Las heladas y las enfermedades reducen la vendimia de este a?o

La vendimia de este a?o es m¨¢s floja que la del pasado. Las heladas del invierno y la enfermedad del oidio (especie de capa blanquecina que se agarra a las hojas y se conoce vulgarmente como cenizo) han ocasionado p¨¦rdidas de hasta un 25% en Arganda. La inestabilidad meteorol¨®gica tambi¨¦n ha afectado a San Mart¨ªn de Valdeiglesias, que est¨¢ recolectando un 5% menos. Navalcarnero ha sido la zona que ha safido mejor parada, porque casi ha igualado sus cifras de 1996.

Los viticultores de Arganda temblaron al descubrir la llegada de cenizo a sus cepas. Y es que el hongo que da nombre a la enfermedad de las vides se comi¨® poco a poco la fuerza de la planta justo en el instante de maduraci¨®n de las uvas, el m¨¢s peligroso a juicio de los expertos. "Si hubiese atacado con el fruto todav¨ªa verde, el hongo no hubiera podido reproducirse tan f¨¢cilmente y los resultados ser¨ªan mucho mejores", aclararon algunos afectados. La variedad de uva de Arganda es la malvar (blanco) y la tinto fina. La garnacha y la tempranillo se recogen en las otras dos zonas.En Navalcarnero, si bien eloidio tambi¨¦n puso en apuros a los propietarios de vi?edos, las perspectivas son m¨¢s optimistas. Este a?o se paga menos por el kilo de uvas: 42 pesetas con relaci¨®n a las 49 del precedente, o tres pesetas por hectogrado (nivel de az¨²car de la uva). La raz¨®n es el ajuste de precios -respecto a las comunidades cercanas de Castilla-La Mancha y Extremadura.

El panorama, poco alentador hace que cada a?o m¨¢s familias dediquen a cuidar sus vi?edos s¨®lo los fines de semana. En Madrid hay 20.000 hect¨¢reas de vides, de las que 11.700 est¨¢n acogidas a la denominaci¨®n de origen. El resto es propiedad de privados que elaboran vinos para consumo propio y no acuden a bodegas ni a cooperativas.

En la regi¨®n, la vendimia est¨¢ en pleno auge. Los viticultores de Navalcarnero llegaban a mediod¨ªa de ayer a las puertas de una de las principales bodegas de la localidad con el carro lleno de penas, por la angustia que les ha hecho pasar la climatolog¨ªa. Ahora las lluvias dificultan la recogida de la uva. " Bastante duro es doblar el lomo como para estar desde las ocho de la ma?ana hasta las siete de la tarde en un terreno embarrado donde cuesta mucho moverse", comentaba el propietario de casi un millar de vides en Navalcarnero.