El presidente de la patronal francesa dimite por no haber evitado la semana laboral de 35 horas
El presidente de la Confederaci¨®n Nacional de Patronos de Francia (CNPF), Jean Gandois, present¨® ayer tarde su dimisi¨®n a la comisi¨®n ejecutiva de la organizaci¨®n empresarial, adelant¨¢ndose a las cr¨ªticas que sin duda le esperaban por no haber sabido evitar a la implantaci¨®n por ley a partir del a?o 2000 de la jornada semanal de 35 horas. Jean Gandois, que ha reconocido haber sido "burlado" por los interlocutores gubernamentales en la conferencia de empleo, y "v¨ªctima de un compl¨® ideado entre los sindicatos y el Gobierno", dijo ayer que no quiere ser "el jefe de la batalla" que los sectores m¨¢s duros de la patronal pretenden librar con el Ejecutivo en los meses venideros.
"Las empresas no tienen ahora m¨¢s salida que un combate muy duro, sin piedad. El di¨¢logo social va a ser interrumpido", indic¨® Gandois, tras se?alar que ¨¦l es un "hombre negociador" que carece del "perfil" necesario para desempe?ar ese papel.
Aunque la CNPIF no adelant¨® ayer su posici¨®n, todo apunta, a tenor de las declaraciones de sus m¨¢ximos dirigentes, que est¨¢ dispuesta a suspender el di¨¢logo social en materias como la prejubilaci¨®n de los que han cotizado 40 a?os, los salarios m¨ªnimos, el estatuto del primer asalariado y otras que hab¨ªan sido acordadas en la conferencia de empleo antes del anuncio de la regulaci¨®n por ley de la semana de 35 horas.
La actitud de la patronal francesa, ¨²nicamente sostenida por los liberales de la UDF, suscit¨® a su vez las reacciones sindicales y el tono del enfrentamiento dial¨¦ctico se elev¨® a niveles no alcanzados desde hace tiempo.
Mientras la patronal reorganizaba sus filas y se preparaba para lo que ellos mismos definen como la "guerra" venidera, los sindicatos europeos, saludaron con entusiamo la iniciativa del Gobierno franc¨¦s. "Es una se?al para el conjunto de Europa" y "un ¨¦xito de los trabajadores", proclam¨® Emilio Gabaglio, el secretario general de la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos, (CES).
M¨¢s all¨¢ de los fundamentos econ¨®micos-laborales, la decisi¨®n de Lionel Jospin, de convertir a Francia en el primer pa¨ªs que fija en 35 horas semanales la jornada de trabajo ofrece tambi¨¦n una lectura pol¨ªtica. No en vano, el primer ministro franc¨¦s repite peri¨®dicamente que, "a diferencia de los gobernantes conservadores, yo no reduzco la acci¨®n pol¨ªtica exclusivamente a los imperativos econ¨®micos".A modo de explicaci¨®n, ante una medida que no suscita la unanimidad completa en las filas socialistas, el propio primer ministro ha apuntado que "el fracaso de la conferencia de empleo habr¨ªa entra?ado un grave riesgo de crisis social y pol¨ªtica". En sus argumentaciones, -"la patronal no ha propuesto nada para reducir el paro, no me ha dejado otra elecci¨®n"-, se subraya m¨¢s la necesidad de conjurar los riesgos de fractura con sus socios de izquierda que la propia bondad intr¨ªnseca de la medida.Efectos pol¨ªticos
El anuncio, pese a las dur¨ªsimas presiones de la patronal, ha tenido el efecto inmediato de taponar las primeras grietas que empezaban a abrirse dentro de la coalici¨®n gubernamental de socialistas, comunistas y ecologistas. Considerada parte central del programa socialista y n¨²cleo de la alianza con el resto de los socios, las 35 horas semanales permiten a Jospin cerrar el frente de conflictos sindicales que amenazaba con abrirse peligrosamente a su izquierda, mucho m¨¢s tras la privatizaciones parciales de grandes empresas. Es una decisi¨®n adoptada, por lo dem¨¢s, en un momento en el que el "estado de gracia" que ha acompa?ado al primer ministro empezaba a languidecer.Pese al tono tremendista de sus reacciones, una buena parte de los m¨¢ximos directivos de la CNPF dirigen empresas que han adoptado medidas de reducci¨®n del tiempo de trabajo, a menos, incluso, de 35 horas semanales. Es el caso del propio Jean Gandois, presidente y director, ejecutivo de la sider¨²rgica belga Cockerill-Sambre, que cuenta con una plantilla de 9.575 trabajadores.El rechazo patronal al proyecto del Gobierno socialista viene derivado de los temores que suscita la rigidez potencial de la ley, su obligatoriedad. Los patronos s¨ª aceptan la aplicaci¨®n negociada empresa por empresa.
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