La lenta espera de un ¨®rgano
La ansiedad se suma a los problemas f¨ªsicos en los que aguardan un trasplante
Jos¨¦ Luis Arias, de 41 a?os, lleva 20 en di¨¢lisis. El miedo le ha llevado a rechazar durante todo este tiempo una de las soluciones actuales m¨¢s deseables para los enfermos con insuficiencia renal: el trasplante. "Me llamaron hace dos a?os para un trasplante. Dije que no. Me entr¨® p¨¢nico. Encontr¨¢ndote bien, nunca sabes lo que puede ocurrir`, argumenta Arias. Esto fue hace dos a?os. "Ahora ya estoy mentalizado. Adem¨¢s, mi cuerpo ya no es el de hace 20 a?os, est¨¢ m¨¢s deteriorado.", contin¨²a.
?l es uno de los pocos casos que lleva dos d¨¦cadas en di¨¢lisis -sistema artificial que sustituye a los ri?ones en su funci¨®n de limpieza de la sangre- pudiendo ser trasplantado. "Llevo ya tanto tiempo que casi no veo otra forma de vida", dice. Unas 15.000 personas se encuentran actualmente en Espa?a en tratamiento de di¨¢lisis.
Uno de los problemas m¨¢s comunes entre las personas en lista de espeta es la ansiedad. "Estos enfermos suelen estar en un estado de ansiedad continuo . El trasplante se convierte para ellos en la puerta de salida, se centran en ¨¦l y en esperar a que les llamen, perdi¨¦ndose as¨ª un poco lo bueno de cada d¨ªa", explica la psicoanalista de la Asociaci¨®n para la Lucha contra las Enfermedades Renales (Alcer 91534 44 79) Olga Villaescusa. Y contin¨²a: "Nosotros intentamos poner palabras a ese sufrimiento y miedo. La terapia les ayuda a aceptar la enfermedad y les prepara para la operaci¨®n y el cambio que supondr¨¢ el trasplante en su vida".
Un cuerpo extra?o
Otro obst¨¢culo que deben superar los pacientes es el hecho de recibir parte de otro cuerpo. "Se crea un cierto sentimiento de extra?eza. Por un lado, se siente agradecido ante la persona que ha donado el ¨®rgano, pero, por otro, sabe que es algo ajeno a su vida y que proviene de una persona que acaba de morir. Por ello, hay que explic¨¢rselo y ayudarle a asumirlo", comenta Villaescusa.En la actualidad existen en Espa?a 4.000 enfermos a la espera de un ri?¨®n, 306 aguardando un h¨ªgado, 96 un coraz¨®n y 44 un pulm¨®n, seg¨²n los ¨²ltimos, datos de la Organiza-ci¨®n Nacional de Trasplantes (ONT).
Por cada ri?¨®n disponible se avisa como m¨ªnimo a dos enfermos. Rafael S¨¢nchez, presidente de Alcer, fue trasplantado hace tres a?os y medio. Durante la espera, fue requerido dos veces. La primera fue descartado; la segunda, funcion¨®. "Cuando te llaman, acudes r¨¢pido al hospital. Luego, cuando ves que no te van a trasplantar, se te queda un mal saborcillo dentro, aunque te alegras por tu compa?ero que s¨ª va a recibir el ri?¨®n" explica.
La lista de espera incluye a todas las personas candidatas a un trasplante. La elecci¨®n, en el caso de los enfermos renales, no depende del orden cronol¨®gico en el que se han ido apuntando, sino que se basa en diferentes requisitos como son la compatibilidad gen¨¦tica del donante y el receptor, las posibilidades reales de ¨¦xito de la operaci¨®n y las condiciones f¨ªsicas del enfermo. Un resfriado o un estado de fiebre pueden motivar que se anule la operaci¨®n. Aun as¨ª, los pacientes de urgencia, al no poder ser tratados con di¨¢lisis, y los ni?os suelen tener prioridad. El tiempo medio de espera para un ri?¨®n en Espa?a es de dos a tres a?os. En los trasplantes cardiacos esta media se reduce a cinco meses, mientras que en los hep¨¢ticos equivale a un a?o.
Amado Andr¨¦s, coordinador de trasplantes en el hospital Doce de Octubre, de Madrid comenta: "En estos casos el deterioro del enfermo es mucho mayor que en el del ri?¨®n, ya que no existe un paso intermedio como es la di¨¢lisis. La operaci¨®n aparece como la ¨²nica soluci¨®n posible y se realiza a vida o muerte". Seg¨²n a?ade, un 15% de estos enfermos fallece en lista de espera.
Antonio Rodr¨ªguez, vicepresidente de Alcer y trasplantado desde hace un a?o, ha estado yendo a di¨¢lisis tres veces por semana, cuatro horas cada vez, durante tres meses y medio. "Mientras dura la di¨¢lisis te encuentras sometido a presiones psicol¨®gicas. Ves que dependes de una m¨¢quina y te sientes un poco in¨²til por no ser capaz de llevar una vida social normal, de poder viajar y moverte d¨®nde y cuando quieres". Olga Villaescusa agrega que las personas j¨®venes que no pueden ser trasplantadas acusan a¨²n m¨¢s este problema. "S¨®lo piensan en que toda su vida van a estar dependiendo de una m¨¢quina. En muchos de estos casos, la aparici¨®n de la enfermedad supone una noticia traumatizante", comenta. El acceso a trasplantes se ha ido liberando de un l¨ªmite de edad, seg¨²n Andr¨¦s. "Cada vez es m¨¢s frecuente que personas mayores de-68 a?os sean operadas para recibir un nuevo ri?¨®n".
Al estado de ansiedad que provoca estar en lista de espera se une la sensaci¨®n de miedo por un resultado incierto. "He visto gente que est¨¢ peor a causa de la fuerte medicaci¨®n que han recibido tras el trasplante. No quiero decir que esto ocurra siempre, pero me produce miedo", cuenta Arias. "Para m¨ª, lo ideal es que el cuerpo aguante. Aunque s¨¦ que, hoy por hoy, el trasplante es la mejor soluci¨®n", confiesa. Tras la operaci¨®n, el enfermo debe someterse a un tratamiento inmunosupresor para evitar una reacci¨®n de rechazo hacia el nuevo ri?¨®n.
Un estado de ¨¢nimo depresivo, los sentimientos de miedo y la ansiedad pueden ser contraproducentes para la operaci¨®n, indica Villaescusa. "El estado de tensi¨®n creado por la inseguridad y el miedo aumenta las posibilidades de que el trasplante fracase. Lo mejor es preparar al enfermo psicol¨®gicamente", asegura.
El miedo no s¨®lo aparece ante un acontecimiento desconocido, sino que puede ser- fruto de una mala experiencia, como pasa en los pacientes que han sufrido un rechazo del nuevo ri?¨®n. "En los casos en los que ha habido rechazo queda un cierto miedo. Estas personas, por lo general, deciden estar un tiempo fuera de la lista de espera. El tiempo, la terapia y la familia ayudan a superar la situaci¨®n. Al cabo de un a?o vuelven a intentarlo", concluye.
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