La bi¨®grafa que desnud¨® a los Windsor
El libro de Kitty Kelley, en el Reino Unido, relata la historia de la familia real desde 1917
Tiene un cierto aire de cotilla cuando recorre con la mirada a sus interlocutores, o de pizpireta al sonre¨ªr para las fotos; pero nadie podr¨¢ achacarle a Kitty Kelley que haya sido superficial al abordar su voluminosa biograf¨ªa Los Windsor. Radiograf¨ªa de la familia real brit¨¢nica (1917-1996), publicada en Espa?a por la editorial Plaza y Jan¨¦s. Esta pol¨¦mica escritora e investigadora, nacida en Washington hace 54 a?os, se indigna cuando responde a las acusaciones de que su trabajo no est¨¢ bien fundamentado o de que se basa en rumores, y no en hechos."Mire", contesta, "he dedicado cuatro a?os de mi vida a esta biograf¨ªa, he le¨ªdo m¨¢s de trescientos libros sobre la historia de la monarqu¨ªa brit¨¢nica y he entrevistado a 800 personas, desde arist¨®cratas a conserjes y desde periodistas a altos cargos". Kelley arquea las cejas en un gesto del estilo de "queda claro, ?no?".
La coincidencia entre la tr¨¢gica muerte de Diana de Gales, el 31 de agosto pasado, y la publicaci¨®n del libro -que ya ha vendido un mill¨®n de ejemplares en Estados Unidos y que ha sido prohibido, en el Reino Unido-, a mediados de septiembre, ha hecho aparecer a Kelley como un ave de rapi?a que se ha abalanzado sobre el recuerdo de un famoso cad¨¢ver. Pero la biograf¨ªa estaba contratada y escrita antes, y part¨ªa del indudable inter¨¦s, morbo m¨¢s bien, que la familia Windsor despierta en todo el mundo y de modo concreto en Estados Unidos, que contempla a su antigua metr¨®poli con una mezcla de envidia por los fastos y desprecio por la rancia tradici¨®n.
El debate sobre los l¨ªmites entre la actividad p¨²blica y la vida privada de sus biografiados lo aborda Kitty Kelley desde la premisa de que algunas fronteras no deben traspasarse nunca. "No pago por mis informaciones como hacen otros colegas, nunca utilizo comentarios ni acontecimientos que puedan afectar a menores, en este caso a los j¨®venes pr¨ªncipes brit¨¢nicos, ni tampoco doy el m¨¢s m¨ªnimo cr¨¦dito a esos personajes que dicen ser hijos ileg¨ªtimos de fulano o de mengano".
No obstante, sus biograf¨ªas sobre personajes como Nancy Reagan, Frank Sinatra, Jackie Kennedy o Elizabeth Taylor levantaron ampollas entre los retratados, y la escritora fue acusada de inventarse historias sin confirmar. Pero Kelley reta al periodista a que le cite alg¨²n medio prestigioso que haya puesto en la picota su trabajo, y cuando se le nombra el semanario Newsweek replica: "No me dir¨¢ usted que esa revista que manipula la informaci¨®n es un. medio serio". "En cualquier caso", a?ade la escritora, "escribo sobre gente viva que tiene mucho poder y, por tanto, muchas posibilidades para defenderse".
Adjetivos como fr¨ªos, aburridos o sinverg¨¹enzas saltan a los labios de Kelley para definir a los Windsor, pero la bi¨®grafa destaca que la mayor sorpresa de su investigaci¨®n fue comprobar el antisemitismo y el racismo de muchos miembros de la familia real brit¨¢nica. En cambio, la afici¨®n de los Windsor por el sexo no parece que haya asombrado a su bi¨®grafa. "Les encanta el sexo en todas partes: en los jardines, en las caballerizas, en el yate Britania. Quiz¨¢ tienen poco trabajo y por eso est¨¢n obsesionados con el sexo". Pero, lejos de una actitud pacata, Kelley se?ala: "Me parece perfecto que cada uno haga lo que quiera, pero los Windsor pretenden aparecer como ejemplares, dar lecciones a sus s¨²bditos sobre buenas costumbres, y claro est¨¢ que practican una doble moral. Su divisa parece ser 'hagan ustedes lo que yo digo pero no hagan lo que yo hago'. La familia real brit¨¢nica es lo contrario de la nobleza, de la solidaridad o de la honestidad".
Est¨¢ segura de que el pr¨ªncipe Carlos reinar¨¢ alg¨²n d¨ªa
porque, de lo contrario, pondr¨ªa en crisis toda la instituci¨®n"-, y califica al Gobierno laborista y al primer ministro, Tony Blair, como "los aut¨¦nticos salvadores de la monarqu¨ªa". "Por primera vez en mucho tiempo", comenta, "un jefe de Gobierno es m¨¢s popular que la familia real, y eso se ha notado m¨¢s tras la muerte de Diana. El pueblo brit¨¢nico se sinti¨® desolado, porque nadie de los Windsor puede suplirla".
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