A por ellos
Los lectores j¨®venes, y por j¨®venes entiendo a los que est¨¢n por debajo de los 40, no es probable que recuerden una an¨¦cdota de las elecciones de 1977 que no es f¨¢cil que olvide mos quienes las vivimos con algo m¨¢s de edad. Me refiero a la reacci¨®n de Manuel Fraga en un mitin electoral, creo recordar que en Guadalajara, en el cual, ante el boicoteo al acto por un grupo de j¨®venes de ex trema izquierda, areng¨® a los asistentes con un "A por ellos", iniciando ¨¦l mismo la carga tras haberse despojado aparatosamente de la chaqueta. La foto de Fraga en esa actitud beligerante dio la vuelta a todo el pa¨ªs y suscit¨® no pocos comentarios en los diversos medios de comunicaci¨®n.No cre¨ªa que iba a tener oportunidad de acordarme de dicha an¨¦cdota porque pensaba que, tras 20 a?os de vigencia de la Constituci¨®n, el "A por ellos" hab¨ªa quedado definitivamente desterrado de nuestra vida p¨²blica.Y, sin embargo, es lo primero que se me vino a la cabeza cuando en El PA?S del pasado d¨ªa 4 apareci¨® la foto del presidente de Telef¨®nica ordenando con gesto descompuesto a sus guardaespaldas, devaluados en ese momento a la condici¨®n pura y simple de matones, que impidieran a los reporteros gr¨¢ficos de este peri¨®dico el ejercicio del derecho a la informaci¨®n.No alcanzo a entender por qu¨¦ a esta actuaci¨®n del se?or Villalonga no se le ha prestado la atenci¨®n que merece. No nos encontramos ante un incidente sin importancia, sino ante un caso claro de utilizaci¨®n de la fuerza para obstaculizar o impedir el ejercicio de un derecho fundamental. Del derecho de los periodistas a transmitir informaci¨®n y del derecho de todos los ciudadanos a recibirla. Frente a estos derechos, el presidente de Telef¨®nica no pod¨ªa hacer valer ninguno. Pues el ejercicio de su derecho a viajar en un jet privado en compa?¨ªa del director de El Mundo, Pedro J. Ram¨ªrez,. a la boda de la infanta Cristina, que nadie discute, no puede entrar en colisi¨®n en ning¨²n caso con el derecho de los reporteros gr¨¢ficos a informar de- las condiciones en que tal viaje se efectuaba.El aeropuerto es un lugar p¨²blico, el presidente de Telef¨®nica y el director de El Mundo son personas p¨²blicas y, en consecuencia, el ejercicio del derecho a la informaci¨®n sobre un viaje de tales personas a un acto p¨²blico, como la boda de la Infanta, no resulta discutible. Aqu¨ª no hay que efectuar ning¨²n tipo de ponderaci¨®n entre el derecho a la intimidad y el derecho a la informaci¨®n y si prevalece uno u otro, porque el derecho a la intimidad en estas circunstancias no entra ni siquiera en juego.
No s¨¦ si los reporteros gr¨¢ficos han ejercido alg¨²n tipo de acci¨®n penal Contra el se?or Villalonga y sus guardaespaldas. Pero deber¨ªan hacerlo. A sujetos como ¨¦ste hay que pararles los pies. La prepotencia y la chuler¨ªa, si no se las frena, acaban haciendo escuela. Que tenga que dar explicaciones de su conducta ante un juez y se lo pensar¨¢ dos veces antes de actuar de la forma en que lo hizo. ?A ver qu¨¦ dice el "testigo" Pedro J. Ram¨ªrez ante el juez respecto a la vulneraci¨®n del derecho a la informaci¨®n perpetrada por su compa?ero de viaje?
Ya est¨¢ bien. Que el presidente de la compa?¨ªa Telef¨®nica sea amigo personal del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, no le autoriza a ir amenazando a los dem¨¢s e impedir que otros ciudadanos ejerzan sus derechos fundamentales. Si le molesta que le fotograf¨ªen, que se aguante. Y si no es capaz de aguantar el calor, como habr¨ªa dicho Truman, que se salga de la cocina. No hay resultado de unas elecciones generales que pueda justificar un comportamiento como ¨¦ste.
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