?Censura franquista?
He le¨ªdo con asombro la carta de do?a Mar¨ªa Teresa Mog¨ªn Barqu¨ªn, directora general del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, en la que, con el pretexto de combatir los prejuicios y la discriminaci¨®n que sufren los gitanos, promueve nada menos que la censura previa por parte de su ministerio, para maquillar las noticias en que aparecieran involucrados miembros de este colectivo, y que, seg¨²n sus palabras, pudieran resultar en menoscabo para su integraci¨®n social.Con esta actitud, se pone en duda la inteligencia de los lectores de EL PAIS, que s¨®lo por el hecho de comprar un peri¨®dico demostramos tener un m¨ªnimo de cultura y, por tanto, podemos entender, generalmente, lo que en ¨¦l se escribe, sin necesidad de que tengan que darnos una "papilla intelectual", preparada por unos bur¨®cratas que se creen en posesi¨®n de la verdad, y que se permiten decirnos: "Lejos de nosotros la funesta man¨ªa de pensar que los gitanos se relacionan con la droga, o con conductas penadas legalmente", pues seg¨²n esta se?ora, esas cosas no ocurren m¨¢s que en nuestra imaginaci¨®n, lo cual es falso, porque en todos los colectivos humanos existen los indeseables, y los gitanos no pueden ser una excepci¨®n, por m¨¢s que le moleste a dicha se?ora la realidad.
Se dice que "el camino del infierno est¨¢ empedrado de buenas intenciones" y si en este caso se cede a su pretensi¨®n, por tratarse de "una buena, causa", ser¨ªa como abrir un agujero en un dique, porque m¨¢s adelante, surgir¨ªa otra minor¨ªa ofendida exigiendo el mismo trato, y as¨ª sucesivamente, con lo cual, al cabo de poco tiempo, tendr¨ªamos otra vez la censura en funcionamiento.
Por ¨²ltimo, ?se imaginan a un funcionario norteamericano escribiendo al Washington Post, por ejemplo, indicando que "ser¨ªa deseable no rese?ar nunca la raza, etnia, nacionalidad u otra circunstancia que pueda afectar a determinados colectivos", como dice textualmente en su carta? Si alguno lo hiciera, ser¨ªa el hazmerre¨ªr de toda la prensa estadounidense, y le recordar¨ªan las palabras de Thomas Jefferson, quien afirmaba que antes preferir¨ªa que no hubiese partidos pol¨ªticos en su pa¨ªs, a que no hubiese libertad de prensa, que es una de las ra¨ªces de la democracia. Y el d¨ªa en que un simple funcionario p¨²blico se arrogue el derecho a imponer lo que los peri¨®dicos puedan o no puedan escribir, los d¨ªas de la prensa libre estar¨¢n contados y tambi¨¦n los de la democracia.-
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