el benjam¨ªn del equipo, el espa?ol Ignacio Garrido, que se hab¨ªa quedado rezagado del grupo, y el capit¨¢n, Severiano Ballesteros, que apareci¨® casi derrapando con su coche oficial cuando el resto del conjunto ya estaba colocado y con la sonrisa dispuesta.El uniforme de los europeos trajo la discordia. A algunos les pareci¨® que el polo y el chaleco del mismo color amarillo p¨¢lido sobre pantal¨®n gris claro eran demasiado tristones. "El rojo de los americanos chilla demasiado en contraste con el green, y la ca¨ªda de estas telas no tiene comparaci¨®n: ¨¦stas son italianas y se nota", razonaba una atenta espectadora.El otro protagonista
Pero el verdadero protagonista de las fotos de la delegaci¨®n europea no fue ni Ballesteros, ni Ortiz Pati?o, ni ninguno de los componentes del equipo. Porque a mitad de la sesi¨®n apareci¨® un personaje inesperado que acapar¨® todas las miradas y que, adem¨¢s, las concentr¨® en una parte muy concreta de su anatom¨ªa: Johnie Walker, el del g¨¹isqui, o mejor dicho, el actor que la compa?¨ªa hab¨ªa contratado para que apareciera en las fotos caracterizado como el personaje que simboliza la marca. Pues bien,. el bueno de Johnnie se coloc¨® para la foto con su chistera, su levita roja y, sus botas y su pantal¨®n beige ajustado y arm¨® el taco. El pantal¨®n marcaba de manera tan ostensible sus atributos masculinos como si se hubiera metido un par de pelotas de tenis en los calzoncillos. No se pod¨ªa mirar a otra parte. Los m¨¢s de 100 fot¨®grafos que cubr¨ªan el acto tuvieron que abandonar el trabajo presos de un ataque de risa. Los componentes del equipo europeo se miraban desconcertados, pensando que eran ellos quienes provocaban tanta hilaridad. Cuando al fin se descubri¨® el motivo de las, carcajadas, el pobre Johnie se retir¨® de las fotos y se march¨® con la cara del color de la levita.
Por la noche, los jugadores de ambos equipos dejaron parte sus equipaciones respectivas y se uniformaron todos con el esm¨®kin reglamentario para asistir a la cena de gala de la Ryder, un acontecimiento select¨ªsimo donde s¨®lo fueron invitadas 200 personas, aunque la organizaci¨®n permiti¨® entrar a otras 1.000, previo pago de 50.000 pesetas por cubierto, eso s¨ª.La Copa Ryder proceder¨¢ hoy a la solemne inauguraci¨®n, un acto que durar¨¢ dos horas y media (desde las 15.00 hasta las 17.25, ofrecido por La 2 a partir de las 16.00) y que contar¨¢ con la presencia de los Reyes de Espa?a entre otras autoridades.
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