El grito argentino
AL RENOVAR la mitad de la C¨¢mara legislativa, los argentinos han lanzado una advertencia al Gobierno: el ajuste econ¨®mico no se puede hacer sin un colch¨®nsocial que amortig¨¹e los efectos m¨¢s dolorosos del mismo. Esta voz se eleva ahora tambi¨¦n en otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, donde los planes de rigor econ¨®mico en los sectores p¨²blico y privado conllevan mayores tasas de crecimiento, pero tambi¨¦n formidables y crecientes desigualdades sociales. Como en Argentina, donde se han generado nuevas bolsas de pobreza en el interior del pa¨ªs y en el muy poblado casco urbano de Buenos Aires. Los resultados de las elecciones del domingo trastocan los planes del peronismo: tendr¨¢ que rectificar no s¨®lo su pol¨ªtica y su mensaje, sino tambi¨¦n sus candidaturas potenciales ante las elecciones presidenciales de 1999.El Partido Justicialista ha perdido la mayor¨ªa absoluta en la C¨¢mara baja, el qu¨®rum propio, como eufem¨ªsticamente la llaman para indicar que no es necesario contar con la oposici¨®n. Los peronistas de Carlos Menem han quedado a 10 esca?os de esa mayor¨ªa y tan s¨®lo ocho por encima de la Alianza, integrada por la Uni¨®n C¨ªvica Radical (UCR), de tendencia socialdem¨®crata, y la coalici¨®n de centro-izquierda Frepaso (Frente Pa¨ªs Solidario). El Gobierno d¨¦ Menem tendr¨¢ que pactar con los partidos menores para sacar adelante su programa legislativo.
La derrota peronista y la victoria de la Alianza han sido superiores a lo esperado. Especialmente, el efecto psicol¨®gico de la gran victoria de la Alianza en la capital y en la provincia de Buenos Aires -feudo tradicional del peronismo- eclipsa otros resultados m¨¢s igualados en el interior del pa¨ªs. Surge con una estela ascendente la candidata opositora Graciela Fern¨¢ndez Meijide, vencedora en la provincia central y que, junto a la bandera de la socialdemocracia y de la cohesi¨®n social, ha enarbolado la de los derechos humanos y de los desaparecidos, una cuesti¨®n que sigue viva en Argentina. Frente a Fern¨¢ndez Meijide, la gran derrotada ha sido la peronista Hilda Chiche Duhalde, cuyo rev¨¦s merma considerablemente las posibilidades presidenciales de su marido, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde. ?ste, al que algunos consideraban intocable y delf¨ªn (aunque rival) de Menem, es el otro gran derrotado en estas elecciones. Constitucionalmente, Menem no puede presentarse de nuevo, por tercera vez consecutiva, a la elecci¨®n de jefe del Estado. A este respecto, las elecciones del domingo han venido a ser tambi¨¦n unas primarias. En ambos bandos, la lucha por la candidatura presidencial va a resultar ardua.
La Alianza le ha ganado votos directamente al peronismo, votos de los nuevos pobres que desertan del partido de Menem. Esto es lo que constituye una lecci¨®n para el conjunto de Am¨¦rica Latina. Los argentinos han aceptado el ajuste econ¨®mico de Menem, que les ha sacado de la pesadilla de la hiperinflaci¨®n y les ha permitido retomar la senda del crecimiento. Pero la estabilidad econ¨®mica es algo asumido ya por todos y que no beneficia al partido en el poder. Lo que ahora est¨¢ en discusi¨®n es el coste social de este ajuste, que ha duplicado (hasta m¨¢s de un 16%) la tasa de paro entre 1989 y 1997, en un pa¨ªs en que la mayor parte de los parados carecen de protecci¨®n social. Argentina ha lanzado un grito de alarma que deber¨ªa ser escuchado en otras partes de Am¨¦rica.
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