Corrupci¨®n contra paz
CONSTRUIR LA paz en Bosnia es tarea que requiere paciencia y perseverancia. La iniciativa lanzada por Carlos Westendorp contra la corrupci¨®n interna que reina en las dos entidades -la federaci¨®n croata-musulmana y la Rep¨²blica Srpska- y contra los desv¨ªos en la ayuda internacional reclama no una reducci¨®n del esfuerzo de los donantes, sino un mejor control sobre su uso. El alto representante internacional ha mostrado valent¨ªa al decidir, como indica en el informe entregado a los Estados donantes en septiembre, "tomar la direcci¨®n del esfuerzo internacional para afrontar la cuesti¨®n de la corrupci¨®n y del desv¨ªo de fondos".Estos hechos constitu¨ªan un secreto a voces. Es ¨²til que lleguen a todos los interesados, aunque con la publicaci¨®n de este informe Westendorp encuentre ahora m¨¢s dificultades para recabar los fondos internacionales que necesita para proseguir el proceso de paz y reconstrucci¨®n. Grave es que se desv¨ªen ayudas en cantidades no precisadas, pero es mucho peor que todas las administraciones -y desde luego la Rep¨²blica Srpska, a la que la Uni¨®n Europea suspendi¨® su ayuda en julio pasado- est¨¦n atravesadas por la corrupci¨®n, el contrabando y la carencia de sistemas fiscales m¨ªnimamente fidedignos. Este descontrol interno socava la causa misma de la paz, como reconoce el propio informe, ya que sirve para financiar un rearme encubierto y extrapresupuestario de todas las partes; para alimentar a la polic¨ªa especial serbobosnia, verdadero brazo armado de Radovan Karadzic, buscado por genocidio, o para fortalecer a los extremistas bosniocroatas que a¨²n sue?an con un Estado propio. Estas corrupciones fortalecen lo que el informe de Westendorp Dama las estructuras paralelas del poder anterior a los acuerdos de paz de Dayton. Por eso, advierte de la necesidad de "una estrategia anticorrupci¨®n global y efectiva", no ya para asegurar la eficacia en el uso de los fondos internacionales y la recaudaci¨®n de impuestos, sino para asegurar la paz.Recortar una ayuda que los pa¨ªses donantes cifraron en 1.000 millones de d¨®lares (150.000 millones de pesetas) el pasado julio no ser¨ªa una soluci¨®n. No lo ha sido en la Rep¨²blica Srpska, convertida en un semi-Estado brib¨®n. No puede serlo en el resto de Bosnia-Herzegovina. Lo que se requiere, dentro de los esfuerzos de reconstrucci¨®n es levantar un r¨¦gimen fiscal m¨¢s fidedigno, capaz de vigilar el contrabando y otros sistemas de financiaci¨®n de grupos enfrentados. Lo que requerir¨¢ m¨¢s ayuda. Pero antes habr¨¢ que reforzar los sistemas de control sobre la ayuda internacional, ya sea multilateral o bilateral, en l¨ªnea, como propone Westendorp, con las ideas avanzadas por el propio Banco Mundial o por la UE para crear una estructura central de supervisi¨®n, adem¨¢s de un sistema judicial que funcione en la persecuci¨®n de los criminales de toda ¨ªndole.
Bosnia cuesta cara. En ayuda financiera para la reconstrucci¨®n y en esfuerzo militar de la Fuerza de Estabilizaci¨®n (SFOR). Por razones de inter¨¦s moral y pol¨ªtico es necesario proseguir estos esfuerzos para consolidar un proceso que, de momento, m¨¢s que de paz es de ausencia de guerra.
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