El Tigre acecha, pero no ataca
Famosos de todos los colores, incluido Jordan, se citan para ver a un Woods irregular
El Tigre arrastra multitudes, pero todav¨ªa no ha logrado convencer. Tiger Woods, de 21 a?os, el jugador m¨¢s observado de la XXXIII edici¨®n de la Copa Ryder, no termina de encontrarse c¨®modo en Valderrama. En las dos primeras jornadas de competici¨®n ha alternado la genialidad que lo ha afirmado entre los grandes con fallos de principiante. Woods es un novato en el tipo de competici¨®n de la Ryder, un torneo al que concurre ahora por vez primera, pero tal vez a esta circunstancia haya que a?adirle tambi¨¦n el hecho de que el ni?o prodigio de Orlando, Florida (EEUU) no termina de adaptarse a la uniformidad del equipo.Tiger no conecta con el equipo. A pesar de que repite que no hay roces entre sus compa?eros y ¨¦l, es evidente que las relaciones son glaciales con la mayor¨ªa. El hecho de que el capit¨¢n americano, Tom Kite, haya decidido emparejarlo con el neutro Mark O'Meara no s¨®lo se explica por la veteran¨ªa de su paisano de Florida, sino tambi¨¦n porque, seg¨²n las malas lenguas de Valderrama, O'Meara es el ¨²nico que disculpa sus salidas de tono y su soberbia.
Ayer, a pesar de que la lluvia ha decidido volver locos a los meticulosos organizadores y al selecto p¨²blico de la Copa Ryder, la salida de Tiger a la competici¨®n volvi¨® a vivirse en Valderrama como el acontecimiento de la jornada. El retraso de dos horas y media en el comienzo de las pruebas por el mal estado del campo no desalent¨® a los fans y curiosos que se hab¨ªan abalanzado a coger sitio para ver a su ¨ªdolo. Ni el mism¨ªsimo Michael Jordan, a la saz¨®n ¨ªdolo deportivo de Woods y colega de marca publicitaria, quiso perderse el comienzo del partido. Jordan apareci¨®, seguido de una procesi¨®n de fans que lo reverenciaban, intercambi¨® unas palabras con el matrimonio Bush y se diluy¨® en la medida.de lo f¨ªsicamente posible entre los seguidores de Woods.
Quienes no hicieron ning¨²n intento por diluirse entre la masa de espectadores fueron el vicepresidente primero del Gobierno, Francisco ?lvarez Cascos, y se?ora, que prefirieron seguir el partido de los espa?oles Olaz¨¢bal y Garrido contra la pareja Mickelson-Lehman desde dentro de las cuerdas. Con ellos iba la ministra Esperanza Aguirre.
La presencia de tanta personalidad a pie de hoyo no fue muy bien acogida por los espectadores que hab¨ªan pasado horas cogiendo sitio en los greenes. "Ahora llegan ¨¦stos y lo tapan todo", se quejaba un sufrido aficionado, mientras intentaba adivinar d¨®nde hab¨ªa aterrizado un golpe de Garrido en el hoyo uno.
La lluvia de famosos ayer en Valderrama fue casi tan copiosa como la de agua. Hubo personalidades para todos los gustos: el actor Michael Douglas, el duque de Lugo, Jaime de Marichalar, Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jacques Santer, y una razonable porci¨®n de ministros del Gobierno espa?ol.
El hoyo que concentr¨® un mayor n¨²mero de famosos fue el 17, que durante todo el campeonato ha batido los r¨¦cords de concurrencia. All¨ª estuvieron apaciblemente sentado durante horas el matrimonio Bush, esperando para ver la suerte del Tigre, que finalmente tuvo que debutar en el hoyo de sus desvelos. No pudo culminar su llegada al hoyo porque otro joven talento, el brit¨¢nico Lee Westwood, de 23 a?os, sentenci¨® el partido sin necesidad de llegar al ¨²ltimo golpe del hoyo. Puede que la clave de que este joven mucho peor situado en el r¨¢nking que la estrella americana est¨¦ d¨¢ndole lecciones de golf al n¨²mero uno del mundo radique en que no tiene tantas cosas que demostrar como el Tigre.
Garrido salt¨® del banquillo
Ni en sue?os habr¨ªa imaginado el espa?ol Ignacio Garrido que iba a jugar tanto en la Ryder. La inclusi¨®n del madrile?o en tres de los cuatro partidos por parejas que se disputan en la Copa Ryder ha sido una de las grandes sorpresas del capit¨¢n espa?ol, Severiano Ballesteros.Despu¨¦s de empatar, emparejado con el sueco Parnevik, el primer partido de foursomes, el capit¨¢n europeo decid¨ªa volver a contar con ¨¦l para los fourballs de ayer, esta vez emparejado con el espa?ol Txema Olaz¨¢bal.
Pero la combinaci¨®n Garrido-Olaz¨¢bal no es la m¨¢s feliz de las posibles. El madrile?o y el de Hondarribia protagonizaron un partido lleno de altibajos en el que jug¨® un papel importante la falta de complicidad. Garrido y Olaz¨¢bal mantuvieron a lo largo de todo el juego una relaci¨®n distante que, traducida al baile, ser¨ªa como si ambos ejecutaran los mismos pasos de danza simult¨¢neamente en vez de bailar en pareja. Intercambiaron comentarios antes de los golpes clave, se dejaron aconsejar por Ballesteros, que estuvo muy atento al desarrollo del encuentro, pero no hubo entendimiento.
Pero hay un m¨¦rito que nadie le puede quitar: Garrido aguant¨® la presi¨®n y logr¨® salvar con golpes magistrales algunos hoyos decisivos, superando con su sangre fr¨ªa al veterano Mickelson. Y en la Ryder nadie regala nada.
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