Prisioneros sin c¨¢rcel en el desierto
En medio de la nada, en la hamada de piedra de Tinduf, emerge de la arena el centro de detenidos Abraham Serfaty para prisioneros liberados: una c¨¢rcel sin puertas. Los 85 prisioneros de guerra marroqu¨ªes que el Polisarlo puso en libertad el pasado abril, durante la visita de James Baker a los campamentos de refugiados saharauis, siguen esperando a que Rabat les reclame mientras viven al sol en un penal que lleva el nombre del que fue el preso pol¨ªtico m¨¢s c¨¦lebre del r¨¦gimen de Hassan II."A casa, s¨ª. A Marruecos, s¨ª", salmodiaba ayer en un oxidado castellano un hombre de avanzada edad tras 22 a?os de detenci¨®n en las c¨¢rceles del Polisario. De su Sidi lfni natal, apenas recuerda que su mujer tiene m¨¢s de 67 a?os y sus cinco hijos ya han cumplido hace tiempo la treintena. Presenta una evidente demencia senil. Como ocurre con el resto de sus compa?eros del Abraham Serfaty -ancianos y enfermos en su mayor¨ªa-, Marruecos sigue sin reconocer su existencia como prisioneros de guerra. Y el Polisario ya no se molesta en vigilarles. Los esfuerzos del Creciente Rojo (la Cruz Roja en los pa¨ªses musulmanes) han sido vanos.
Pero las negociaciones apadrinadas por Baker en Londres, Lisboa y Houston les han devuelto la esperanza. Marroqu¨ªes y saharauis se han comprometido a intercambiar, antes de que se celebre el refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n, a los cerca de 2.000 prisioneros de guerra en manos del Polisario como a los 100 presos pol¨ªticos independentistas detenidos en las c¨¢rceles de Marruecos.
Ben Kemel Tibari, recuerda con exactitud la fecha en la que fue capturado por las tropas del Polisario: el 16 de enero de 1978. Era un empleado civil de las Fuerzas Armadas marroqu¨ªes que trabajaba en la reparaci¨®n de un puente. "S? el Gobierno de Rabat no reconoce nuestra existencia, ?por qu¨¦ le sigue pagando una pensi¨®n a nuestras familias?", se pregunta tras casi dos decenios de internamiento. El mismo ofrece la respuesta: "Marroqu¨ªes y saharauis somos pueblos hermanos, pero el problema son las fronteras. Hasta que no haya una soluci¨®n internacional para el S¨¢hara no volveremos a casa".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.