La Salida del t¨²nel
Ya queda un juicio menos para que el partido socialista -pieza fundamental de nuestro sistema democr¨¢tico- salga por fin del largo t¨²nel en el que un ejercicio equivocado, y en algunos casos delictivo, del poder lo meti¨® hace una quincena de a?os. No constituye ning¨²n consuelo para sus votantes insistir en el hecho de que todos los partidos pol¨ªticos compartieron en mayor o menor medida ese tipo de fechor¨ªas. Tampoco es motivo para frotarse las manos que el Partido Popular, ahora en el Gobierno, reincida a conciencia en los peores usos que del poder hicieron los socialistas. Porque lo cierto es que quienes votaron al PSOE lo hicieron en la confianza de que sus modos de hacer pol¨ªtica ser¨ªan, diferentes a los que, tradicionalmente han caracterizado a los partidos de la derecha espa?ola. Argumentar que todos hacen lo mismo es el peor favor que pueden hacerse los socialistas.Si, por tanto, algo puede diferenciar en el inmediato futuro a la izquierda de la derecha ser¨¢ la capacidad de superar ese reciente pasado en que la pol¨ªtica y los pol¨ªticos, por ser y parecer lo mismo, han ca¨ªdo verticalmente en la estima de los ciudadanos. Cuando acaben todos los juicios y se pronuncien todas las sentencias, el PSOE no ser¨¢ evaluado pol¨ªticamente por su pasado sino por su capacidad de enfrentarse con el futuro. Ha sido caracter¨ªstico de la pol¨ªtica de izquierda su atenci¨®n al porvenir, su agilidad para percibir nuevas corrientes de pensamiento y acci¨®n, su disposici¨®n a anticipar lo a¨²n desconocido antes que a conservar lo recibido. Cuando la pol¨ªtica era tambi¨¦n efusi¨®n comunicativa, izquierda era sin¨®nimo del riesgo inherente a la renovaci¨®n, a no dejarse atrapar por la opacidad del presente.
Agarrotado por el c¨²mulo de errores y delitos de los que ha tenido que dar cuenta ante los tribunales, el PSOE hab¨ªa perdido esa capacidad de anticipaci¨®n que identifica a cualquier pol¨ªtica de izquierda. Llevamos a?os sin o¨ªr de los socialistas nada que se?ale caminos para abordar los problemas de nuestro tiempo. A medida que los textos de sus resoluciones se hac¨ªan m¨¢s largos, se volv¨ªan tambi¨¦n m¨¢s aburridos y burocr¨¢ticos. Por eso, la escueta y directa declaraci¨®n con la que ha recibido la sentencia del caso Filesa permite atisbar un principio de reencuentro con la sociedad: el PSOE pide por fin excusas en un documento oficial. Bien est¨¢, aunque mejor hubiera sido que un organismo de m¨¢s alto rango, el comit¨¦ federal, por ejemplo, lo hubiera hecho hace, ya varios a?os. Pero, bueno, que comiencen a reconocer que los hechos al menos sucedieron quiz¨¢ permita a un sector de sus pasados electores aceptar la petici¨®n de excusas y renovar su confianza.
No ser¨¢ sin embargo un camino de rosas la incipiente salida del t¨²nel. Para empezar, los viejos modos persisten cuando la misma ejecutiva del PSOE que pide excusas, al acatar como no le queda otro remedio el fallo del Tribunal Supremo, reincide en la especie, que ya se encargan de propalar los enemigos de la democracia, de que la justicia no es igual para todos. Adem¨¢s, sea por temor a ahondar las grietas que se perciben desde la calle en el otrora compacto edificio socialista, sea porque el esp¨ªritu de cuerpo y la mirada hacia dentro siguen predominando sobre las exigencias de reencontrar a sus electores, lo cierto es que al final acaban por prevalecer las voces de quienes no han aprendido nada y est¨¢n dispuestos a seguir enmerd¨¢ndolo todo.
Reconocer que se han violado las reglas de juego por ellos mismos establecidas es el contenido pol¨ªtico m¨ªnimo de la excusa solicitada por la ejecutiva socialista y una condici¨®n imprescindible del reencuentro con sus desmoralizados votantes. No tiene sentido, pues, que se alcen voces descalificando al Tribunal Supremo por haber montado un juicio pol¨ªtico. Una cosa o la otra, pero las dos a la vez no puede ser: o el PSOE silencia a quienes le han metido, en este enredo o ser¨¢ incapaz de afrontar el futuro libre del fardo del pasado.
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