Violencia y negociaci¨®n en Argelia
Lamentablemente estoy segura de que todav¨ªa hay quienes piensan que la interrupci¨®n electoral de enero de 1992 fue un "mal menor" para Argelia. Pero no ser¨¢ porque gracias a esta vuelta de tuerca de la historia argelina su pueblo se haya librado del terror y las masacres indiscriminadas. Ni tampoco porque con ello se protegiera la estabilidad norteafricana o se librara de la dictadura a este inmenso pa¨ªs lleno de riquezas tanto naturales como humanas que el devenir hist¨®rico parece empecinarse en aprisionar.?La situaci¨®n de enero de 1992 era peor para la poblaci¨®n argelina que la de hoy d¨ªa? ?Ha conseguido, al menos, mejorar su situaci¨®n material? ?Qu¨¦ tiene hoy el pueblo argelino, aparte de verse en buena parte v¨ªctima de un enfrentamiento por el que muchos son asesinados, no por su implicaci¨®n directa en el conflicto sino para servir de instrumento con fines propagand¨ªsticos; o porque la violencia ha degenerado en s¨®rdidas vendettas locales porque se ha armado a la poblaci¨®n civil, esos 1200.000 hombres que algunos llaman "patriotas"; o porque son v¨ªctimas de arreglos de cuentas internas de la nomenklatura? ?Qu¨¦ futuro tiene esa gigantesca juventud argelina, abandonada a su propia desesperaci¨®n porque una poderosa dictadura militar se resiste a ceder la m¨¢s m¨ªnima parcela de sus privilegios; y qu¨¦ esperanza tiene toda la poblaci¨®n en general, sometida a una psicosis de terror en la que nadie conoce con certeza qui¨¦nes son los autores de los brutales actos de violencia porque la censura gubernamental y su f¨¦rreo control de la informaci¨®n les beneficia y les concede impunidad? No le faltaba raz¨®n al polit¨®logo argelino que recientemente escrib¨ªa en Le Monde que "una informaci¨®n libre dificultar¨ªa a los autores de las masacres recurrir a esa estratagema diab¨®lica que consiste en degollar ni?os para acusar al enemigo".
El desencadenamiento vertiginoso de la violencia que Argelia experimenta en los ¨²ltimos tiempos debe ser analizada en relaci¨®n con la situaci¨®n actual en la que aparentemente se abren canales pol¨ªticos de negociaci¨®n entre el r¨¦gimen y el FIS, incluida su rama armada, el Ej¨¦rcito Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (EIS).
Si bien desde que el general Liam¨ªn Zerual se integr¨® en las estructuras visibles del poder, primero como ministro de Defensa, en julio de 1993, y como jefe de Estado despu¨¦s, en febrero de 1994, siempre ha manifestado una cierta pauta de inter¨¦s en comunicarse con los l¨ªderes encarcelados del FIS (que llev¨® a dichos l¨ªderes a pasar un tiempo a residencia vigilada, y a liberar a cuatro dirigentes de segundo rango del FIS en 1994), hasta julio de este a?o la coyuntura no pareci¨® favorecer esta din¨¢mica que acab¨® siempre minada desde los sectores m¨¢s duros del r¨¦gimen y por falta de acuerdo con el FIS que exig¨ªa mayores compromisos por parte del Gobierno.
?Cu¨¢l es la coyuntura actual que ha permitido alterar este orden de cosas y liberar durante la primera quincena de julio a Abdelqader Hachani y a Abbasi Madani? Fundamentalmente, que el Gobierno se siente m¨¢s fuerte y el FIS m¨¢s debilitado. El oficialmente denominado "proceso pol¨ªtico de normalizaci¨®n", que arranc¨® con las elecciones presidenciales y se sigui¨® con el refer¨¦ndum constitucional y las elecciones legislativas del d¨ªa 5 de junio pasado, ha consolidado pol¨ªticamente al entorno del presidente argelino que recibi¨® el reconocimiento internacional al proceso electoral, en tanto que el FIS se enfrentaba, adem¨¢s de a la manifiesta dificultad de ganar el conflicto militarmente, a la de mostrar que no es el movimiento fan¨¢tico y violento que la manipulaci¨®n ideol¨®gica y pol¨ªtica del conflicto le ha etiquetado ante muchos. Para el FIS, las posibilidades de di¨¢logo que hoy se le ofrezcan, al igual que declarando una tregua unilateral su brazo armado, significan la posibilidad de mostrar que no es autor de las masacres y "desvelar al enemigo que se esconde tras las abominables masacres y aislar a los criminales y extremistas perversos del GIA y los que se esconden tras ellos" (comunicado del FIS del 21 de septiembre de 1997).
El Gobierno argelino no logra poner fin a la "violencia residual", lo que le coloca en una dif¨ªcil situaci¨®n ante el interior y exterior del pa¨ªs, y por ello busca una v¨ªa negociada sin grandes riesgos en lo relativo al reparto del poder. El entorno pol¨ªtico de Zerual cuenta con un presidente electo, una nueva Constituci¨®n hecha a medida para el control pol¨ªtico de la oposici¨®n y un Parlamento dominado por el nuevo partido del presidente, lo que, en principio, parece estar permiti¨¦ndole afrontar un inicio de soluci¨®n pol¨ªtica en un arco institucional en el que, si llegase al caso, el FlS participar¨ªa bajo sus condiciones. Situaci¨®n que desde luego no se daba en enero de 1992 ni en enero de 1995, cuando la plataforma de Roma propuso la reconciliaci¨®n nacional.
Por otro lado, el solo hecho de haber podido arrancar esta iniciativa pone de manifiesto que el entorno del presidente ha consolidado su posici¨®n en la jerarqu¨ªa militar, si bien con la lucha interna que ello significa.
Si se observan las pautas pol¨ªticas de la experiencia argelina en los ¨²ltimos a?os, se constata que cada vez que se apunta un principio de di¨¢logo con el FIS se desencadena una campa?a de violencia que supera los habituales ¨ªndices, de por s¨ª ya insoportables para la poblaci¨®n. En esta ocasi¨®n la intensidad de la barbarie es directamente, proporcional a la dimensi¨®n pol¨ªtica, aunque por ahora s¨®lo sea simb¨®lica, de los pasos dados con respecto al FIS. A ning¨²n observador del conflicto argelino se le escapa que una de las claves de lectura de la violencia actual, ejecutada a trav¨¦s de diversos actores en presencia, deriva de la reacci¨®n de aquellos sectores que dentro del Ej¨¦rcito se oponen a cualquier soluci¨®n negociada con los islamistas, as¨ª como de todos aquellos sectores no interesados en el fin de la guerra por razones econ¨®micas o de supervivencia pol¨ªtica (el oscuro GIA, por ejemplo). Lucha en el seno del r¨¦gimen que se ha acompa?ado de otros s¨ªntomas de gran calado pol¨ªtico, como fue el nunca aclarado asesinato del sindicalista Abdelhak Benhamuda, as¨ª como, aunque el Gobierno haya negado cualquier lectura pol¨ªtica, el reemplazo a la cabeza de la Gendarmer¨ªa del general Abbas Ghezaiel, perteneciente al grupo "erradicador" opuesto a la liberaci¨®n de los l¨ªderes del FIS, por el general Tayeb Derradji, partidario del di¨¢logo, seg¨²n declaraba en el peri¨®dico Al-Charq al-Awsat (15 de julio de 1997). Este hecho, junto con la creaci¨®n en los ¨²ltimos tiempos de puestos en el nuevo Gobierno para algunos de los m¨¢s pr¨®ximos asesores militares del presidente y los cambios de gobernadores de provincia efectuados antes de julio, manifestaba una pauta pol¨ªtica de intento de disminuir, o al menos contrarrestar, la influencia del sector erradicador en el seno del r¨¦gimen.
As¨ª, parad¨®jicamente, parece que despu¨¦s de seis a?os de enfrentamiento civil se vuelve a una situaci¨®n similar a la del principio: contar con el FIS y avanzar en la reconciliaci¨®n nacional c¨®mo soluci¨®n pol¨ªtica global. No obstante, no s¨®lo el marco institucional ha cambiado como hemos se?alado m¨¢s arriba, sino tambi¨¦n la experiencia pol¨ªtica de los actores respectivos. El FIS ha experimentado un proceso de maduraci¨®n pol¨ªtica a favor de la negociaci¨®n, el consenso y el compromiso pluralista. En su comunicado Por una estrategia de soluci¨®n a la crisis, la instancia pol¨ªtica del FIS en el extranjero dec¨ªa: "La negociaci¨®n que reclamamos no es una rendici¨®n, es la afirmaci¨®n de una madurez pol¨ªtica, de una exigencia ¨¦tica y de una preocupaci¨®n de coexistencia pol¨ªtica y social". Por su parte, desde el ¨¢mbito de algunos responsables gubernamentales argelinos quiz¨¢ se ha constatado progresivamente que el fin de la violencia implica di¨¢logo pol¨ªtico con los islamistas que denuncian y renuncian a la violencia, y que ello no es sino tener la valent¨ªa de asumir una responsabilidad que les puede salvar ante la historia. La comunidad internacional no deber¨ªa dejar pasar la ocasi¨®n de ayudar y mediar por la reconciliaci¨®n nacional, a fin de que no haya ni un muerto m¨¢s en Argelia, lo cual es algo bien distinto a injerirse o entrometerse en asuntos ajenos.
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