Jiang Zemin encaja las cr¨ªticas a su pol¨ªtica mientras cautiva a los empresarios de EE UU
Jiang Zemin sigui¨® ayer recibiendo broncas en Washington por la falta de libertades pol¨ªticas y religiosas en China, y encaj¨¢ndolas con una sonrisa de esfinge. Durante la visita del presidente chino al Capitolio, los congresistas tomaron el testigo dejado por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, y asaetearon a Jiang con cr¨ªticas a la violaciones chinas de los derechos humanos. Los congresistas, no obstante, estuvieron de acuerdo con lo decidido por Clinton y Jiang: China y EE UU, pese a sus diferencias, tienen muchos terrenos que explorar conjuntamente.
Antes de abandonar Washington ayer en direcci¨®n a Filadelfia, cuna de la independencia norteamericana, donde tambi¨¦n le esperaban manifestaciones callejeras de protesta, Jiang pronunci¨® un discurso ante la Asia Society -un grupo privado que fomenta la mejor¨ªa de relaciones entre EE UU y pa¨ªses del Pac¨ªfico-. En respuesta a las cr¨ªticas, el presidente chino manifest¨® que tiene la determinaci¨®n de "aumentar la democracia... y convertir a China en un pa¨ªs socialista regido por la ley".Anteriormente hab¨ªa desayunado en el Congreso, donde Trent Lott, jefe de la mayor¨ªa republicana en el Senado, le dijo lo mismo que Clinton el mi¨¦rcoles: EE UU aplaude las reformas econ¨®micas de China, pero lamenta la ausencia de libertades pol¨ªticas.
"Creemos", le dijo Lott a Jiang, "que todos los hombres y mujeres deben ser capaces de vivir, trabajar y hablar con libertad y sin interferencias gubemamentales". Acto seguido, Newt Gingrich, presidente republicano de la C¨¢mara de Representantes, le espet¨® al l¨ªder chino: "No puede haber libertad econ¨®mica sin libertad pol¨ªtica y no puede haber libertad pol¨ªtica sin libertad religiosa".
El d¨ªa anterior, Jiang hab¨ªa escuchado discursos. semejantes en boca de Clinton tanto en su entrevista en la Casa Blanca como en la rueda de prensa conjunta que clausur¨® la primera cumbre celebrada en Washington en 12 a?os por los dos ¨²nicos pa¨ªses que terminan el siglo XX con la condici¨®n de grandes potencias. Con una franqueza y una contundencia que nadie esperaba y que han recibido el aplauso mayoritario de los norteamericanos, Clinton dijo, entre otras cosas, que, en materia de democracia, China est¨¢ "en el lado equivocado de la historia". Pese a ello, Clinton tuvo la suficiente mano izquierda como para que Jiang terminara diciendo: "Ya somos viejos amigos".
Los congresistas se mostraron ayer m¨¢s esc¨¦pticos que el presidente respecto al compromiso chino de no facilitar material nuclear a pa¨ªses como Ir¨¢n y Pakist¨¢n. Ese compromiso permiti¨® a Bill Clinton anunciar el mi¨¦rcoles que levanta su veto a la venta de productos nucleares por parte de empresas norteamericanas a China.
La decisi¨®n fue saludada con entusiasmo por las empresas Westinghouse, General Electric y ABB, que calculan que el sector energ¨¦tico chino supone una cifra anual de negocios de 2.000 millones de d¨®lares (alrededor de 290.00 0 millones de pesetas) durante varias d¨¦cadas. Tambi¨¦n ayer, Boeing firm¨® un contrato de venta a China de 50 aviones por un valor de 3.000 millones de d¨®lares.
Frente a los ataques, Jiang reacciona con ins¨®lita calma, reitera que la represi¨®n de la disidencia y del budismo tibetano son "asuntos internos" chinos y proclama que, pese a sus desacuerdos, Washington y Pek¨ªn pueden y deben sentar las bases de una cooperaci¨®n constructiva en materia econ¨®mica y de seguridad. Sus anfitriones est¨¢n de acuerdo en lo ¨²ltimo. El mercado chino despierta los apetitos de las empresas de EE UU y la Casa Blanca quiere contar con el gigante asi¨¢tico para garantizar la estabilidad en el Pac¨ªfico.
La cena del mi¨¦rcoles por la noche en la Casa Blanca resumi¨® el esp¨ªritu de esta cumbre: las dos partes son conscientes de la importancia estrat¨¦gica que para cada una y para el conjunto del mundo tiene la mejora de sus relaciones, pero tambi¨¦n saben que est¨¢n separadas por profundas diferencias. "Con esta cumbre", dijo Clinton en el brindis oficial, "hemos comenzado a trabajar juntos". "En su calidad de grandes naciones", replic¨® Jiang, "China y EE UU tienen una gran responsabilidad en el futuro del mundo".
Doscientas personas -entre ellas los presidentes de empresas como Disney, Kodak, Boeing, Xerox, Time Warner, Motorola, Pepsi, Bell Atlantic, General Electric, Dreamworks, The Wall Street Journal, IBM y AT&T- cenaron en la Casa Blanca langosta fr¨ªa y ternera de Oreg¨®n con pirnienta antes de escuchar piezas de Leonard Bernstein interpretadas por la Orquesta Sinf¨®nica Nacional.
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