El desembarco de los desesperados
La Marina italiana intercepta un buque con cerca de 800 kurdos a bordo que hu¨ªan de Turqu¨ªa
Los puertos del sureste de Italia han sido testigos de decenas de desembarcos apocal¨ªpticos en los ¨²ltimos a?os, pero ninguno como el de la tarde de ayer. Del Hussan, una nave libanesa costrosa y vacilante, de 40 metros de eslora, que atrac¨® en el puerto de Santa Mar¨ªa de Leuca, en Lecce, escoltada por patrulleras de la Marina italiana, descendieron 796 emigrantes. La mayor¨ªa eran hombres, pero tambi¨¦n hab¨ªa ni?os y mujeres, casi todos kurdos que hu¨ªan a la desesperada de Turqu¨ªa.Para muchos de ellos, la traves¨ªa desde el puerto de Estambul ha durado siete d¨ªas y siete noches que han pasado hacinados, sin apenas comida, pero con la esperanza infinita de conquistar un sitio en la sociedad supuestamente desarrollada. Las im¨¢genes del Hussan tomadas por la televisi¨®n italiana podr¨ªan haber salido de la inolvidable Am¨¦rica, Am¨¦rica, de Elia Kazan. Una masa humana compacta dominada por los colores oscuros de la ropa masculina, de los rostros barbudos y morenos. Entre ellos, un centenar largo de ni?os -algunos peque?¨ªsimos, fam¨¦licos, descalzos- aferrados a sus madres, mujeres tocadas con largos pa?uelos de flores, sonrientes a la vista de la tierra prometida.
El barco fue avistado a una milla de la costa italiana, donde previsiblemente pretend¨ªa atracar, aunque dif¨ªcilmente hubiera pasado inadvertido. Italia es tierra de paso hacia Francia y Alemania, los principales pa¨ªses de destino de la di¨¢spora kurda. Dos patrulleras de la Marina italiana interceptaron a la nave libanesa y la obligaron a atracar en el peque?o puerto de Santa Mar¨ªa de Leuca.
Carabineros y miembros de la Guardia de Finanzas intervinieron en la operaci¨®n. Los primeros en subir a la nave contemplaron un paisaje humano sobrecogedor. Un mar de cabezas, piernas y brazos; una inmensa masa humana casi compacta, dado el hacinamiento en el que viajaban los inmigrantes. Hab¨ªa clandestinos por todas partes: en el castillo de proa, en la cubierta, en la bodega y hasta en el puente de mando. "Hasta el ¨²ltimo espacio de la nave", explic¨® una de las primeras personas en subir a bordo, "estaba ocupado, y muchas mujeres llevaban ni?os en brazos. La situaci¨®n era tal que la mayor parte ha hecho el viaje de pie porque no hab¨ªa espacio suficiente para sentarse".
Las primeras declaraciones de los viajeros, traducidas por un int¨¦rprete, despejaron cualquier duda respecto a su procedencia y sus expectativas. Yussuf, uno de los inmigrantes, confes¨® que la mayor¨ªa de los pasajeros del Hussan proced¨ªa del puerto de Estambul. Ninguno de ellos dijo conocer ni al capit¨¢n de la nave ni a ning¨²n miembro de la tripulaci¨®n. "Si hablo, me matan", declar¨® otro hombre, Yamal, que asegur¨® que el barco hab¨ªa recogido tambi¨¦n algunos pasajeros en las islas griegas. Dijo que la angustiosa situaci¨®n del pueblo kurdo en Turqu¨ªa obliga a echar mano de las maf¨ªas que preparan los viajes masivos de clandestinos. Por unas 85.000 pesetas, Yamal y centenares como ¨¦l compran su billete a la libertad. El precio es alto, y las condiciones del viaje, tan inhumanas como las del Hussan.
Las primeras medidas adoptadas ayer por las autoridades italianas fueron estrictamente humanitarias. Los viajeros recibieron las primeras atenciones en dos centros de acogida de la di¨®cesis de Lecce, en las localidades de San Foca y Roca, en Malendugno, a cargo de miembros de C¨¢ritas y de Protecci¨®n Civil. Un beb¨¦ hubo de ser ingresado en el hospital, mientras se distribu¨ªan alimentos y bebidas a los viajeros. La Cruz Roja, la polic¨ªa y voluntarios de organizaciones religiosas procedieron ayer a distribuir a los inmigrantes, intentando no separar a las. familias, por diversos centros de la zona.
A lo largo de este a?o, los desembarcos de inmigrantes kurdos se han sucedido casi ininterrumpidamente en las costas de la Puglia italiana. La mayor parte, seg¨²n explic¨® ayer Ahmet Yaman, representante en Italia del Frente de Liberaci¨®n de Kurdist¨¢n, se dirige a Francia y Alemania. En muchas ocasiones, la fuga ha quedado frustrada con la detenci¨®n de los clandestinos en Italia. El pueblo kurdo, una etnia con su propio idioma, vive disperso entre Turqu¨ªa, Irak e Ir¨¢n.
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