An¨¢lisis postumo de Tailandia
Aparte de la pura diversi¨®n de se?alar con el dedo, se pueden sacar algunas lecciones del desastre de la moneda tailandesa, porque ?c¨®mo puede alcanzar un pa¨ªs proporciones de desintegraci¨®n cuando hace s¨®lo unos meses apenas hab¨ªa un problema? Y si la econom¨ªa de Tailandia, uno de los tigres asi¨¢ticos, puede pasar graves apuros, ?ay de Latinoam¨¦rica y de algunos pa¨ªses poscomunistas!El problema de Tailandia, al igual que el de M¨¦xico hace unos a?os, era su vulnerabilidad, lo que significa que si una cosa va mal en la. econom¨ªa, de repente muchas cosas van mal. La causa de la crisis de Tailandia fue la combinaci¨®n de un sistema bancario inestable (cuya inestabilidad se vio acentuada por las deudas en d¨®lares de sus clientes), una gran deuda exterior a corto plazo con el consiguiente riesgo de una crisis de financiaci¨®n y una total falta de transparencia asociada con una capa de corrupci¨®n que lo impregna todo. En Tailandia, casi todos los pol¨ªticos o funcionarios ten¨ªan las manos en los bolsillos de alg¨²n banco o empresa; y tambi¨¦n cada banco ten¨ªa funcionarios metidos en el bolsillo.
Rudi Dornbush es profesor de econom¨ªa en el MIT y antiguo jefe de economistas del FMI
Goyo Yeves (saxo y percusi¨®n), Jes¨²s Cifuentes (voz y guitarra), Alberto Garc¨ªa (viol¨ªn y tromb¨®n), Carlos Soto (flauta y charango), ?scar Garc¨ªa (bajo), Nacho Castro (b¨¢ter¨ªa), Cuco P¨¦rez (teclados y acorde¨®n), Jos¨¦ Sendino (guitarras) y Alvaro Guti¨¦rrez y Alfredo Requejo (vientos). Plaza de toros de Legan¨¦s. 1.800 pesetas. Viernes, 17 de octubre.
El banco de Tailandia no pod¨ªa subir los tipos de inter¨¦s para sostener la financiaci¨®n exterior sin agravar los problemas de pr¨¦stamos de los bancos tailandeses, ni reducir los tipos de inter¨¦s sin arriesgarse a una crisis de financiaci¨®n exterior. El banco central pudo poner orden en el sistema bancario hace mucho tiempo, garantizar la cobertura mediante activos de deuda exterior en d¨®lares y pasar a un r¨¦gimen de tipo de cambio m¨®vil, global y dentro de ciertos l¨ªmites. Pero con tanto macho, tanta pol¨ªtica y tanto provincialismo, la, reforma nunca tuvo lugar. As¨ª que la idea de que "el pa¨ªs es diferente", de que. las reglas de las finanzas mundiales no eran v¨¢lidas, result¨® ser una soberana tonter¨ªa. Cuando lleg¨® la crisis, Tailandia se, parec¨ªa a todos los dem¨¢s que recurr¨ªan desesperados al Fondo Monetario Internacional (FMI).
La decisi¨®n de Tailandia de mayo pasado de recortar los tipos de inter¨¦s hizo que el envite contra el bat fuera una apuesta segura, el, ca?onazo de salida de la crisis. Alentado por la ilusi¨®n de unas reservas fuertes, el banco central de Tailandia jug¨® contra los especuladores y perdi¨®. Los controles de capital a?adieron, una nueva dimensi¨®n al problema, pero no bast¨® para cambiar el resultado. Si estos controles hubieran servido de puente para un programa del FMI inmediato y de envergadura y una limpieza del sector financiero, todo podr¨ªa haber ido bien. Pero el escaparate proporcionado por los controles de capital no sirvi¨® para nada: su car¨¢cter insostenible exacerb¨® la desintegraci¨®n.
?stas son algunas de las revelaciones crisis ha puesto de manifiesto:
- Negar las cosas causa. dificultades. Un problema -por ejemplo, un sistema bancario d¨¦bil- se deja sin resolver. Cuando ocurre algo importante, por ejemplo, una devaluaci¨®n que se percibe como demasiado peque?a, se olvida en un abrir y cerrar de ojos lo que un pa¨ªs tiene de bueno.
Los mercados lo tratan como a un paria; se produce la desintegraci¨®n y el capital huye. Todos los problemas tienen que arreglarse antes de que regrese un solo c¨¦ntimo.
- Evitar la vulnerabilidad. Una buena gesti¨®n macroecon¨®mica no intenta sacar el m¨¢ximo de una econom¨ªa: evita utilizar el tipo de cambio real para lograr la deflaci¨®n, evita recibir capital extranjero con un vencimiento absurdamente corto, evita trazar l¨ªneas en la arena sobre los tipos de cambio. Deja margen para subir los tipos de inter¨¦s, huye de los d¨¦ficit grandes y de la deuda exterior elevada y no se juega sus reservas. La buena macrogesti¨®n deja margen en todos los frentes y ofrece abundante transparencia para que los inversores en todas partes comprendan que su t¨¢ctica es capaz de responder a las dificultades que surjan. Como consecuencia, ese pa¨ªs, igual que Chile hoy, ser¨¢ tan soso que los especuladores no perder¨¢n el tiempo con ¨¦l.
- Nunca se sabe lo profundo que es el charco. Pocos prestamistas o responsables pol¨ªticos se fijan en el tama?o y vencimiento de las deudas externas. La cuesti¨®n clave es si hay miles de millones en deuda que de pronto corren el riesgo de no ser devueltos.
- ?Qui¨¦n presta? Un problema financiero s¨®lo se desmanda si la situaci¨®n es de fuerte apalancamiento. Los movimientos masivos en los tipos de cambio y en los precios de los activos resultan imposibles a menos que un pa¨ªs tenga un gran d¨¦ficit en cuenta corriente y a la vez un pasivo importante y l¨ªquido. Tambi¨¦n cuenta qui¨¦n est¨¢ al otro lado del pr¨¦stamo. En el caso de Taiandia los bancos japoneses. Necesitan ganar dinero, pero no tienen ni idea de los riesgos, como demostr¨® el hecho de que prestaran dinero a todo proyecto malo en los ¨²ltimos 15 a?os. De modo que los prestamistas y los supervisores bancarios tienen parte de la culpa.
-No luchar, dejar flotar la moneda. Los bancos centrales no pueden luchar contra los especuladores, ni siquiera controlando el capital; Los bancos centrales no pueden mantener los tipos de inter¨¦s altos permanentemente, ya que carecen de reservas y de margen pol¨ªtico ilimitados. Al final, acaban rindi¨¦ndose y esto anima a los especuladores. Esto es incluso m¨¢s cierto cuando la moneda s¨®lo puede depreciarse, como en el caso de Tailandia. Si existe la posibilidad de que la desintegraci¨®n se acelere porque las reservas est¨¢n agotadas y porque no se puede renegociar una gran deuda externa, defender la moneda implica el riesgo de que la situaci¨®n se agrave todav¨ªa m¨¢s a medida que m¨¢s especuladores se unen a la re friega.
-Los costes de pararse. Despu¨¦s de que los ministros proclamen durante meses que nada va mal y que no piensan hacer nada, las devaluaciones del 10% o del 15% no hacen sino in vitar a los especuladores a abrir la puerta de una patada para ver si es posible una devaluaci¨®n todav¨ªa mayor. As¨ª que hay que dejar flotar la divisa aunque sea malo para la inflaci¨®n.
-Los responsables pol¨ªticos son m¨¢s est¨²pidos (tercos) de lo que se cree. Persisten en sus errores. Las concepciones err¨®nea subsisten; niegan la realidad; buscan justificaci¨®n defendiendo la moneda. S¨®lo cuando el sistema aspira a la ortodoxia se producen los cambios estructurales necesarios. La gente que fastidia las cosas rara vez son aquellos que presiden la resoluci¨®n de los problemas y la recuperaci¨®n.
-El FMI tiembla. Tras la ca¨ªda de M¨¦xico, hablar de "evitar la crisis" y de "vigilancia incrementada" s¨®lo es eso, hablar. El FMI sab¨ªa los problemas de Tailandia, pero no hizo p¨²blicas sus dudas. Pero no culpen al FMI; los hospitales no obligan a los pacientes a cuidar su salud. Esperan a que acudan a la sala de urgencias.
-En toda crisis muere alg¨²n mito. En Tailand¨ªa, el mito de que las econom¨ªas asi¨¢ticas son diferentes, se desvaneci¨®. Y tambi¨¦n la idea de que los d¨¦ficit son buenos cuando reflejan inversi¨®n o que los pr¨¦stamos grandes no son un problema si son privados. Cada vez que un mito se hace a?icos, las pantallas de ordenador de los intermediarios mundiales buscan casos paralelos. La actual contaminaci¨®n de Asia es de este tipo, pero se exagera en los casos de Malaisia y de Indonesia, aunque no de Filipinas. En Latinoam¨¦rica, Brasil y Argentina est¨¢n en l¨ªnea de fuego.
-Esperando, al Fondo. Una vez que una moneda se ve seria mente atacada, la degradaci¨®n prosigue hasta que se aplica el tratamiento completo del FMI (presupuestos ajustados, monedas convertibles, reforma bancaria). Cuando el equipo del FMI llega, siempre se pasa un momento dif¨ªcil: la pol¨ªtica nacional no permite tal o cual, cambio. S¨®lo cuando se acepta el programa del FMI la moneda se estabiliza y los mercados de valores se recuperan. As¨ª que los gobiernos deber¨ªan dejar de hablar y tomarse su medicina. La ¨²nica cuesti¨®n es hasta qu¨¦ punto se destruye la econom¨ªa cuando los pol¨ªticos tiemblan.
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