"La literatura ha sido mi ¨²nica fidelidad"
Parece casi mentira que este hombre tranquilo y de exquisitos modales haya provocado y sido objeto de incandescentes pol¨¦micas pol¨ªtico-literarias. Tanto por su aspecto atildado como por su reflexiva y humor¨ªstica forma de escribir, Jorge Edwards (Santiago de Chile, 1931) parece lo contrario de un subversivo. Pero resulta que bajo la etiqueta que le pone al escritor la Enciclopedia Larousse como "especialista en las relaciones generacionales de la alta burgues¨ªa", y pese a que es cierto que marqueses, mujeres millonarias y sagas de apellidos rimbombantes comparten con artistas las p¨¢ginas de sus novelas, Edwards esconde ciertas dotes de visionario pol¨ªtico. Lo demostr¨® en 1975, cuando public¨® Persona non grata, corrosivas memorias en forma de novela que narraban 100 d¨ªas de estancia en Cuba y le valieron la excomuni¨®n del comunismo latinoamericano. Pero antes de disfrutar en la Casa de Am¨¦rica del homenaje que le tributa la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional -especialistas y amigos debaten sobre su figura y su obra hoy, ma?ana y el viernes, a las 19.30 horas-, Edwards hace un balance de su vida estrictamente literario: "A pesar de ser un poeta no s¨®lo mediano, sino bisiesto, miro hacia atr¨¢s y resulta que llevo 50 a?os escribiendo, que mi ¨²nica fidelidad real ha sido la literatura"."Me puse a hacer poes¨ªa a los 13 a?os, que por prudencia no publiqu¨¦ nunca, y a escribir cuentos a los 15 o 16, que luego le¨ªa en un exc¨¦ntrico programa de radio que dirig¨ªa Arturo Soria, nieto del urbanista espa?ol. Desde entonces he sido fiel a mis temas, el amor, los celos, la vejez y la pol¨ªtica. Pero a pesar de lo que digan la Larousse y Luis Sep¨²lveda, yo procedo de la rama pobre y maldita de una familia que desciende de un marinero ingl¨¦s que era contrabandista".
Edwards anda enfrascado en su "novela m¨¢s ambiciosa", una reflexi¨®n sobre el pasado chileno basada en la historia del arquitecto Joaqu¨ªn Toesca, disc¨ªpulo de Sabatini que se march¨® a Santiago y vivi¨® un atormentado romance con una mujer infiel. "Investigando he visto que la historia de Chile oscila entre los procesos de independencia y la represi¨®n, y he entendido mejor por qu¨¦ a los chilenos nos es tan dif¨ªcil sustraernos de la pol¨ªtica. Siempre la hemos vivido con pasi¨®n: nuestras elecciones parecen los toros en Espa?a".
Exilio doble
Eso no impide que Edwards, a pesar de haber sido diplom¨¢tico y de haber regresado a vivir all¨ª, se haya sentido casi siempre un exiliado. "A ra¨ªz de Persona non grata lo fui doblemente, del pinochetismo y de la oposici¨®n", dice. Aquellos fueron "d¨ªas en que no era f¨¢cil ser chileno. Pero ya el m¨²sico Acario Cotapos, que fue miliciano en la guerra de Espa?a, sol¨ªa decir que hab¨ªa que vender Chile a Estados Unidos y comprarse algo m¨¢s chiquito cerca de Par¨ªs".Eso es lo que hizo ¨¦l. Al tiempo que cambiaba el cuento adolescente (El patio, 1952) por la novela, "primero breve y luego larga, pero siempre memorialista" -la inicial fue El peso de la noche, de 1964-, Edwards mov¨ªa su casa de Par¨ªs a Lima, de Lima al Par¨ªs de mayo del 68, de
a la Barcelona del franquismo agonizante... "Persona non grata me dej¨® sin oficio ni amigos. Pero fue una soledad bien acompa?ada. En Espa?a me invitaron a todos los foros. Y fue muy f¨¦rtil. S¨®lo sent¨ª la incomprensi¨®n de Cort¨¢zar".
Su primer maestro literario y jefe comunista, Pablo Neruda, incluso alent¨® la escritura de su revisi¨®n del castrismo: "A pesar de ser estalinista, Neruda ve¨ªa claro. Me dijo 'escr¨ªbelo, que yo te lo corrijo, y lo publicas cuando yo te diga'. Nunca se lo ense?¨¦, pero escrib¨ª aquello porque Unidad Popular so?aba para Chile un futuro como el cubano. Y a m¨ª no me gust¨®. Faltaba libertad de expresi¨®n. Me limit¨¦ a contar lo que me pas¨® all¨ª, pero como lo hice con humor, ri¨¦ndome hasta de m¨ª mismo, se convirti¨® en un libro subversivo".
Poco despu¨¦s, Edwards rompi¨® del todo con su pasado militante en Adi¨®s poeta, pol¨¦mico retrato del autor de Residencia en la tierra: "?l viv¨ªa la esquizofrenia de saber que aquel no era el camino y no poder decirlo en p¨²blico. Por lo dem¨¢s. era lo contrario que pinta la pel¨ªcula El cartero: juerguista, bien humorado, gran trag¨®n y bebedor pero no cocinero, nunca bailaba, ni recitaba sus poemas, ni se ba?aba en el mar: miraba las rocas, los pajaritos y las ba?istas".
Otro amigo de la ¨¦poca parisina y feliz es Mario Vargas Llosa, con quien celebrar¨¢ el viernes el di¨¢logo que pondr¨¢ fin al homenaje. "Lo conoc¨ª cuando a¨²n no hab¨ªa publicado. Llevaba un chaleco verde de lana gruesa y era simp¨¢tico y original: no le gustaba el Quijote, por subjetivista e intimista, tampoco Proust, por lo mismo. S¨ª Tolstoi, pero no Dostoievski: muy espiritualista. Entonces ¨¦l era m¨¢s castrista que yo. Ahora yo soy menos sistem¨¢tico que ¨¦l en el liberalismo, y algo m¨¢s cr¨ªtico".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.