Ballesteros, 3; Estados Unidos, 3
Europa resite el embate americano en la primera jornada, acortada por la lluvia
La decisi¨®n visceral frente a la mediocridad met¨®dica; el genio imprevisible frente al fr¨ªo respeto a la tradici¨®n, Y, por ahora, empate. O sea, muy bien. Un pu?ado de veteranos europeos -Faldo, Langer, Montgomerie, Olaz¨¢bal...-, curtidos en mil batallas, cansados, exhaustos de cuerpo, pero frescos de mente, de intuitividad creativa, supieron hacer frente, plantar batalla -y no algo m¨¢s por culpa de la lluvia: en el momento de la suspensi¨®n, solicitada por el capit¨¢n norteamericano, Westwood estaba a dos metros de dar un punto m¨¢s a Europa y Parnevik y Garrido empataban con sus rivales- y frenar el inmoderado optimismo de que lleg¨® rodeado el Dream Team del golf americano.Todo el esp¨ªritu y pasi¨®n mostrado por el equipo europeo tiene un ¨²nico s¨ªmbolo personal: Severiano Ballesteros, el apasionado capit¨¢n para quien derrotar a Estados Unidos en la Ryder es m¨¢s que una religi¨®n. El cientifismo, apoyo en la estad¨ªstica, regularidad y hasta tono gris¨¢ceo del equipo norteamericano, sin embargo, no necesitan referente. Su capit¨¢n, el educado y pulido Tom Kite, no es m¨¢s que un compendio de todo ello. As¨ª pues: Ballesteros, 3; Estados Unidos, 3. Y pudieron ser m¨¢s, que dice el forofo.
Todas las decisiones arriesgadas tienen valor doble cuando salen bien, y el valor de un abismo si resultan en tiro por la culata. Arriesgado era jugar los four-balls, que exigen, un mayor esfuerzo por parte de todos los jugadores, por la ma?ana para volver a exigir a pr¨¢cticamente los mismos -s¨®lo Ignacio Garrido entr¨® de refresco por la tarde- una repetici¨®n de esfuerzos frente a un equipo que cambi¨® de alineaci¨®n al 50%. Y la cosa funcion¨® . Arriesgado tambi¨¦n era mantener sin tocar a dos parejas que hab¨ªan mostrado grandes lagunas en sus derrotas matutinas, es decir a Montgomerie-Langer y Faldo-Westwood. Y la cosa funcion¨®, vaya si funcion¨®. El escoc¨¦s y el alem¨¢n se merendaron a la s¨²perpareja americana Woods-O'Meara con mayor voracidad que la que mostraron los americanos a la viceversa por la ma?ana. Les hicieron sentir peor que a las carpas del estanque de la nutria, uno de los emblemas del campo. Los dos ingleses en las mismas estaban con Leonard -no lo olviden, ganador del Open Brit¨¢nico- y Maggert cuando la luz se acab¨®. Justamente, el triunfo y el m¨¢s que probable triunfo vesp¨¦rtinos de las dos parejas masacradas por la ma?ana tienen el valor de ser un tributo a la valent¨ªa del capit¨¢n que lo hizo posible.
Las dos decisiones, y si vamos a eso, una tercera m¨¢s discutible -la sustituci¨®n de un Johansson que sintoniz¨® perfectamente con su compatriota Parnevik por el espa?ol Garrido- tuvieron ¨¦xito, a la fuerza ahorcan, probablemente porque all¨ª donde los norteamericanos cuentan con 12 jugadores perfectamente intercambiables para elegir entre ellos -hasta Kite los podr¨ªa sustituir mediado un partido sin que m¨¢s que unos pocos se dar¨ªan cuenta de si juegan Furyk o Faxon, Maggert u O'Meara-, Ballesteros deb¨ªa recurrir a su vieja guardia, a los hombres a los que alumbr¨® en la Ryder desde los a?os 80, a los hombres de mismo cuerpo y su misma alma. O sea, a unos cuantos de otra ¨¦poca que como el saben como nadie dar lo mejor de s¨ª mismos en las situaciones m¨¢s comprometidas.
Las dos mitades de la primera jornada fueron una repetici¨®n de lo mismo. Los momentos de la indefinici¨®n siempre s¨¦ correspond¨ªan con dominio norteamericano; pero, seg¨²n se acercaban los partidos al momento decisivo, a los hoyos 16? y 17? las tornas cambiaban.
Los anta?o seguros regulares de la estad¨ªstica empezaban a fallar putts de dos metros, el mejor s¨ªntoma de una cosa llamada presi¨®n o miedo. De los tres partidos que llegaron igualados al ¨²ltimo hoyo, dos se decantaron de lado europeo y s¨®lo Faldo, lamentablemente, fall¨® un putt de empate. Son los embates del genio, del golf puro y de coraz¨®n, arrollando los diques de la seguridad, una fortaleza en cuyos muros ha quedado, incluso, el mayor talento del golf mundial, Tiger Woods. El esp¨ªritu de equipo es otra cosa. Es el ¨¢nimo que se refleja en las espectaculares remontadas matinales de Olaz¨¢bal-Rocca y los suecos. Ninguna pareja norteamericana fue capaz de remontar una desventaja de dos hoyos.
Severiano Ballesteros ha anunciado ya que iba a dormir mejor la noche siguiente a su debut como capit¨¢n. Sus muchachos no le han fallado. ?l no les ha fallado a los suyos. Tambi¨¦n lo tendr¨¢ m¨¢s f¨¢cil para hacer las parejas, aunque ning¨²n equipo anunciar¨¢ los equipos para hoy hasta poco antes de comenzar. Sabe que la qu¨ªmica funciona. Y que ni la lluvia torrencial que oblig¨® a retrasar la primera jornada un par de horas puede con ella.
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