Lo ¨²nico que importa ahora es que triunfe el euro
Los mercados tienen raz¨®n en creer que la Uni¨®n Monetaria Europea entrar¨¢ en vigor dentro de 450 d¨ªas, el 1 de enero de 1999.En la reuni¨®n celebrada recientemente en Weimar, el canciller alem¨¢n Helmut Kohl y los dos dirigentes franceses, Jacques Chirac y Lionel Jospin, abogaron solemnemente por el respeto de esta fecha. Y, puesto que las econom¨ªas de Alemania y Francia se encuentran en una evidente situaci¨®n de convergencia, puede considerarse que la adopci¨®n de la moneda europea va a ser un hecho.
El debate sobre los criterios de convergencia ha sido ¨²til desde el momento en que recalc¨® la absoluta necesidad de la existencia de unas finanzas p¨²blicas saneadas. Todos debemos apoyar los esfuerzos y alabar los sacrificios realizados para conseguir este fin. Pero este debate, que en ocasiones deriv¨® en minucias infantiles, desvi¨® la atenci¨®n del problema fundamental hasta llegar a eclipsarlo: lo que est¨¢ en juego no es ¨²nicamente adoptar el euro, sino lograr que sea un ¨¦xito. Esto se puede lograr creando una moneda estable, que sea bien recibida por los ciudadanos y las empresas afectadas, y que sea irrevocablemente la ¨²nica moneda de los Estados miembros de la Uni¨®n Monetaria.
Para hacer que esto funcione es esencial tranquilizar a la opini¨®n p¨²blica alemana. En este siglo, los alemanes han estado dos veces en la bancarrota debido a graves fluctuaciones monetarias: al final de la 1 Guerra Mundial y, de nuevo, despu¨¦s de la II Guerra Mundial. Fue la extraordinaria solidez del marco alem¨¢n la que devolvi¨® la confianza al pueblo alem¨¢n. Por tanto, s¨®lo se le puede pedir que lo cambien por una moneda que ofrezca las misma garant¨ªa de solidez. Dado que el Banco Central Europeo ser¨¢ jur¨ªdica y pol¨ªticamente independiente, la opini¨®n p¨²blica alemana deber¨ªa estar segura de que as¨ª ocurrir¨¢.
El conjunto del producto nacional bruto (PNB) franc¨¦s y alem¨¢n representa una mayor¨ªa importante del PNB de la Uni¨®n Monetaria: alrededor del 60%. En el momento de escribir este art¨ªculo, la tasa de inflaci¨®n y los intereses a largo plazo son m¨¢s bajos en Francia que en Alemania. Por consiguiente, se cumplen las condiciones de estabilidad monetaria.
Las objeciones planteadas por Francia sobre el "pacto de estabilidad" han sido inoportunas en el sentido de que llevaron a la opini¨®n p¨²blica alemana a poner en duda la decisi¨®n francesa de comprometerse de forma inapelable con la estabilidad monetaria. Consideramos que, de ahora en adelante, ser¨ªa ¨²til que los dirigentes alemanes y franceses adoptasen un compromiso mutuo y consistente en favor de la estabilidad del euro.
Hasta ahora, las devaluaciones y las revalorizaciones han sido un importante medio de ajuste y correcci¨®n de las diferencias entre los Estados europeos. Estos medios desaparecer¨¢n con la adopci¨®n de la moneda ¨²nica. Ante la ausencia de modificaciones de los tipos de cambio, los ajustes tomar¨¢n la forma de tensiones econ¨®micas y sociales , trastornos, movimientos de poblaci¨®n y diferentes ¨ªndices de desempleo. '
Evidentemente, estas tensiones deber¨¢n mantenerse dentro de un l¨ªmite soportable. Por consiguiente, a la hora de elegir a los Estados participantes, la aceptaci¨®n no deber¨ªa basarse ¨²nicamente en el respeto formal de los criterios aritm¨¦ticos, sino en la voluntad y en la capacidad de los Estados participantes de poner en pr¨¢ctica pol¨ªticas econ¨®micas y sociales lo suficientemente similares como para evitar la aparici¨®n de tensiones que podr¨ªan destruir todo el sistema.
Por otro lado, la pol¨ªtica monetaria com¨²n y la moneda ¨²nica llevar¨¢n autom¨¢ticamente a una mayor integraci¨®n econ¨®mica y a una menor divergencia de los ciclos empresariales de los Estados participantes.
A largo plazo, el ¨¦xito de la moneda ¨²nica depender¨¢ de un mayor progreso pol¨ªtico. Sin ese avance, los cambios de gobierno, siempre posibles en cualquiera de los Estados de la UE, podr¨ªan desafiar la solidez de la Uni¨®n Monetaria.
Est¨¢ claro que el Banco Central Europeo debe ser independiente, lo hemos dicho desde el principio. Pero esto no significa que pueda quedar al margen del entorno econ¨®mico y social. Hay diferencia entre recibir ¨®rdenes de los gobiernos, y explicar las razones y los fundamentos de las opciones en pol¨ªtica monetaria del Banco Central Europeo.
En este sentido, merece la pena ser tenido en cuenta el, ejemplo de EE UU. El sistema de la Reserva Federal es independiente, pero ni est¨¢ aislado ni es mudo. Como prev¨¦n los estatutos del Banco Central Europeo, el presidente y el vicepresidente del banco tendr¨¢n la autoridad y la capacidad necesarias para lograr un consenso entre los principales responsables de la Uni¨®n Monetaria en lo que a pol¨ªtica monetaria se refiere.
Todav¨ªa est¨¢ por decidir la forma de alcanzar un "mayor progreso pol¨ªtico" en el proceso de integraci¨®n europea. Se podr¨ªa haber esperado que el Tratado de Amsterdam. la estableciera, pero los participantes no fueron capaces de ponerse de acuerdo sobre las reformas. No es de extra?ar cuando se piensa que el objetivo en Amsterdam era completamente diferente: c¨®mo organizar una Europa m¨¢s grande, formada por muchos m¨¢s Estados y con una composici¨®n menos. homog¨¦nea.
No hay que olvidar nunca que la Uni¨®n Monetaria, que nosotros dos fuimos los primeros en proponer hace m¨¢s de una d¨¦cada, es en ¨²ltima instancia un proyecto pol¨ªtico. Tiene como objetivo dar nuevo impulso al hist¨®rico movimiento hacia la uni¨®n de los Estados europeos. La Uni¨®n Monetaria es un proyecto federalista que debe ir acompa?ado y seguido de otros pasos. Su fin nunca fue el de permanecer como un islote en medio del torbellino de unos intereses nacionales que pueden terminar asfixi¨¢ndolo.
Los pasos adicionales que van m¨¢s all¨¢ de los ya acordados por los Estados miembros de la Uni¨®n Europea s¨®lo pueden ser discutidos con m¨¢s eficacia por aquellos Estados que han decidido apostar plenamente por la Uni¨®n Monetaria. ?sa es la raz¨®n por la que aconsejamos que los dirigentes alem¨¢n y franc¨¦s tomen la iniciativa de convocar una conferencia de los Estados miembros de la Uni¨®n Monetaria -incluyendo al presidente de la Comisi¨®n Europea-, tan pronto como se elabore la lista de participantes, para examinar y decidir qu¨¦ pasos pol¨ªticos deber¨¢n adoptarse como acompa?amiento del lanzamiento de la moneda ¨²nica europea.
Cuando el euro se convierta en un ¨¦xito consolidado, habremos avanzado un gran trecho hacia el objetivo pol¨ªtico de una uni¨®n de Estados europeos.
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