Maragall deja la alcald¨ªa de Barcelona y sugiere a Pujol que tambi¨¦n se vaya
Una ciudad que responda a un reto: recuperar el aprecio por el conocimiento. Algo nada f¨¢cil en un Estado que destina a la investigaci¨®n la mitad que la Uni¨®n Europea. Pero se trata de la idea central del proyecto pol¨ªtico de Joan Clos, que a las 13.13 de ayer era nombrado alcalde de Barcelona gracias a los 21 votos de los socialistas, Iniciativa per Catalunya-Els Verds y el Partit de la Independ¨¨ncia. Converg¨¨ncia i Uni¨® y el PP votaron a sus respectivos candidatos.
El pleno municipal de ayer cerraba 15 a?os de maragallismo. Su principal protagonista, Pasqual Maragall, se despidi¨® de los ciudadanos con una convicci¨®n pol¨¦mica: "En estos a?os, Jordi Pujol no ha sabido comprender plenamente la importancia de Barcelona". El presidente de la Generalitat de Catalu?a hab¨ªa sido invitado a la solemne ceremonia del Sal¨® de Cent, pero rechaz¨® la idea con unas cuantas palabras manuscritas, seg¨²n explic¨® Maragall.Maragall fue fiel al estilo intimista, coloquial y familiar que ha caracterizado la mayor¨ªa de sus discursos. Lleg¨® a la tribuna y aludi¨® a los silbidos -trabajadores del Metro- que hab¨ªa o¨ªdo. "Agradecemos esta m¨²sica que tanto ha acompa?ado la construcci¨®n de la nueva Barcelona". Su introducci¨®n registr¨® otro movimiento conceptual: "Una esperanza recorre Europa. Se llama 'devoluci¨®n'. Devoluci¨®n de poderes a los pueblos a las culturas y a las ciudades". Y se mostr¨® muy seguro de por qu¨¦ se iba y en qu¨¦ momento se iba: "En el mejor momento. Los ciudadanos me han entendido. No me pregunt¨¦is c¨®mo lo s¨¦, pero lo s¨¦".
A partir de ah¨ª desgran¨® una suerte muy mezclada de agradecimientos y consejos, a lo Roosevelt y sus charlas al amor del fuego. A la oposici¨®n, globalmente considerada, le agradeci¨® que hubiera contribuido a la creaci¨®n de una "ley no escrita" que habr¨ªa convertido el gobierno de Barcelona en un modelo de consenso. Y ci?¨¦ndose a Miquel Roca, al que llamaba Miquel, le susurr¨®: "Di no a las peque?as guerras en que querr¨¢n embarcarte, di que s¨ª a los que quieren una Catalu?a no dividida".
Con Pujol, tuvo elogios y cr¨ªticas. Le reproch¨® que "no haya sabido reconocer plenamente la importancia de Barcelona" y que se le haga "la boca peque?a cuando habla de la ciudad"; pero admiti¨® que el presidente catal¨¢n "tiene raz¨®n al decir que hemos colaborado en beneficio mutuo" de las dos instituciones: Ayuntamiento y Generalitat.
A?adi¨® incluso que "Pujol ha sido el gran presidente de este periodo ¨²nico" y que "Catalunya le debe mucho". Pero enseguida proclam¨® que, en su opini¨®n, tambi¨¦n ha llegado el momento del relevo del presidente de la Generalitat, porque nadie es imprescindible. "Que entienda que Catalunya y Barcelona pueden prescindir de nosotros y deben prescindir de nosotros si quieren que nuestro proyecto no sea una an¨¦cdota".
Su sucesor, Joan Clos, m¨¦dico anestesista de 49 a?os, incorpor¨® en su discurso un gusto por el detalle plenamente municipal. Sus primeras palabras fueron de homenaje al que se iba, de "admiraci¨®n por la lucidez y la osad¨ªa de alguien que se va cuando lo c¨®modo ser¨ªa ir haciendo". Tambi¨¦n de ajuste de cuentas con los pesimistas que hab¨ªan pronosticado una depresi¨®n de ideas y recursos tras el ¨¦xito de los Juegos del 92. "El optimismo nos lo hemos ganado a pulso", dijo tras describir el estado feliz y plet¨®rico que presenta la ciudad.
A continuaci¨®n repas¨® lo que queda. Empez¨® con el aeropuerto: "La tercera pista es importante, pero no es lo m¨¢s importante. El aeropuerto necesita una estrategia territorial". Sigui¨® con la red ferroviaria: "Ahora nos faltan las rondas para el tren. Son menos visibles, pero igualmente importantes". Luego, con la regi¨®n metropolitana: "Es la quinta regi¨®n industrial de Europa y no tiene el planeamiento adecuado". La ¨²ltima cuenta pendiente es el transporte metropolitano: "Se extiende en un territorio id¨¦ntico al de Madrid y tiene, en cambio, la mitad de subvenci¨®n, la mitad de viajeros y la mitad de la inversi¨®n".
Roca augura un mandato dif¨ªcil al nuevo alcalde
No fue el discurso de alguien que ha abandonado la pol¨ªtica. Fue un discurso duro y dirigido al lugar m¨¢s fr¨¢gil de la ceremonia. Es decir, a la evidencia de que el nuevo alcalde no fue cabeza de lista en las elecciones en las que Miquel Roca, el autor del discurso, hoy jefe de la oposici¨®n nacionalista consigui¨® su banda de concejal. A pesar de todo, sus primeras palabras fueron protocolarias: "Mi reconocimiento a Pasqual Maragall por lo que ha hecho por la ciudad".El l¨ªder de la oposici¨®n municipal tendi¨® su discurso a partir de un hecho: el cambio de voto de su grupo. Hace dos a?os, CiU se abstuvo en la elecci¨®n del alcalde. Ayer, por el contrario, vot¨® a su propio candidato. El que hablaba: "?Qu¨¦ ha cambiado?". Esto: "Entonces la ciudad hab¨ªa hablado. Hab¨ªa hablado y yo era el segundo en las preferencias de los ciudadanos, que votaron despu¨¦s de una campa?a muy personalista. Ahora la ciudad no ha hablado y de ah¨ª el cambio de nuestro voto". Su diagn¨®stico del presente no fue optimista. Con un arqueo de cejas como suficiente balance, le dijo por ¨²ltimo al alcalde: "No lo tiene f¨¢cil, se?or Clos".
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