Pureza
Llama una se?ora a la charla de la SER (A vivir, que son dos d¨ªas, s¨¢bados por la ma?ana, cadena SER: Fernando Delgado), donde hablo, y dice que los pol¨ªticos no est¨¢n tan corruptos, y no se puede generalizar: y que la mala opini¨®n que se tiene sobre ellos se debe a los periodistas: generaliza. Llama un se?or y me dice que no puedo defender la publicaci¨®n de temas sin conocerlos totalmente: cuando quiero contestar, habla sobre mi voz y no me deja. No puedo decir que los periodistas, como los pol¨ªticos, son unos peores que otros y que tampoco se puede generalizar. No puedo decir que el asunto del despilfarro en la Expo de Sevilla no est¨¢ solo en un informe del Tribunal de Cuentas, sino en que ese despilfarro lo sab¨ªamos desde 1992, o antes; no puedo contestar que me negu¨¦ a visitar la Expo porque no acept¨¦ nunca esa otra corrupci¨®n del exceso de gastos.Como me pas¨® con la primera y con la segunda boda: ni en televisi¨®n las quise ver. Me he confirmado en las im¨¢genes de los peri¨®dicos, y en repeticiones en las emisoras de algunas escenas rodadas por Pilar Mir¨® que me parecieron m¨¢s creaci¨®n suya que de la realidad. En todos esos casos no me ha preocupado tanto la cuesti¨®n pol¨ªtica, mon¨¢rquica o republicana, socialista o derechista, sino la consideraci¨®n del despilfarr¨®, del gasto inmenso en un pa¨ªs que de verdad es pobre: precisamente por ello ha podido haber una alteraci¨®n de contabilidades o alg¨²n salto de cifras para que no pareciera que hubo p¨¦rdidas. He conocido sueldos, dietas, pagos, que me han parecido muy excesivos con relaci¨®n a la calidad real de las personas que los disfrutaron y a la cantidad de trabajo que desarrollaban. El nuestro consiste. principalmente en decirlo, aun antes de que haya pruebas jur¨ªdicas: el periodismo hace otras investigaciones, tiene sus fuentes, y cree que debe exponerlo. Repito que hay unos periodistas que inventan o calumnian, y otros que no. Entre unos y otros puede haber la diferencia que hay entre fiscales y defensores: los lectores, jurado, corrigen, separan a unos de otros. Y a?aden su preferencia pol¨ªtica a lo que se dice. Todo est¨¢ tan lejos de la pureza como cerca de la realidad. Un signo de este siglo ha sido el descubrimiento de que la pureza en estas y otras materias aparece s¨®lo en estado de deseo.
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