Una vision conservadora de lo espa?ol abre el Real.
El p¨²blico se mostr¨® caluroso con los artistas, pero se escucharon cr¨ªticas a los dos montajes
A las nueve en punto de la noche de ayer la m¨²sica de Falla rompi¨® el maleficio que pesaba sobre el Teatro Real, con las primeras no tas de El sombrero del tres picos. Presidieron desde el palco real don Juan Carlos, do?a Sof¨ªa y el pr¨ªncipe de Asturias. En el palco de su derecha se encontraba el presiden te del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, acompa?ado de su esposa Ana Botella. En el de la izquierda la ministra, de Educaci¨®n y Cultura, Esperanza Aguirre, el presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallard¨®n y Miguel ?ngel Cort¨¦s, secretario de Estado de Cultura. Personalidades de la pol¨ªtica, la econom¨ªa y la cultura abarrotaban hasta el ¨²lt¨ªmo rinc¨®n de la sala. Era una no che cargada de simbolismo.Cientos de personas que desde horas antes del comienzo de la representaci¨®n esperaban en la plaza de Oriente la llegada de los invitados permanec¨ªan a¨²n all¨ª pasadas las 12 de la noche para observar la salida de los asistentes y vitorearles en los casos de los m¨¢s populares.
Elegancia discreta
La elegancia discreta luci¨® en la sala y en ese tono destacaron, adem¨¢s de la Reina, algunas mujeres como la infanta Pilar, hermana del Rey, Teresa Berganza, Paloma O'Shea, Pilar Mir¨® e In¨¦s Sastre, que llevaba un tocado poco adecuado para la ¨®pera. Esplendorosa estaba en el palco n¨²mero 13 Carmen Alborch, acompa?ada de los duques de Alba y Jer¨®nimo Saavedra.
El mundo de la m¨²sica estaba representado por cantantes como Pl¨¢cido Domingo,Teresa Berganza y Mar¨ªa Or¨¢n, directores de orquesta como Ros Marb¨¢ y compositores como Cristobal Halffter, Ant¨®n Garc¨ªa Abril, Luis De Pablo, Carmelo Bernaola, Jos¨¦ Luis Turina, Jos¨¦ Ram¨®n Encinar, Jorge Fern¨¢ndez Guerra, Alfredo Aracil o Tom¨¢s Marco. De la representaci¨®n extranjera destac¨® la presencia de Gerard Mortier, director del festival de Salzburgo, recibido con amabilidad por la ministra de Cultura (de rojo intenso). Mortier, que durante la ma?ana hab¨ªa ultimado las condiciones t¨¦cnicas y art¨ªsticas del proyecto La condenaci¨®n de Fausto para Salzburgo con La Fura dels Baus, elogi¨® la belleza de la sala y se qued¨® entusiasmado especialmente con la intervenci¨®n del Orfe¨®n Donostiarra. El mundo de la cultura estuvo representado por escritores como Camilo Jos¨¦ Cela, Manuel Vicent y Francisco Umbral, pintores como Eduardo ?rculo y directores de cine como Guti¨¦rrez Arag¨®n, Carlos Saura y Pilar Mir¨®. El mundo de la comunicaci¨®n estuvo representado por Jes¨²s de Polanco, Juan Luis Cebri¨¢n, Fernando L¨®pez Amor, I?aki Gabilondo y Pedro P¨¦rez. Los directores de teatros y festivales espa?oles acudieron casi al completo: Caminal, del L¨ªceo de Barcelona; Emilio Sagi, del Teatro de la Zarzuela de Madrid; Jos¨¦ Luis Castro, del Maes tranza de Sevilla; Luis Iturri, del Arriaga de Bilbao; Nebot, del Festival de Canarias. Los comentarios que se repet¨ªan m¨¢s frecuentemente eran de complicidad por la puesta en marcha del Teatro Real, a pesar de que el espect¨¢culo de presentaci¨®n defraud¨® a bastantes de los asistentes. Eran casi todos co mentarios en voz baja, como temiendo romper el encanto de la noche. Julio Anguita fue el ¨²ltimo en ocupar su localidad del patio de butacas.
Una de las mayores sorpresas fue la decoraci¨®n de la segunda planta: chillona, pretenciosa y de nuevos ricos, como si se tratase de un hotel americano de lujo. ?Qu¨¦ gran oportunidad perdida en un pa¨ªs que tiene algunos de los mejores pintores del mundo! Varios asistentes se quejaron de, la escasa visibilidad en algunas localidades. Los espectadores de para¨ªso, popularmente conocido como gallinero, se inquietaron ante el movimiento de la l¨¢mpara central en el inicio d¨¦ la repre sentaci¨®n. Varios centenares de guardaespaldas, guardas jurados y polic¨ªas velaron por la seguridad de los asistentes, mientras el p¨²blico acogi¨® el espect¨¢culo con respeto pero sin excesivo entusiasmo. El Teatro Real ya ha arrancado. Madrid ha recuperado el esplendor de su teatro de ¨®pera.
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