Los hijos varones ven "afeminada" la lectura si s¨®lo les leen sus madres"
Estudio de la Universidad de Exeter sobre alfabetizaci¨®n
Leer a los ni?os en casa, una actividad en la que la mayor¨ªa de las madres podr¨ªa doctorarse, constituye una de las claves del desinter¨¦s por la lectura mostrado por los hijos varones. Seg¨²n un reciente estudio de la universidad brit¨¢nica de Exeter, el modelo femenino materno, as¨ª como el ofrecido por los docentes de ense?anza primaria, casi todos mujeres, inclina a los chicos a asociar el manejo del alfabeto con un ejercicio "afeminado". En cuanto el padre o cualquier otro hombre pr¨®ximo se sienta a leerles un cuento, el inter¨¦s brota de inmediato y el peque?o arrumba sus prejuicios."Los ni?os necesitan modelos masculinos y una buena porci¨®n de libros de aventuras para acercarse a la lectura. Empiezan por su alfabetizaci¨®n y el bache ya no se cierra f¨¢cilmente", asegura Ted Wragg, catedr¨¢tico de Educaci¨®n, que ha dirigido las investigaciones.
Estos estudios, concebidos para mejorar la educaci¨®n primaria del Reino Unido en su conjunto, echan por tierra teor¨ªas arraigadas como la lenta maduraci¨®n de los ni?os respecto a las ni?as. La mayor facilidad para el lenguaje mostrada: por ¨¦stas tampoco explica, a juicio de los expertos de Exeter, los desfases observados en los an¨¢lisis estad¨ªsticos efectuados sobre el particular.
Ventaja en lectura
Las ni?as llevan por t¨¦rmino medio cinco puntos de ventaja a los ni?os en las pruebas de lectura efectuadas al comienzo de la escuela primaria. A la hora de aprobar los ex¨¢menes que cierran la secundaria brit¨¢nica les superaban en un 10% en 1995-1996. La diferencia es todav¨ªa m¨¢s importante cuando se trata de acceder a la Universidad. "Los chicos necesitan de otros varones, ya sean padres, t¨ªos, abuelos o hermanos mayores, para que les lean, desde el principio. La lectura se convierte as¨ª en algo leg¨ªtimo que mejora sobremanera toda su educaci¨®n", asegura Ted Wragg.De su trabajo se deduce que tres cuartas partes de los ni?os entre cinco y siete a?os escuchan los relatos le¨ªdos por sus madres. S¨®lo la mitad consigue que el padre se siente a hacer lo mismo a esa edad. Hacia el final de la primaria, la mitad asegura que sus madres siguen ley¨¦ndoles, pero s¨®lo una cuarta parte de los padres lo hace ya. Parece obvio que las dificultades se arrastran sin que nadie lo note. Y ello supone el fracaso o la obtenci¨®n de notas muy bajas por parte de casi la mitad de la poblaci¨®n", asegur¨® Wragg.
El estudio reconoce que muchos centros carecen de recursos para adquirir suficientes libros de aventuras o relativos al deporte, favoritos de los chicos durante buena parte de su infancia. "Pero los padres [varones] tienen que involucrarse, porque cada vez hay menos trabajos manuales y es m¨¢s dif¨ªcil salir adelante. Nadie quiere contratar ahora a un muchacho que tropieza al leer y tiene poca educaci¨®n o maneras, algo que tambi¨¦n emana de los libros", en palabras del especialista de Exeter.
Entre las soluciones sobresalen tres: animar a los padres a ayudar a sus chicos en casa con los deberes y el abecedario, rompiendo as¨ª la percepci¨®n femenina de la lectura; aumentar el n¨²mero de profesores especializados para que el ni?o que no progresa sea ayudado de inmediato y mejorar, en fin, su comportamiento. "Esto ¨²ltimo debe servir para que se concentren m¨¢s en sus tareas y aumente la productividad". La falta de amor propio y modales, m¨¢s frecuente entre ni?os y adolescentes varones, surge tambi¨¦n de aqu¨ª, seg¨²n el trabajo. "Que empiecen peor no significa que deban continuar as¨ª", se concluye.
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