Dilemas de los comunistas chinos
Con motivo de la celebraci¨®n del XV Congreso del Partido Comunista Chino circulaba por Pek¨ªn este chiste: "Se divisan tres veh¨ªculos: el primero conducido por Bill Clinton, el segundo por Bor¨ªs Yeltsin y el tercero por Jiang Zemin. Cuando los coches se acercan a un cruce, Clinton y Yeltsin, sin vacilaci¨®n, contin¨²an su camino, pero el ¨²ltimo coche se detiene. Jiang Zemin, al volante, se dirige entonces al pasajero que se encuentra en el asiento junto a ¨¦l y pregunta: 'Camarada Deng Xiaoping, ahora ?qu¨¦ direcci¨®n debemos tornar?'. Y Deng responde: 'Pon el intermitente a la izquielda y tira para la derecha ' ". El saber popular ilustra de ese modo las contradicciones ideol¨®gicas en las que se encuentran inmersos los comunistas chinos. Nadie sabe realmente, por ejemplo, qu¨¦ significa el llamado "socialismo de caracter¨ªsticas chinas", que mencionan incansablemente los medios de comunicaci¨®n. Para algunos describe la paradoja de que un Partido Comunista fomente sin reparos el capitalismo, justificando la aparici¨®n de enormes diferencias sociales. Pero a pesar de esto y de la crisis de valores observable en la sociedad, la poblaci¨®n en general no cuestiona la necesidad de proseguir las reformas econ¨®micas y mantiene expectativas de que la prosperidad se vaya extendiendo progresivamente a sectores m¨¢s amplios.El Partido Comunista Chino trata en parte de superar sus contradicciones ideol¨®gicas mediante la articulaci¨®n de una ret¨®rica nacionalista y antiextranjera, que, adem¨¢s de favorecer la propia cohesi¨®n interna del partido, viene a constituir una oferta institucional de identidad colectiva ante la incertidumbre generada por el acelerado proceso de modernizaci¨®n socioecon¨®mica en curso y el desmoronamiento del marco normativo precedente. Este recurso al nacionalismo, elemento clave de la actual propaganda oficial, incita tambi¨¦n a los nost¨¢lgicos querememoran un pasado idealizado que simboliza la figura de Mao Zedong. Pero, de hecho, una involuci¨®n no parece probable, m¨¢s a¨²n cuando la relectura del pasado va poniendo en evidencia que el totalitarismo maoista fue un periodo de terror y supuso uno de los mayores genocidios de la historia.
Jiang Zemin, secretario general del Partido Comunista Chino, ha apostado por continuar y ampliar las reformas iniciadas por Deng Xiaoping. A pesar de ello, muchos de sus compatriotas siguen viendo en ¨¦l a un hombre de transici¨®n, cuyo liberalismo en el terreno econ¨®mico se combina con el f¨¦rreo control sobre los intelectuales, por su potencial desestabilizador, y los militares, cuya aquiescencia necesita. A la vista de los resultados y, de acuerdo con otras informaciones oficiosas que me fueron proporcionadas en Pek¨ªn, son cinco las grandes l¨ªneas que conforman la pol¨ªtica adopta da tras este Congreso. La primera, eludir las pol¨¦micas sobre la derecha e izquierda. Con excesiva simplificaci¨®n, se puede decir que la derecha, en t¨¦rminos pol¨ªticos chinos, aprueba el aperturismo, mientras que la izquierda busca el retorno a la ortodoxia mao¨ªsta. La segunda, no modificar la calificaci¨®n de movimiento contrarrevolucionario, atribuido a las manifestaciones estudiantiles que en junio de 1989 terminaron en una masacre. La tercera, mantener una pol¨ªtica no intervencionista en Hong Kong. La cuarta, no urgir la reunificaci¨®n de Taiwan. La quinta y ¨²ltima, "no poner mala cara" a los Estado Unidos de Am¨¦rica.
En los puntos se?alados se aprecia un pragmatismo que coincide en cierta medida con lo que la poblaci¨®n espera de sus dirigentes. Nadie desea nuevas elucubraciones te¨®ricas, sino soluciones concretas a los problemas de las reformas econ¨®micas en curso. Y entre ¨¦stas destacan principalmente dos: la reconversi¨®n de las empresas estatales y la corrupci¨®n. En relaci¨®n al primero, el futuro de millones de trabajadores p¨²blicos es, sin duda, la cuesti¨®n m¨¢s importante que debe abordar el actual liderazgo del partido. Ya se han producido movilizaciones obreras de protesta en distintas ciudades chinas. Pese a ello, en este Congreso, Jiang Zemin ha dejado abierta la posibilidad de adoptar diversas formas de propiedad, incluyendo la privatizaci¨®n. Con respecto al segundo gran tema, la sensibilidad social es extrema, pero nadie ten¨ªa esperanzas de que se hicieran algo m¨¢s que gestos. En el mercado clandestino se han vendido numeros¨ªsimos ejemplares de La ira del cielo .(Tian nu), un follet¨ªn novelado sobre la trama de corrupci¨®n en la que se ha visto envuelto Chen Xitong, ex alcade de Pek¨ªn, recientemente expulsado del partido. En la actualidad, un nuevo ¨¦xito editorial publicado en Hong Kong, que circula secretamente por todo el territorio chino, describe el modo en que los hijos de los dirigentes se han beneficiado de las reformas, y enumera, adem¨¢s, sus actividades especulativas, dentro y fuera de China. Ante la imposibilidad de participar en las decisiones pol¨ªticas, la gente de la calle se permite criticar en privado las conductas irregulares de sus dirigentes, mientras ¨¦stos permanecen sumisos en tribulaciones y luchas por el poder.
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