Albright dice que las protestas probar¨¢n a Jiang el valor de los derechos humanos
Jiang Zemin emprendi¨® ayer viaje al territorio continental de EE UU con la satisfacci¨®n de haber entrado en el pa¨ªs, en Honolul¨², con los honores que reclamaba: alfombra roja y 21 salvas de artifier¨ªa. Pero en Washington y otras ciudades le esperan manifestaciones de protesta. A Madeline Albright no le preocupa: el presidente chino, dice, va a tener ocasi¨®n de comprobar que EE UU es una democracia con un gran apego a los derechos humanos.
Jiang comenz¨® en Hawai su iritento de seducci¨®n de la opini¨®n p¨²blica norteamericana. Se dio un ba?o en la playa de Waikiki, toc¨® el oukalele, bail¨® el hula-hula arroj¨® una corona de flores en el lugar en que los japoneses hundieron el buque de guerra Arizona durante su ataque sorpresa contra Pearl Harbor, en 1941. Con ese gesto, Jiang quiso subrayar que, pese a que desde 1989 las relaciones entre EE UU y China han si o enfriadas por la brutal represi¨®n de Tienanmen, los dos pa¨ªses fueron aliados durante la II Guerra Mundial.Tras una visita a la pintoresca ciudad colonial de Williamsburg (Virginia), Jiang llegar¨¢ esta noche a Washington, donde no s¨®lo e espera un Bill Clinton deseoso de sentar las bases de una "cooperaci¨®n constructiva" en el siglo XXI entre la superpotencia occidental y el gigante asi¨¢tico. En la capital, al igual que en Nueva York, Harvard y Los Angeles, las siguientes escalas del periplo de Jiang, multitud de grupos se aprestan a manifestarse para dejar claro que las violaciones- de los derechos humanos , la explotaci¨®n de la mano de obra y la represi¨®n de la cultura budista tibetana no son de recibo en EE UU.
A Madeleine Albright no le preocupa la buena o mala impresi¨®n que esas protestas provoquen a Jiang. El domingo, la secretaria de Estado declar¨® a la cadena NBC que Jiang y sus acompa?antes "van a ver c¨®mo es de verdad EE UU, de d¨®nde viene nuestra libertad". "Si no est¨¢n preparados para ello", dijo, "deben hacerlo, porque los norteamericanos tienen sentimientos muy profundos respecto al asunto de los derechos humanos".
Jiang no ha hecho el gesto que esperaban sus anfitriones -liberar por razones m¨¦dicas a los dos disidentes Wei Jingsheng y Wang Dan-, e incluso ha reiterado que 'los dem¨®cratas encarcelados son tan s¨®lo "criminales que han violado la ley".
Por el contrario, la industria nuclear norteamericana espera al l¨ªder chino como agua de mayo. Se da por hecho que Clinton aprovechar¨¢ sus reuniones de ma?ana con Jiang para anunciar el levantamiento del embargo de la venta de productos nucleares a Pek¨ªn. El pretexto ser¨¢ la promesa china de no vender a Ir¨¢n material nuclear ni misiles contra buques. Para empresas como Westinghouse y ABB Combustion Engineering Systems, que no han vendido una sola central en Estados Unidos en los ¨²ltimos 24 a?os, el mercado chino supone, seg¨²n sus c¨¢lculos, un fabuloso negocio que puede alcanzar los 60.000 millones de d¨®lares (nueve millones de pesetas).
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