El horror pol¨ªtico
Toda guerra civil es un ejercicio de demencia. Los espa?oles sabemos algo de eso. El golpe de Estado del 11 de enero de 1992 lanza al Ej¨¦rcito argelino contra el Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS) y pone en marcha un enfrentamiento b¨¦lico cuya escalada de atrocidades parece. no tener l¨ªmite. A la ignominia ordinaria que acompa?a siempre la lucha armada ha sucedido desde el pasado verano la abominaci¨®n en estado puro: el 19 de julio el deg¨¹ello y la mutilaci¨®n de los ni?os, mujeres y ancianos que se encontraban en las peque?as aldeas de la regi¨®n situada al suroeste de Argel; el 28 de agosto, en Sidi Ra?s, una dantesca carnicer¨ªa de m¨¢s de 300 personas, degolladas, despellejadas, troceadas, quemadas vivas. Y as¨ª desde entonces, semana tras semana, decenas y decenas de seres humanos, descuartizados, machacados, reducidos a la condici¨®n de metralla ideol¨®gica, de carne de suplicio por la sola causa de ser argelinos y vivir en Argelia. Si alguna vez ha habido cr¨ªmenes contra la humanidad, son ¨¦stos.?Qui¨¦nes son los responsables? ?Qu¨¦ puede hacerse? A pesar de la opacidad de la situaci¨®n argelina, sus grandes l¨ªneas pueden ' distinguirse con suficiente claridad. En primer lugar la incapacidad del Gobierno, sea por complicidad, desidia o impotencia, para acabar con las matanzas. Los cinco a?os desde el inicio de la guerra civil han visto aumentar los efectivos militares que con los 180.000 hombres que forman el Ej¨¦rcito Nacional Popular, los 100.000 miembros de las milicias municipales y los m¨¢s de 100.000 civiles -integrados en los Grupos de Leg¨ªtima Defensa-, constituyen un colectivo de cerca de 400.000 hombres que no logran neutralizar a los 20.000-25.000 hombres que componen los grupos armados isl¨¢micos. No cabe pues la victoria militar entendida como el sometimiento de las fuerzas islamistas y la efectiva pacificaci¨®n de Argelia.
Hay que ir a la soluci¨®n pol¨ªtica. Ahora bien, cada vez parece m¨¢s claro que los dos grandes responsables, los islamistas y el Ej¨¦rcito, ya no son interlocutores v¨¢lidos pues son incapaces de hablar con voz propia, ya que las divisiones y luchas en el interior de cada bando se lo impiden. En el Ej¨¦rcito el antagonismo entre el presidente Zerual y el general Lamari, jefe del Estado Mayor, la rivalidad entre los diversos clanes, unos favorables y otros adversarios del entendimiento con los islamistas moderados, hacen imposible un acuerdo duradero. En cuanto a los islamistas, si el FIS y su brazo armado se manifiestan propicios a negociar, los Grupos Isl¨¢micos Armados (GIA) se proclaman partidarios de la guerra popular hasta la victoria final. Que las m¨¢s crueles matanzas hayan comenzado al d¨ªa siguiente de la liberaci¨®n del 'l¨ªder del FIS, Abassi Madani, parece prueba que las mismas est¨¢n inspiradas por el GIA para evitar el acercamiento entre el Gobierno militar y el FIS.
En el mes de enero de 1995 ocho partidos argelinos de la oposici¨®n al Gobierno militar suscribieron un contrato nacional en que se compromet¨ªan a apoyar un proceso de pacificaci¨®n del pa¨ªs y la devoluci¨®n de la soberan¨ªa democr¨¢tica al pueblo argelino; pacto que suscribi¨® el FIS y que Madani, ya encarcelado, ratific¨® en todos sus puntos. El Ej¨¦rcito se neg¨® a negociar convencido de que su victoria era ineluctable; confianza que nos ha llevado a la salvajer¨ªa de hoy.
Decir que nada puede hacerse ya que los argelinos son incapaces de encontrar soluci¨®n y no quieren que desde fuera se les ayude a encontrarla, es s¨®lo cinismo o cobard¨ªa. ?Qu¨¦ argelinos no quieren? ?Las v¨ªctimas o sus supliciadores? Puede y debe enviarse una comisi¨®n de investigaci¨®n que nos diga qui¨¦n instiga y qui¨¦n perpetra las matanzas, con qu¨¦ complicidades cuentan y cu¨¢les son sus beneficiarios directos e indirectos. Aclarado este punto, situadas las responsabilidades y el modo de ponerles fin, hay que presionar. para que cesen las matanzas, planteando el tema en la ONU, utilizando el arma econ¨®mica que en Argelia, a causa del petr¨®leo, podr¨ªa ser m¨¢s eficaz que en Irak, y en ¨²ltimo t¨¦rmino recurriendo a una fuerza de interposici¨®n. Todo menos cruzamos de brazos ante tanta inhumanidad impune.
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