El capitan fren¨¦tico
Ballesteros es la persona que m¨¢s presi¨®n soporta en Valderrarna
El diluvio universal que ca¨ªa en la madrugada de ayer sobre Valderrama fue todo un contratiempo para las 30.000 personas que aguardaban ansiosas el comienzo de la Copa Ryder. Pero hubo alguien a quien literalmente el cielo se le desplom¨® sobre la cabeza: Severiano Ballesteros, la persona que sin duda m¨¢s presi¨®n est¨¢ soportando en esta edici¨®n del prestigioso duelo golf¨ªstico. Sobre todo, porque teniendo en cuenta las horas a las que amanece el capit¨¢n europeo -el jueves mismo, se hab¨ªa levantado a las 4:30 de la ma?ana-, seguro que contempl¨® el aguacero desde el principio.Finalmente, el cielo decidi¨® comportarse y para las 10 de la ma?ana, Seve estaba como un clavo en el tee del hoyo uno, acompa?ando en la salida a Olaz¨¢bal y Rocca, los primeros europeos que salieron a jugar. A esas horas ya llevar¨ªa tronchado lo suyo. Ballesteros es el protagonista indiscutible de la XXXII Copa Ryder. Su prestigio en el mundo del golf fue determinante para llevarla a Valderrama. El m¨ªtico hoyo 17, el m¨¢s temido del campo, lleva su firma. En el acto de inauguraci¨®n, acapar¨® la m¨¢s c¨¢lida de las ovaciones del p¨²blico. Las carpas que hay repartidas por todo el campo est¨¢n forradas con fotos que r¨ªnden homenaje a su carrera. Y, para bien o para mal, en estos d¨ªas el nombre de Seve sale a relucir en todas las conversaciones.
Pero el protagonismo tiene su lado negativo. A Ballesteros, como m¨ªnimo, este torneo le puede costar una ¨²lcera y, sin duda, el bugguie que usa para sus desplazamientos por el campo acabar¨¢ para el desguace. Ayer no se baj¨® del cochecito ni para comer. Anduvo todo el d¨ªa de un sitio a otro, dando ¨®rdenes aqu¨ª y consejos o palmadas en la espalda all¨¢, siempre con la tensi¨®n impresa en el rostro. Sigui¨® los desiguales partidos de su equipo por la ma?ana mord¨ª¨¦ndose las u?as, y hubo momentos en que contagi¨® su nerviosismo a los jugadores. Los europeos se enteraron de qui¨¦n jugaba los partidos de la tarde cuando estaban disputando los de la ma?ana, en tanto que los americanos comenzaron el torneo con el relajo de saberlo de antemano.
Sin embargo, el equipo parece confiar en su capit¨¢n. "Seve tiene una garant¨ªa, su genialidad", sentenciaba tras su primer partido Constantino Rocca. Tambi¨¦n el p¨²blico est¨¢ a su favor. La mayor¨ªa de los 27.000 espectadores que llenan Valderrama se deshacen en elogios no s¨®lo con ¨¦l, sino tambi¨¦n con los dem¨¢s miembros de la familia Ballesteros-Bot¨ªn que lo acompa?an. Todos se han visto obligados a firmar m¨¢s de un aut¨®grafo estos d¨ªas.
Porque en Valderrama, el segundo deporte es el de pedir aut¨®grafos. Muy discretamente, eso s¨ª. En Valderrama ning¨²n jugador sufrir¨¢ un accidente como el que tuvo el futbolista Hierro, en M¨¢laga por culpa de una avalancha de fans. El p¨²blico de golf tiene un respeto exquisito hacia los dem¨¢s.
En Valdelrrama, eso s¨ª, hay dos tipos de espectadores: los que van a ver y los que van a que se les vea. Los primeros invaden el campo en pelot¨®n en cuanto se abren las puertas. Van vestidos con uniforme de guerra -zapatillas deportivas, pantal¨®n amplio, camiseta, gorra y jersey por si las moscas- y sus herramientas indispensables son el periscopio, los gemelos y la bolsa con los bocadillos. Los segundos, que suelen llegar m¨¢s tarde y retirarse a la hora de comer juegue quien juegue, se distinguen porque van vestidos de marca de la cabeza a los pies e, invariablemente, llevan zapatos especiales para golf y suelen comentar en alto y lo m¨¢s t¨¦cnicamente posible cada golpe. Pero unos y otros coinciden en una cosa: son tremendamente deportivos a la hora de reconocer los m¨¦ritos del equipo contrario y veneran a los grandes jugadores de un conjunto y otro. Y todos, todos, est¨¢n dispuestos a perdonarle a Seve cualquier fallo que pueda cometer. En una cosa puede estar tranquilo el capit¨¢n europeo: el p¨²blico lo tiene entre sus mitos de cabecera.
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